Asia contemporánea en La Habana

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
La ducha
La ducha
Tren de la poesíaLa ducha14-X-05

Uno de esos buenos ciclos que con tanta frecuencia pueden apreciarse en la sala Chaplin de la Cinemateca, nació como un saludo a Cine Plaza 2005, pero como ese evento “saludado”, resulta cada año (y esta fue su 22 edición ), más despersonalizado y ajeno a los intereses del público, el ciclo de marras debe saludarse en sí mismo, porque de entrada no necesitaba ningún pretexto para echar a andar, como otros tantos que allí mensualmente nos actualizan o retroalimentan (a veces ambas cosas) sobre lo más importante del cine universal. Este, “Grandes directores contemporáneos del Asia Suroriental”, nos está dando la oportunidad de acercarnos a valiosos nombres de esa región...cada vez que los “apagones”, bastante disminuidos en los últimos tiempos (y ahora renovados por no sé que nueva ruptura) lo permiten.

Del japonés Takeshi Kitano, por ejemplo, vimos la notable “Zatoichi” (2003), sobrestimada a mi juicio (con varios premios en Marrakech, Toronto, Venecia...) pero, de cualquier manera, interesante en su diseño de personajes, su reconstrucción de época y ambiente y actuaciones (el director encarna también el protagonista), con un singular bailable en las escenas finales. En Cuba fue muy popular en los años 70 la zaga del masajista Ichi en versión china, con Shintaro Katsu como intérprete, era mucho más ingenua y hasta banal, aunque ésta me resultó un tanto plana en su diégesis.

Del célebre hongkonés Johnnie To Kei Fung (asistido esta vez en la dirección por Ka-Fai Wai) vimos, inaugurando oficialmente el ciclo, “Asesino a tiempo completo”: dos asesinos se enfrentan, se (des)encuentran y una mujer, que hace la limpieza de uno de ellos, comienza a ver a ambos. Duelos no sólo literales, sino de caracteres, indagación en las complejas sicopatías de los personajes, la obra se torna un tanto dispersa y cargada de episodios que no siempre se engarzan coherentemente, pero
aún así resultó sugestiva, atractiva.

Mejor film y mejores efectos visuales en el Festival de Sitges; mejor película asiática en el Festival Fant-Asia, “El Aro”, de 1998 (seguida por la segunda parte, un año después), del no menos prestigioso japonés Hideo Nakata, resultó no sólo técnicamente superior al remake hollywoodense, consenso de toda la sala que ya conocía, de antes, la versión yanqui: cine de terror del bueno, simplemente.

Pese a estar subtituladas al inglés, nadie pudo perderse las muestras de uno de los grandes en el cine asiático hoy: el coreano Kim Ki-duk. Mezcla de misticismo, ontología, ecología, policíaco pero sobre todo, gran conocimiento del alma humana, con otras combinaciones excepcionales (esta vez en sus recursos tecno-expresivos) trajeron sus títulos “La isla” y “Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera”, tan (justamente) multipremiadas en los más diversos sitios.

Cambia el tono con el chino Zhou Sun y su “Tren a la poesía”, porque esta vez es el lirismo que sigue a una joven enamorada de un poeta (¿de sus poemas o del hombre que los hace?, se cuestiona su amado) que también comparte con un hombre diametralmente opuesto en su proyección humana: un veterinario pragmático y “con los pies en la tierra”, aunque no le falte ternura y dedicación. La cinta reflexiona sobre el papel de la poesía en la vida con sumo cuidado y gran delicadeza, para lo cual la fotografía y la música, junto a las notable actuaciones, desempeñan un papel decisivo; sobre todo, cuestiona hasta qué punto ser romántico y sensible, sobre todo en exceso, conduce a la felicidad y la realización personal. A veces excesiva en su búsqueda e implantación del lirismo perseguido, pero igual tierna y profunda.

“Zhang Yang: crónicas de la nueva China” se titula el acápite con ese realizador que en estos momentos se encuentra en el proceso de posproducción de su nueva cinta, “Girasol”(2005), coproducción chino-holandesa con la actriz Joan Chen. De sus dos títulos programados, “Quitting” (2001) resulta muy original por cuanto las personas que vivieron los hechos a que se refiere la cinta interpretan estos mismos personajes en torno al joven actor de cine, TV y teatro Jia Hongsheng: su familia y amigos, su adicción a las drogas y consecuencias...el método es en realidad válido, la incorporación del cine-encuesta y del “teatro filmado” enriquecen la diégesis, pero llega un momento también que la afectan ante el intento reiterado y desmedido del director por revelar los mismos, hacerlos explícitos ante el espectador, aterrizando entonces en molestas e innecesarias reiteraciones y dilaciones. Más sencilla, “La ducha”(1999), resulta una bien encauzada cinta “de personajes”, eficazmente diseñados y resueltos dramatúrgicamente dentro un contexto representativo de la China contemporánea: los baños públicos.