Gonzalo López-Gallego escribe sobre "El rey de la montaña"
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Por Gonzalo López-Gallego (*)
Una de las ideas que más me interesan de la película “El Rey de la Montaña” es ver cómo los papeles de los personajes se invierten respecto a lo que estamos acostumbrados: Quím, el protagonista masculino (Leonardo Sbaraglia), pasa a ser un personaje indefenso y cobarde, en definitiva más real y cercano, y Bea (María Valverde) se convierte en la heroína que resuelve de forma hábil los momentos más peligrosos.
Es un punto de partida muy atractivo para abordar unos personajes porque permite explorar su relación desde una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados, sin caer en estereotipos.
La forma en que vamos descubriendo poco a poco la trama a través de la mirada filtrada del protagonista, me permitía trabajar una puesta en escena coherente con el estado emocional del personaje, siguiéndole en cada momento en su aventura por el bosque con sus miedos y complejos e intentando retratar su evolución a lo largo de la película. De esta manera el espectador tiene la sensación de querer saber más en cada momento y la película no deja de sorprendernos en cada giro.
Precisamente esto es algo que he descubierto al trabajar por primera vez con un guión de género; cómo poder utilizar la fórmula para, introduciendo pequeños cambios a lo largo del guión, conseguir llevar la trama por un camino impredecible. “El Rey de la Montaña” es mi primera película de encargo y he disfrutado y aprendido mucho con el proceso de reescritura con el guionista. Creo que la oportunidad de leer un guión con una mirada objetiva y poder imaginar la película que te gustaría ver, permite aportar muchas más ideas y soluciones que si partieras de un texto propio.
Desde pequeño he sido jugador de video juegos. Soy parte de la generación que los vio nacer y desde entonces he seguido con pasión y admiración su evolución año tras año. Cuando leí el guión por primera vez tuve la sensación de estar jugando a una vieja aventura gráfica, en la que el personaje tiene que decidir constantemente qué quiere hacer y cómo llevarlo a cabo. De alguna forma me di cuenta de cómo la estructura del thriller, en este caso de supervivencia, estaba íntimamente ligada con la narrativa básica de un juego: descubre y decide. Pero los video juegos se han desarrollado hasta tal punto que han generado su propio lenguaje, el cual ya no necesita beber de la cultura cinematográfica y de este nuevo lenguaje se pueden aprender estilos visuales que aportan un elemento nuevo y refrescante en el desarrollo de la puesta en escena.
“El Rey de la Montaña” es una película que habla de diferentes aspectos del ser humano perfectamente reconocibles por la audiencia como pueden ser la cobardía, a la que estamos poco acostumbrados en producciones de género, o el problema de la falta de comunicación, el aislamiento, y la influencia de la sociedad actual mediatizada en las nuevas generaciones. Todo ello oculto tras la acción que se desarrolla en el thriller, en la que la textura propia del paisaje cobra vida como un personaje más, quizá el más peligroso.
(*): Nacido en Madrid en 1973, Gonzalo López-Gallego estudió Ingeniería Informática. En 1994 comenzó a dirigir cortos y seis años más tarde hizo su primer largo, "Nómadas", como director, guionista y montador.
Una de las ideas que más me interesan de la película “El Rey de la Montaña” es ver cómo los papeles de los personajes se invierten respecto a lo que estamos acostumbrados: Quím, el protagonista masculino (Leonardo Sbaraglia), pasa a ser un personaje indefenso y cobarde, en definitiva más real y cercano, y Bea (María Valverde) se convierte en la heroína que resuelve de forma hábil los momentos más peligrosos.
Es un punto de partida muy atractivo para abordar unos personajes porque permite explorar su relación desde una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados, sin caer en estereotipos.
La forma en que vamos descubriendo poco a poco la trama a través de la mirada filtrada del protagonista, me permitía trabajar una puesta en escena coherente con el estado emocional del personaje, siguiéndole en cada momento en su aventura por el bosque con sus miedos y complejos e intentando retratar su evolución a lo largo de la película. De esta manera el espectador tiene la sensación de querer saber más en cada momento y la película no deja de sorprendernos en cada giro.
Precisamente esto es algo que he descubierto al trabajar por primera vez con un guión de género; cómo poder utilizar la fórmula para, introduciendo pequeños cambios a lo largo del guión, conseguir llevar la trama por un camino impredecible. “El Rey de la Montaña” es mi primera película de encargo y he disfrutado y aprendido mucho con el proceso de reescritura con el guionista. Creo que la oportunidad de leer un guión con una mirada objetiva y poder imaginar la película que te gustaría ver, permite aportar muchas más ideas y soluciones que si partieras de un texto propio.
Desde pequeño he sido jugador de video juegos. Soy parte de la generación que los vio nacer y desde entonces he seguido con pasión y admiración su evolución año tras año. Cuando leí el guión por primera vez tuve la sensación de estar jugando a una vieja aventura gráfica, en la que el personaje tiene que decidir constantemente qué quiere hacer y cómo llevarlo a cabo. De alguna forma me di cuenta de cómo la estructura del thriller, en este caso de supervivencia, estaba íntimamente ligada con la narrativa básica de un juego: descubre y decide. Pero los video juegos se han desarrollado hasta tal punto que han generado su propio lenguaje, el cual ya no necesita beber de la cultura cinematográfica y de este nuevo lenguaje se pueden aprender estilos visuales que aportan un elemento nuevo y refrescante en el desarrollo de la puesta en escena.
“El Rey de la Montaña” es una película que habla de diferentes aspectos del ser humano perfectamente reconocibles por la audiencia como pueden ser la cobardía, a la que estamos poco acostumbrados en producciones de género, o el problema de la falta de comunicación, el aislamiento, y la influencia de la sociedad actual mediatizada en las nuevas generaciones. Todo ello oculto tras la acción que se desarrolla en el thriller, en la que la textura propia del paisaje cobra vida como un personaje más, quizá el más peligroso.
(*): Nacido en Madrid en 1973, Gonzalo López-Gallego estudió Ingeniería Informática. En 1994 comenzó a dirigir cortos y seis años más tarde hizo su primer largo, "Nómadas", como director, guionista y montador.