Marc Recha estrenó mundialmente en Gijón "La vida lliure"
- por © Mireia Quintana (Gijón)-NOTICINE.com
Pese a que aspiró a estar en Cannes, festival muy vinculado a su carrera, donde finalmente no fue seleccionada, "La vida libre / La vida lliure", nueva película del cineasta catalán Marc Recha, sí ha visto la luz en otro festival, el de Gijón, donde el pasado fin de semana se vio por primera vez. En rueda de prensa, el realizador, acompañado del actor mallorquín Miquel Gelabert, y de la actriz Núria Prims, respondió a las preguntas de los medios en una sala en la que también se encontraban los niños protagonistas de la cinta, Mariona Gomila y Macià Arguimbau.
El film, que compite con otros 14 títulos en la Sección Oficial, muestra un enfrentamiento entre los anhelos de libertad y la lucha por sobrevivir en un lugar y una época muy complicados, Menorca en 1918. Tina y Biel, dos hermanos que viven con su tío en la isla, descubren un tesoro e intentan utilizarlo para poder viajar a Argel, donde vive y trabaja su madre. Para conseguir su sueño piden ayuda a Rom (Sergi López), un hombre que vive solo en una caseta de pescadores a la orilla del mar y que no rinde cuentas a nadie.
El rodaje de la cinta tuvo lugar en Menorca entre octubre y noviembre del año pasado durante sólo 15 días. "Si hablas de Menorca hablas de la tierra, del viento, del paisaje, de la gente, de los payeses, que están muy arraigados, pero también de la inmigración. Con las hambrunas que hubo en la época, mucha gente durante un periodo de casi cien años, emigró a Argelia. Decidimos situar la película en octubre de 1918 porque fue cuando llegó la gripe a las islas", cuenta el director. En cuanto al poco tiempo que dedicaron a rodar la película, Recha añade que tuvieron que planificar muy bien el rodaje: "Una película que en los estándares de la industria se tardaría aproximadamente 8 semanas en rodar, nosotros la hicimos en 15 o 16 días y fue una locura".
A través de la mirada de la niña, el espectador va conociendo la historia. El director explica que su intención era mostrar con imágenes lo que no se puede decir con palabras: "Filmar lo intangible, lo que aparentemente no se ve, es muy difícil, pero quizá a través de la sutilidad, del lenguaje no verbal, del gesto, de la mirada, del mensaje y de los sonidos podemos llegar a construir un todo que nace de un trabajo de observación sobre lo que hay a nuestro alrededor".
Miquel Gelabert confiesa que le pareció difícil afrontar una película en la que muchas cosas se cuentan con imágenes: "Las cosas no son, van siendo. En una película como esta, en la que el director el primer día te dice, vamos a explicar lo intangible, dices pero, ¿y esto en el guion dónde sale? Como actor necesitas mucha concentración y creer en `Dios´ (refiriéndose a Recha). Saber que lo que él te pide, te lo pide para algo. Aunque tú te sientas ridículo, no te tienes que juzgar porque después aparecen los silencios, los tiempos, los vientos, las vacas, el hambre… y todo eso, que no lo dices tú, y prácticamente tampoco lo dice el guion, acaba teniendo sentido y el resultado final se crea".
El proceso de casting para elegir a los niños no fue fácil. "Hubo un trabajo de rastreo a nivel radial de la isla. Nos interesaba preservar el acento, del habla del norte de Menorca. Apareció primero Macià y como no encontrábamos a Tina, abrimos un poco el radio. Ahí fue cuando apareció Mariona", explica Recha.
Nuria Prims, que además de interpretar a uno de los personajes, ayudó a los pequeños en el rodaje, afirma que trabajar con los niños fue un trabajo duro que ha merecido la pena: "En el proceso del casting ya se puso el hilo en la aguja. Se supo escoger a Mariona y a Macià que no tienen ninguna experiencia, pero tienen una sensibilidad y un magnetismo especial para la cámara. Hemos intentado que cuando no estaban rodando estuvieran descansados, que como dice el título de la película, `La vida lliure´, jugaran y brincaran. Ha sido un trabajo muy de encaje de bolillos pero yo creo que al final enamoran los dos con sus miradas".
Recha cree que es importante componer equipos de trabajo en los que haya gente con experiencia y también personas que empiezan: "Me parece muy interesante llegar a esa mezcla de gente que tiene muchas horas de vuelo con los que por primera vez están trabajando porque es un juego de espejos, de aprendizaje mutuo y de información que viene y va. Hacer esta mezcla de equipos de gente experimentada con gente que no lo es tanto, tiene un punto de frescura y de autenticidad y entre unos y otros nos ayudamos".
