Bollywood en la Habana: segunda parte
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
26-I-06
El pase del ciclo “Cine contemporáneo de la India (1998-2004) en Cuba” desde las confortables lunetas del Chaplin (y especialmente, su maravilloso sonido estéreo) a las no tan muelles del Riviera, implica sobre todo una pérdida mayor: aquí la bocina reproduce en mono, de modo que nos llega la tan abundante y pesante música de la trama en una apreciable reducción sonora y cualitativa.
De cualquier modo, y pese a la ya aludida extensión de todos los films (tres horas y hasta más) el público está acudiendo en notable proporción a la también céntrica sala de 23 entre G y H, demostrando que todo lo concerniente al melodrama, la comedia y en general, la música en la pantalla, tiene entre nosotros una elevada convocatoria, sin desdeñar el hecho de que estos filmes exóticos, que hablan de costumbres y modus vivendis tan diferentes a los nuestros, ya atraen en sí por esa condición.
Otra dificultad del ciclo es la pésima traducción: habría que subtitular también el aparente vertido al español, una mezcla rarísima entre nuestra lengua, el francés y el inglés, que cuando se acerca a la primera conoce una macarrónica redacción, las peores faltas de ortografía y los más garrafales errores de todo tipo, que con frecuencia alteran hasta el sentido del original , y donde abundan horrores al estilo de “el marido y la marida”, o “fulana se boda el lunes” más las habituales confusiones entre los verbos ser y estar .
Nada ha impedido, sin embargo, que esta incursión “bollywoodiense” en la Habana sea un rotundo éxito, aún con el fuerte contendiente que significa el más reciente estreno nacional (“Barrio Cuba”) en un circuito próximo.
¿Qué se ha visto, además de lo reseñado en el primer comentario? Nada nuevo: siguen las extendidas tramas portadoras del melodrama más rancio, rayano en la telenovela más ingenua, con la diferencia de que los capítulos aquí están seguidos y ni el intermedio que en la India se acostumbra tiene lugar: una suerte de “Romeo y Julieta” a lo indio, homónima a la novela en que se basa: “Devdas” (2002) de Sarat Chandra Chattopadhyay, adaptada por el director Sanjay Leela Bhansali, junto a Prakash Kapadia, y trasladada a la pantalla en otras ocasiones (1928, 1935, 1955), receptora de numerosas distinciones, entre ellas, una nominación para el premio británico BAFTA a la mejor película de lengua no inglesa, 9 premios de la Academia Internacional de Cine de la India, 10 Filmfare, entre ellos mejor película del año, y 5 premios de la Academia Internacional de Cine de la India así como duodécimo lugar entre las 20 películas más taquilleras del cine hindú, que hizo decir al crítico Enosh Sunny: “Si usted no la ha visto se ha perdido la más extraordinaria y costosa película de Bollywood”. Aun así, es de lo peor que ha exhibido la muestra: grandilocuencia que se antoja (todavía) más desmedida, cabos sueltos, situaciones forzadas, injustificaciones dramatúrgicas, veleidades innecesarias de la narración...
Por otra parte, están las comedias: “Algo está ocurriendo”, de Karan Johar (1998), variante muy hindú de uno de los triángulos clásicos (un hombre al que disputan dos mujeres), claro que “sazonado” con todas las peripecias y circunloquios que imaginarse pueda, o “Dí que esto es amor”, de Rakesh Roshan , que sin embargo mezcla otros géneros (aventuras, thriller, dramático...) y que justifica, por su indudable simpatía y una mejor elaboración diegética y montajística, el hecho de haber sido el mayor éxito de la India en el año 2000 y haber convertido en una superestrella al joven debutante Hrithik Roshan.
Hablando de actores, aún cuando son legiones los que actúan en estos films, son los favoritos del público los que se repiten de uno a otro, sea trágico, humorístico o mezcla de tales registros: Salman Khan, Ajay Devgan, Aishwarya Rai, Zohra Sehgal, Shahrukh Khan, Madhuri Dixit están, como decimos por acá “en todas”, a la verdad no sé cómo el público consumidor no se aburre de verlos morir de amor y resucitar en la próxima tanda, pero en fin, para gustos...el cine de Bollywood, que el domingo clausura con una de las más populares: “Veer-Zaara: una leyenda de amor” realizada por el veterano Yash Chopra en el cercano 2004 y el cual, inspirada en hechos reales, narra una sentida historia de amor entre un joven indio y una muchacha paquistaní y que no es sino, ni más ni menos, un ejemplo de lo típico, lo harto representativo de las virtudes y defectos de este cine, el mayor productor del mundo y sobre todo, el que más pone a prueba la resistencia de los espectadores en esa parte de su anatomía que queda justo cuando finaliza la espalda.
