Noticine.com

14-IX-05

Del 16 al 22 de este mes, los cinéfilos habaneros podrán entrar en contacto con un ilustre desconocido: el cine egipcio, en una selección que abarca desde 1968 a 1994, mediante siete películas que darán un apretado panorama del mismo, en la sede habitual de estas muestras: la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba, institución que junto al ICAIC y la Embajada de la República Árabe de Egipto entre nosotros, auspician el evento.

En Egipto, después de haber pasado unos primeros tiempos por un cine a base de comedias musicales y melodramas muy influenciados por las formas teatrales, surge a partir de 1939 un cine neorrealista que dura hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces, comienza a hacerse un cine evasivo de baja calidad. En los años 50, irrumpen películas de guerra, cine policíaco, cine folklórico y dramas psicológicos que cuentan con guionistas procedentes de la narrativa, como es el caso de algunas adaptaciones de la obra de N. Mahfuz. En 1952, la mayor parte de la industria es nacionalizada, pero esto apenas afecta al tipo de cine que se venía haciendo. Su industria alcanza entonces, con una producción media de 50 a 60 películas al año, el duodécimo lugar en la producción mundial, dominando en Oriente Medio y Norte de Africa. El cine egipcio produce cada año tantas películas como todo el Africa subsahariana en 25 años de producción cinematográfica. Se puede encontrar en él todos los géneros del cine contemporáneo.

De ello da fe esta semana, donde encontramos lo mismo dramas sociales ("El cartero", de 1968; "La visita del presidente", de 1994) que policíacos ("El diario de un fiscal rural", de 1968 ) o cine político ("El imperio de Satanás", de 1986) y de corte lírico ("El capitán", de fecha no precisada).

La premiére corresponde a una cinta de 1989: "Los sueños de Hind y Camelia", de Mohamed Khan, que dejará oficialmente inaugurada la semana el viernes 16 a las 8:30 p.m. Se trata de una cinta de aventuras que enrola a dos muchachas que fortalecen sus vínculos amistosos al trabajar como criadas; una del interior y viuda, la otra citadina y divorciada, protagonizan numerosas peripecias donde tienen que estar constantemente en guardia contra los hombres, la sociedad, los ricos y sus propios familiares.

De fondo, el mundo exótico de El Cairo, sus costumbres, sus bajos fondos y sus lugares lujosos, grandes contrastes de una sociedad que parece edificarse sobre ellos.
La cinta se deja ver, corre como las aventuras que llenan la trama, si bien está calcada en su estructura (aunque con motivos egipcios) de cualquier cinta hollywoodiense de entonces,: así es también de maniquea, efectista y truquera en sus presupuestos dramáticos y caracterológicos. Tiene, eso sí, notables actuaciones (sobre todo de las féminas protagónicas) y una fotografía matizada.

Ya estaremos comentando sobre este primer encontronazo con ese cine procedente del mismo lugar que viera nacer a Cleopatra y Omar Sharif.