En cuanto al estreno mundial de su cinta en el festival, el realizador añade que: "Después de tres décadas haciendo películas, me parece más interesante estar aquí que estar en otro lugar. A veces la velocidad es vertiginosa y prefieres estar en lugares en los que te sientes más arropado. En el fondo uno hace cine justamente para no tener que hablar de él. Las películas son del espectador y para el espectador".
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El film, que compite con otros 14 títulos en la Sección Oficial, muestra un enfrentamiento entre los anhelos de libertad y la lucha por sobrevivir en un lugar y una época muy complicados, Menorca en 1918. Tina y Biel, dos hermanos que viven con su tío en la isla, descubren un tesoro e intentan utilizarlo para poder viajar a Argel, donde vive y trabaja su madre. Para conseguir su sueño piden ayuda a Rom (Sergi López), un hombre que vive solo en una caseta de pescadores a la orilla del mar y que no rinde cuentas a nadie.
El rodaje de la cinta tuvo lugar en Menorca entre octubre y noviembre del año pasado durante sólo 15 días. "Si hablas de Menorca hablas de la tierra, del viento, del paisaje, de la gente, de los payeses, que están muy arraigados, pero también de la inmigración. Con las hambrunas que hubo en la época, mucha gente durante un periodo de casi cien años, emigró a Argelia. Decidimos situar la película en octubre de 1918 porque fue cuando llegó la gripe a las islas", cuenta el director. En cuanto al poco tiempo que dedicaron a rodar la película, Recha añade que tuvieron que planificar muy bien el rodaje: "Una película que en los estándares de la industria se tardaría aproximadamente 8 semanas en rodar, nosotros la hicimos en 15 o 16 días y fue una locura".
A través de la mirada de la niña, el espectador va conociendo la historia. El director explica que su intención era mostrar con imágenes lo que no se puede decir con palabras: "Filmar lo intangible, lo que aparentemente no se ve, es muy difícil, pero quizá a través de la sutilidad, del lenguaje no verbal, del gesto, de la mirada, del mensaje y de los sonidos podemos llegar a construir un todo que nace de un trabajo de observación sobre lo que hay a nuestro alrededor".
Miquel Gelabert confiesa que le pareció difícil afrontar una película en la que muchas cosas se cuentan con imágenes: "Las cosas no son, van siendo. En una película como esta, en la que el director el primer día te dice, vamos a explicar lo intangible, dices pero, ¿y esto en el guion dónde sale? Como actor necesitas mucha concentración y creer en `Dios´ (refiriéndose a Recha). Saber que lo que él te pide, te lo pide para algo. Aunque tú te sientas ridículo, no te tienes que juzgar porque después aparecen los silencios, los tiempos, los vientos, las vacas, el hambre… y todo eso, que no lo dices tú, y prácticamente tampoco lo dice el guion, acaba teniendo sentido y el resultado final se crea".
El proceso de casting para elegir a los niños no fue fácil. "Hubo un trabajo de rastreo a nivel radial de la isla. Nos interesaba preservar el acento, del habla del norte de Menorca. Apareció primero Macià y como no encontrábamos a Tina, abrimos un poco el radio. Ahí fue cuando apareció Mariona", explica Recha.
Nuria Prims, que además de interpretar a uno de los personajes, ayudó a los pequeños en el rodaje, afirma que trabajar con los niños fue un trabajo duro que ha merecido la pena: "En el proceso del casting ya se puso el hilo en la aguja. Se supo escoger a Mariona y a Macià que no tienen ninguna experiencia, pero tienen una sensibilidad y un magnetismo especial para la cámara. Hemos intentado que cuando no estaban rodando estuvieran descansados, que como dice el título de la película, `La vida lliure´, jugaran y brincaran. Ha sido un trabajo muy de encaje de bolillos pero yo creo que al final enamoran los dos con sus miradas".
Recha cree que es importante componer equipos de trabajo en los que haya gente con experiencia y también personas que empiezan: "Me parece muy interesante llegar a esa mezcla de gente que tiene muchas horas de vuelo con los que por primera vez están trabajando porque es un juego de espejos, de aprendizaje mutuo y de información que viene y va. Hacer esta mezcla de equipos de gente experimentada con gente que no lo es tanto, tiene un punto de frescura y de autenticidad y entre unos y otros nos ayudamos".
En cuanto al estreno mundial de su cinta en el festival, el realizador añade que: "Después de tres décadas haciendo películas, me parece más interesante estar aquí que estar en otro lugar. A veces la velocidad es vertiginosa y prefieres estar en lugares en los que te sientes más arropado. En el fondo uno hace cine justamente para no tener que hablar de él. Las películas son del espectador y para el espectador".
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