Ciclo en la Cinemateca cubana: Alemanias, otro año cero
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
28-VI-05
La pugna entre las dos Alemanias, aún después de la reunificación, es tema común de los films agrupados en la Semana de cine de ese país que bajo el subtítulo "Una selección representativa de lo mejor de la última década", puede apreciarse en la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba desde el 24 hasta el 30.
De modo que, la última semana de este cálido mes, significa una cita con esta parcela de buen cine europeo de los 90 por cuanto estamos viendo, en realidad, algo de lo (mucho y excelente) facturado en el Berlín post-muro. Y ya lo apuntaba: el conflicto entre la sociedad socialista desaparecida y el capitalismo salvaje que gana terreno (no sólo físico) en el nuevo, ampliado espacio, es verdadera recurrencia en las cintas facturadas a partir, justamente, de haberse instaurado el nuevo orden social.
Por lo menos tres de las siete películas seleccionadas en esta muestra abordan el tema: "Luces", que iba de première (por falta de fluído eléctrico cerrará el jueves 30), "Berlín está en Alemania" y la muy popular, no por vista menos esperada y respaldada "Good Bye, Lenin!".
"Berlín..."(2001) es una cinta de Hannes Stöhr que recibió el premio de la crítica germana y el del público en la sección Panorama del Festival de Berlín. Basada en un hecho real (la salida de un preso de la cárcel once años después de haber sido juzgado por una muerte accidental: entró en plena RDA y sale en una Alemania unida y plenamente capitalista), la cinta mantiene su interés hasta el simbólico y cíclico desenlance.
Lo mejor de la misma, a mi juicio, es el tono eficazmente resuelto entre comedia y tragedia: los conflictos del personaje para reinsertarse en un mundo que le es absolutamente ajeno (desde su antigua familia a lo laboral y social) son resueltos admirablemente por el director, quien se apoya en un elenco de primera, comenzando por el protagonista, que asume admirablemente el actor Jorg Schutauf.
Pero si esta vez el acento se inclina a los prejuicios y la deshumanización del nuevo (o renovado) sistema que lo abarca todo con una crueldad temible, el interés mayor de Wolfgan Becker en su multipremiada "Good Bye, Lenin!" (entre otros, mejor película europea del año 2003) es añorar una RDA utópica, que sólo estuvo en los sueños y esfuerzos de sus mejores hijos, entre ellos la madre protagónica de esta comedia con pespuntes dramáticos, también ejemplar en cuanto la manera de resolver esa dualidad tonal.
Se trata más bien de una farsa, con esa tenacidad del hijo en mantener, para su madre infartada, una apariencia de no cambio verdaderamente delirante, pero las críticas tanto al viejo como al inevitable, nuevo mundo, no ocultan una mirada de nostalgia, hasta de ternura por lo que se fue, y no precisamente ante el anquilosamiento o la falta de perspectivas en que había caído el "socialismo real" (que sí reciben su cuota de afilada crítica) sino en lo positivo que tuvo esa forma de vivir desde ciertas actitudes que deben prevalecer en cualquier sistema sociopolítico.
Otras miradas del cine alemán de los 90 (comentaremos "Luces" en otro momento) se reparten entre la revisión histórica mucho más atrás, tanto como el Holocausto, desde una familia que escapa del mismo instalándose en Kenya ("En algún lugar de Africa"), y el abordaje de aspectos contemporáneos, casi siempre desde la comedia, como el omnipresente enlace erótico ("Kroko", "En julio") o el viaje de provincia a capital ("Después de la cinco a la selva").
"En algún lugar...". de Carolina Link, basada en una novela autobiográfica de Stefanie Zweig, ha sido otra premiadísima: los encontronazos interculturales entre Europa y Africa (que, recordemos, trató desde su punto de vista el continente negro en la reciente muestra africana), o los descubrimientos del mundo por una adolescente, aquí se dan con tintes nada paternalistas ni idealizados y son aspectos que la obra, agraciada con un Oscar al mejor film extranjero, focaliza con pasión y desenfado, mas evitando peligrosas caídas en el melodrama; los lauros que en su país recibiera a la mejores fotografía, dirección y película, no son, por supuesto, nada gratuitos.
Seguiremos hablando de esta Semana de cine alemán, a medida que la misma avance y llegue a su fin.
