COLABORACIÓN: Hormigas bobas en La Habana

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Hormigas en la boca
Hormigas en la boca
16-IX-05

Por Frank Padrón

La Habana de los 50, con aquella corruptela ambulante, el golpe de Batista y sus crímenes, los contrastes entre un mundo nocturno alucinante (casinos, cabarés...) frente a la pobreza citadina y sobre todo rural, así como la gestación de un soterrado movimiento que al final de la década arrojaría a la dictadura del poder, evidentemente seduce a cineastas de aquí y de allá.

Manuel Herrera acaba de estrenar, como sabemos, "Bailando chachachá"; Jorge Luis Sánchez tiene a punto la cinta sobre Benny Moré (en buena medida ambientada en la época), Róbert Redford dirigió en los 80 su famosa "Havana" y ahora el español Mariano Barroso ("El tiempo de las mariposas") nos entrega "Hormigas en la boca", que sitúa una historia de (des)amor, traición y venganza en esos tiempo y espacio.

Digámoslo de entrada y sin ambages: la película no funciona, y ello se sospecha desde que, quince minutos transcurridos tras los créditos aquello no "arranca", y tal languidez narrativa va envolviendo trama y personajes hasta el final, en que cierta movilidad de tiroteo y acción no puede ya levantar el muerto ni deshacer el entuerto.

No recuerdo hacía mucho una película tan aburrida, tan desnutrida, tan anémica en sus partes y su todo, tan falta de sal y pimienta pese a que los ingredientes argumentales podían haber arrojado lo contrario.

Se ha hablado de deficiencia en el guión y es muy cierto, pero no olvidemos cuánto buen cine se ha erigido sobre novelitas mediocres o libretos nada prometedores, que sin embargo un director con todas las de la ley (llámese Hitchcock, Buñuel o Gutiérrez Alea) han enderezado, aderezado, logrando al menos, dignos resultados.

Aquí hay que hablar, sobre todo , de una pedestre dirección. Mariano Barroso ha ofrecido muestras, sin embargo, de saber tomar mejor el timonel y conducir el barco por otros mares, si bien su aún breve obra está ya signada por la irregularidad: "Extasis" resultaba indudablemente una historia atractiva notablemente puesta en pantalla, "Los lobos de Washington", cine negro que se "trababa" a veces, que dejaba ciertos cabos sueltos y no redondeaba bien todos los qués y por qués , pero ofrecía una intriga disfrutable hasta el final; "El tiempo de las mariposas", respetable cine político que no se ahorraba ciertos lugares comunes, pero llevaba a buen puerto la historia de las dominicanas hermanas Mirabal con la dictadura de Trujillo como fondo y causa.

Pero esta vez Barroso aparece cual inmaduro y titubeante primerizo que no supiera mínimamente cómo accionar la cámara, cómo enlazar varias situaciones y subtramas, como dar un seguimiento coherente e interesante a la anécdota principal, cómo dotar las acciones de sus personajes de una dosis al menos de verosimilitud y cómo aplicar consistencia a esos caracteres, por mucho esfuerzo que hagan sus protagónicos (el catalán Eduard Fernández, Ariadna Gil) o los cubanos Jorge Perugorría, Isabel Santos, Manuel Porto, Samuel Claxton y Néstor Jiménez en muy bien interpretados secundarios, por muy redonda que haya quedado la Habana de los cincuenta en un riguroso trabajo de reconstrucción y ambientación, por muy escrutadora y preciosista que se nos revele la fotografía y por mucho que la edición intente aplicar cierta organicidad a la dispersa e incoherente trama.

Cuando el capitán del barco no conduce bien, la nave se va a pique, y el naufragio de "Hormigas en la boca" es peor que el del Titanic.