Daniel Calparsoro cree que "En "Cien años de perdón" el que se sale con la suya es el espectador"
- por © Sara Vega-NOTICINE.com
El realizador vasco Daniel Calparsoro, quien comenzó su carrera en el campo del cine de autor para convertirse con el tiempo en uno de los principales representantes ibéricos en el género de la acción, con películas como "Combustión / Rompiendo Limites" (2013) o "Invasor" (2012), cree que "aunque este mundo sea una mierda, de vez en cuando hay alguien que se sale con la suya, y ese alguien, en el caso de "Cien años de perdón", es el espectador". NOTICINE.com habló con él ante el estreno de su nuevo film este viernes en España.
"Cien años de Perdón narra como en una mañana lluviosa, seis hombres armados asaltan la sede central de un banco de Valencia, y a lo largo del golpe surgen circunstancias inesperadas que les enfrentan con ladrones de mucho más altos vuelos. "La película -explica Calparsoro- surge mientras estoy rodando 'Invasor' en Coruña, cuando me proponen hacer una película de atracos. Estaban contentos con mi trabajo y me hicieron una propuesta así, muy abierta, luego entró Morena Films y Telecinco Cinema. Cuando me lo propusieron, pensamos en un guionista y yo quería y tenía muchas ganas de trabajar con Jorge Guerricaechevarría, y estuvimos quedando durante un año hasta dar con la idea de la película, teniendo como motor inspirador la película "Tarde de Perros / Dog Day Afternoon", de Sidney Lumet, que es una de nuestras películas favoritas, y trata de un atraco que sucede en la ciudad de Nueva York. La gente de la ciudad en un momento se pone de parte de los atracadores y hasta los rehenes de los atracadores también les apoyan. En esa película hay un perfume ácrata, un poco antisistema, que nos llamaba mucho la atención, porque nuestra idea no era solo hacer una película de atracos seca, sino hacer de personajes y que ellos fuesen los protagonistas motores de la trama".
El film, bajo la capa exterior del thriller, tiene un mensaje político, como asume Calparsoro: "Llega un momento de la película en la que los criminales acaban siendo bandidos y los bandidos de cuello blanco criminales, evidentemente hay una trashumancia de lo que se supone que son los buenos y los malos pero ninguno de los personajes en la película es especialmente bueno ni especialmente malo, son personajes que cada uno tiene su secreto y su propia agenda".
La experiencia de rodaje, nos cuenta el director, en comparación con sus otros títulos, ha sido una de las más divertidas y caóticas de toda su carrera: "La película se rodó parte en Valencia, parte en Gran Canaria y parte en Buenos Aires, lo que ha obligado a hacer ensayos hasta por Skype, pero para mí lo más bonito de este rodaje fue trabajar con este maravilloso elenco y conseguir que se mantenga la tensión y el humor de manera equitativa a lo largo de toda la película".
La película de Calparsoro no es solo un thriller frio, sino que utiliza mucho la comedia y el sentido del humor como palanca. Está un poco a medio camino entre un thriller de acción y teatro con gente que sale y entra de plano, puertas que se abren y cierran, ideas nuevas y giros de guión. La idea, según asegura el director, "era hacer un retrato, un fresco sobre la sociedad española actual, desde un punto de vista un poco canalla y que al final al espectador la película le resultase algo liberador de esta sensación de hastío que tenemos un poco todos con este asunto de la corrupción, aunque la película no relate un hecho concreto y sea meramente ficción, podría decirse que 'Cien años de perdón' nos cuenta, que aunque este mundo sea una mierda, de vez en cuando hay alguien que se sale con la suya, y ese alguien, en este caso, es el espectador".
"Cien años de Perdón narra como en una mañana lluviosa, seis hombres armados asaltan la sede central de un banco de Valencia, y a lo largo del golpe surgen circunstancias inesperadas que les enfrentan con ladrones de mucho más altos vuelos. "La película -explica Calparsoro- surge mientras estoy rodando 'Invasor' en Coruña, cuando me proponen hacer una película de atracos. Estaban contentos con mi trabajo y me hicieron una propuesta así, muy abierta, luego entró Morena Films y Telecinco Cinema. Cuando me lo propusieron, pensamos en un guionista y yo quería y tenía muchas ganas de trabajar con Jorge Guerricaechevarría, y estuvimos quedando durante un año hasta dar con la idea de la película, teniendo como motor inspirador la película "Tarde de Perros / Dog Day Afternoon", de Sidney Lumet, que es una de nuestras películas favoritas, y trata de un atraco que sucede en la ciudad de Nueva York. La gente de la ciudad en un momento se pone de parte de los atracadores y hasta los rehenes de los atracadores también les apoyan. En esa película hay un perfume ácrata, un poco antisistema, que nos llamaba mucho la atención, porque nuestra idea no era solo hacer una película de atracos seca, sino hacer de personajes y que ellos fuesen los protagonistas motores de la trama".
El film, bajo la capa exterior del thriller, tiene un mensaje político, como asume Calparsoro: "Llega un momento de la película en la que los criminales acaban siendo bandidos y los bandidos de cuello blanco criminales, evidentemente hay una trashumancia de lo que se supone que son los buenos y los malos pero ninguno de los personajes en la película es especialmente bueno ni especialmente malo, son personajes que cada uno tiene su secreto y su propia agenda".
La experiencia de rodaje, nos cuenta el director, en comparación con sus otros títulos, ha sido una de las más divertidas y caóticas de toda su carrera: "La película se rodó parte en Valencia, parte en Gran Canaria y parte en Buenos Aires, lo que ha obligado a hacer ensayos hasta por Skype, pero para mí lo más bonito de este rodaje fue trabajar con este maravilloso elenco y conseguir que se mantenga la tensión y el humor de manera equitativa a lo largo de toda la película".
La película de Calparsoro no es solo un thriller frio, sino que utiliza mucho la comedia y el sentido del humor como palanca. Está un poco a medio camino entre un thriller de acción y teatro con gente que sale y entra de plano, puertas que se abren y cierran, ideas nuevas y giros de guión. La idea, según asegura el director, "era hacer un retrato, un fresco sobre la sociedad española actual, desde un punto de vista un poco canalla y que al final al espectador la película le resultase algo liberador de esta sensación de hastío que tenemos un poco todos con este asunto de la corrupción, aunque la película no relate un hecho concreto y sea meramente ficción, podría decirse que 'Cien años de perdón' nos cuenta, que aunque este mundo sea una mierda, de vez en cuando hay alguien que se sale con la suya, y ese alguien, en este caso, es el espectador".