Luces del nuevo cine alemán, a pesar de los apagones en La Habana

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Jünger, en Kroko
Jünger, en Kroko
Potente, en Después de las cinco...Jünger, en Kroko1-VII-05

De la mejor manera cerró el mes en la Cinemateca de Cuba. La bien escogida Semana de cine alemán ("Una selección representativa de lo mejor de la última década") se despidió con la cinta "Luces" (2003), de Hans-Christian Schmid, que los colegas que integraron el jurado de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica tuvieron a bien premiar en el Tercer Encuentro Internacional de Cine Pobre (Gibara 2005).

Un título irónico, pues mucha tiniebla deja en el ánimo esta obra de conflictos Este-Oeste (persistentes tras el muro caído), historias entrelazadas entre refugiados ucranianos que sueñan con un Occidente luminoso, y gente de allí que abre sus manos o las cierran ante los que llegan, o peor: los explotan y humillan. Como escenario, el río Oder, que enlaza una ciudad polaca (Slubice) y otra alemana (Frankfurt).

Por encima de las etnias y las procedencias, Schmid discursa en torno a un problema mucho más global y humano: la traición y la ingratitud, gente que, de un lado u otro, de un estrato y posición social diversas, de este país o aquel, está siempre dispuesta a enterrar el puñal en pro de sus mezquinos intereses, muerden la mano que los alimenta y pagan el bien con el mal.

Nada de maniqueísmo ni blanco y negro, sin embargo, en esta pieza coral. Muy por el contario, el guión resulta bordado: una impecable edición interrelaciona los casos y los devuelve en una puesta en pantalla contundente, que actúa como un puño en la sensibilidad del espectador, lo impulsa a la reflexión y auto revisión, y sirve todo esto mediante una conjugación de sus recursos que no deja margen a la improvisación mínima, mientras ofrece desempeños que prosiguen la tradición actoral de la escuela germana, junto con actores del Este.

Hans-Christian Schmid dirigió también otra película vista en la muestra: "Después de las cinco en la selva" (1995) sobre encontronazos intergeneracionales, mediante dos familias cuyos hijos se escapan a Munich. Un montaje paralelo ensarta situaciones resueltas con ingenio, que denuncian tanto la hipocresía de los mayores como la desvalorización de los jóvenes, aunque deja claro que actitudes negativas o positivas se encuentran en cualquier grupo. El rostro más famoso del cine alemán, una juvenil Franka Potente ("Corre, Lola, corre"), encabeza un reparto de extraordinarias actuaciones.

Menos fortuna corre "Kroko" (2003), de Sylke Enders, también encauzando desajustes sociales de jóvenes, mediante una joven dura, marginal, cuya conducta irresponsable la lleva a trabajar en un asilo de discapacitados. Premio de Plata en la entrega de los premios alemanes de cine, y una candidatura al premio europeo al descubrimiento del año para su director, la obra exhibe excelentes momentos, un desempeño sobresaliente de la actriz protagónica, Franziska Jünger, y una imagen realista de cierto sector de la juventud germana, pero no consigue una narración sostenida, sino plena de escollos e irregularidades.

Sólo "En julio" (1999) del laureado Faith Akin ("Contra la pared") no pudo verse por falta de fluido eléctrico, pero esta semana constituyó un fructífero acercamiento a las indudables luces del nuevo cine alemán, heredero incuestionable del aporte de los maestros Fassbinder, Wenders y Schlöndorff.