La pugna entre las dos Alemanias, aún después de la reunificación, es tema común de los films agrupados en la Semana de cine de ese país que bajo el subtítulo "Una selección representativa de lo mejor de la última década", puede apreciarse en la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba desde el 24 hasta el 30.
De modo que, la última semana de este cálido mes, significa una cita con esta parcela de buen cine europeo de los 90 por cuanto estamos viendo, en realidad, algo de lo (mucho y excelente) facturado en el Berlín post-muro. Y ya lo apuntaba: el conflicto entre la sociedad socialista desaparecida y el capitalismo salvaje que gana terreno (no sólo físico) en el nuevo, ampliado espacio, es verdadera recurrencia en las cintas facturadas a partir, justamente, de haberse instaurado el nuevo orden social.
Por lo menos tres de las siete películas seleccionadas en esta muestra abordan el tema: "Luces", que iba de première (por falta de fluído eléctrico cerrará el jueves 30), "Berlín está en Alemania" y la muy popular, no por vista menos esperada y respaldada "Good Bye, Lenin!".
"Berlín..."(2001) es una cinta de Hannes Stöhr que recibió el premio de la crítica germana y el del público en la sección Panorama del Festival de Berlín. Basada en un hecho real (la salida de un preso de la cárcel once años después de haber sido juzgado por una muerte accidental: entró en plena RDA y sale en una Alemania unida y plenamente capitalista), la cinta mantiene su interés hasta el simbólico y cíclico desenlance.
Lo mejor de la misma, a mi juicio, es el tono eficazmente resuelto entre comedia y tragedia: los conflictos del personaje para reinsertarse en un mundo que le es absolutamente ajeno (desde su antigua familia a lo laboral y social) son resueltos admirablemente por el director, quien se apoya en un elenco de primera, comenzando por el protagonista, que asume admirablemente el actor Jorg Schutauf.
Pero si esta vez el acento se inclina a los prejuicios y la deshumanización del nuevo (o renovado) sistema que lo abarca todo con una crueldad temible, el interés mayor de Wolfgan Becker en su multipremiada "Good Bye, Lenin!" (entre otros, mejor película europea del año 2003) es añorar una RDA utópica, que sólo estuvo en los sueños y esfuerzos de sus mejores hijos, entre ellos la madre protagónica de esta comedia con pespuntes dramáticos, también ejemplar en cuanto la manera de resolver esa dualidad tonal.
Se trata más bien de una farsa, con esa tenacidad del hijo en mantener, para su madre infartada, una apariencia de no cambio verdaderamente delirante, pero las críticas tanto al viejo como al inevitable, nuevo mundo, no ocultan una mirada de nostalgia, hasta de ternura por lo que se fue, y no precisamente ante el anquilosamiento o la falta de perspectivas en que había caído el "socialismo real" (que sí reciben su cuota de afilada crítica) sino en lo positivo que tuvo esa forma de vivir desde ciertas actitudes que deben prevalecer en cualquier sistema sociopolítico.
Otras miradas del cine alemán de los 90 (comentaremos "Luces" en otro momento) se reparten entre la revisión histórica mucho más atrás, tanto como el Holocausto, desde una familia que escapa del mismo instalándose en Kenya ("En algún lugar de Africa"), y el abordaje de aspectos contemporáneos, casi siempre desde la comedia, como el omnipresente enlace erótico ("Kroko", "En julio") o el viaje de provincia a capital ("Después de la cinco a la selva").
"En algún lugar...". de Carolina Link, basada en una novela autobiográfica de Stefanie Zweig, ha sido otra premiadísima: los encontronazos interculturales entre Europa y Africa (que, recordemos, trató desde su punto de vista el continente negro en la reciente muestra africana), o los descubrimientos del mundo por una adolescente, aquí se dan con tintes nada paternalistas ni idealizados y son aspectos que la obra, agraciada con un Oscar al mejor film extranjero, focaliza con pasión y desenfado, mas evitando peligrosas caídas en el melodrama; los lauros que en su país recibiera a la mejores fotografía, dirección y película, no son, por supuesto, nada gratuitos.
Seguiremos hablando de esta Semana de cine alemán, a medida que la misma avance y llegue a su fin.