El pase del ciclo “Cine contemporáneo de la India (1998-2004) en Cuba” desde las confortables lunetas del Chaplin (y especialmente, su maravilloso sonido estéreo) a las no tan muelles del Riviera, implica sobre todo una pérdida mayor: aquí la bocina reproduce en mono, de modo que nos llega la tan abundante y pesante música de la trama en una apreciable reducción sonora y cualitativa.
De cualquier modo, y pese a la ya aludida extensión de todos los films (tres horas y hasta más) el público está acudiendo en notable proporción a la también céntrica sala de 23 entre G y H, demostrando que todo lo concerniente al melodrama, la comedia y en general, la música en la pantalla, tiene entre nosotros una elevada convocatoria, sin desdeñar el hecho de que estos filmes exóticos, que hablan de costumbres y modus vivendis tan diferentes a los nuestros, ya atraen en sí por esa condición.
Otra dificultad del ciclo es la pésima traducción: habría que subtitular también el aparente vertido al español, una mezcla rarísima entre nuestra lengua, el francés y el inglés, que cuando se acerca a la primera conoce una macarrónica redacción, las peores faltas de ortografía y los más garrafales errores de todo tipo, que con frecuencia alteran hasta el sentido del original , y donde abundan horrores al estilo de “el marido y la marida”, o “fulana se boda el lunes” más las habituales confusiones entre los verbos ser y estar .
Nada ha impedido, sin embargo, que esta incursión “bollywoodiense” en la Habana sea un rotundo éxito, aún con el fuerte contendiente que significa el más reciente estreno nacional (“Barrio Cuba”) en un circuito próximo.
¿Qué se ha visto, además de lo reseñado en el primer comentario? Nada nuevo: siguen las extendidas tramas portadoras del melodrama más rancio, rayano en la telenovela más ingenua, con la diferencia de que los capítulos aquí están seguidos y ni el intermedio que en la India se acostumbra tiene lugar: una suerte de “Romeo y Julieta” a lo indio, homónima a la novela en que se basa: “Devdas” (2002) de Sarat Chandra Chattopadhyay, adaptada por el director Sanjay Leela Bhansali, junto a Prakash Kapadia, y trasladada a la pantalla en otras ocasiones (1928, 1935, 1955), receptora de numerosas distinciones, entre ellas, una nominación para el premio británico BAFTA a la mejor película de lengua no inglesa, 9 premios de la Academia Internacional de Cine de la India, 10 Filmfare, entre ellos mejor película del año, y 5 premios de la Academia Internacional de Cine de la India así como duodécimo lugar entre las 20 películas más taquilleras del cine hindú, que hizo decir al crítico Enosh Sunny: “Si usted no la ha visto se ha perdido la más extraordinaria y costosa película de Bollywood”. Aun así, es de lo peor que ha exhibido la muestra: grandilocuencia que se antoja (todavía) más desmedida, cabos sueltos, situaciones forzadas, injustificaciones dramatúrgicas, veleidades innecesarias de la narración...
Por otra parte, están las comedias: “Algo está ocurriendo”, de Karan Johar (1998), variante muy hindú de uno de los triángulos clásicos (un hombre al que disputan dos mujeres), claro que “sazonado” con todas las peripecias y circunloquios que imaginarse pueda, o “Dí que esto es amor”, de Rakesh Roshan , que sin embargo mezcla otros géneros (aventuras, thriller, dramático...) y que justifica, por su indudable simpatía y una mejor elaboración diegética y montajística, el hecho de haber sido el mayor éxito de la India en el año 2000 y haber convertido en una superestrella al joven debutante Hrithik Roshan.
Hablando de actores, aún cuando son legiones los que actúan en estos films, son los favoritos del público los que se repiten de uno a otro, sea trágico, humorístico o mezcla de tales registros: Salman Khan, Ajay Devgan, Aishwarya Rai, Zohra Sehgal, Shahrukh Khan, Madhuri Dixit están, como decimos por acá “en todas”, a la verdad no sé cómo el público consumidor no se aburre de verlos morir de amor y resucitar en la próxima tanda, pero en fin, para gustos...el cine de Bollywood, que el domingo clausura con una de las más populares: “Veer-Zaara: una leyenda de amor” realizada por el veterano Yash Chopra en el cercano 2004 y el cual, inspirada en hechos reales, narra una sentida historia de amor entre un joven indio y una muchacha paquistaní y que no es sino, ni más ni menos, un ejemplo de lo típico, lo harto representativo de las virtudes y defectos de este cine, el mayor productor del mundo y sobre todo, el que más pone a prueba la resistencia de los espectadores en esa parte de su anatomía que queda justo cuando finaliza la espalda.