"Te estoy amando locamente": Todo sobre mi hijo
- por © Eduardo Prieto-NOTICINE.com
Este viernes 7 de julio Filmax estrena en salas españolas la película "Te estoy amando locamente", opera prima del director Alejandro Marín, en donde habla sobre la conquista por la igualdad y los derechos LGTB en la Sevilla de la Transición, en los años 70 del pasado siglo. En una historia que busca entretener y emocionar, pero también parte de la necesidad del director de comunicarse con el público y de una revisión histórica necesaria.
La dimensión mítica que han cobrado los disturbios de Stonewall, ocurridos el 28 de junio de 1969, ha hecho sombra a otros movimientos que se han convertido en pequeños peldaños para la comunidad LGTB, realidades que merecen ser contadas y reivindicadas para convertirse en referentes de la causa. Una de estas historias es la del Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria en Sevilla, una lucha clandestina que alcanzó su punto álgido el 25 de junio de 1978, fecha en la que el colectivo salió a las calles para manifestarse contra la Ley de Peligrosidad Social y que está considerada como el primer día del Orgullo de la historia de España. Gracias a esta marcha, y a la que se produjo en Barcelona un año antes, la homosexualidad y la transexualidad fueron eliminadas como delito en 1979. Pero siguieron siendo perseguidas institucionalmente bajo el delito de escándalos público, hasta 1988. La lucha de todas estas personas supuso una revolución tan necesaria entonces, como lo es ahora. Porque las cosas están cambiando, pero no han cambiado por completo todavía.
Este acontecimiento es el que ha servido al director Alejandro Marín como punto de partida sobre el que cimentar una historia que hiciera justicia a la causa LGTB en España. El cineasta malagueño se sintió decepcionado al descubrir que unos hechos tan significativos para la memoria del país solo se habían adaptado en forma de pequeños relatos de ficción. Su objetivo con esta película es el de romper con los convencionalismos del género y contar una historia que no apelara exclusivamente al colectivo, sino que sirviese como puente para establecer un diálogo. Para lograr este, Marín se basó en un tema tan universal como el amor de una madre por un hijo. Las relaciones familiares son un caldo de cultivo para las buenas historias, ya que los personajes están condenados a entenderse.
Sobre el origen de la historia, el propio director ha admitido que se enteró de los hechos reales de la película en 2018 mientras se celebraba el 40 aniversario del primer Orgullo LGTB en España. Al conocer estos hechos, su primera reacción fue una mezcla de indignación y sorpresa, pues al ser miembro del colectivo, ¿cómo es posible que no supiera de su existencia? A partir de este momento empieza un proceso de investigación, entrevistas y documentación para elaborar un texto con el que contar la historia. Habló con testigos y con víctimas de la represión como Mar Cambrollé, fundadora del MHAR (Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria) Y que por aquel entonces respondía al nombre de Paquito. Todo ellos dieron como resultado la historia de Marín quería contar.
La trama principal se centra en los personajes de Reme y Miguel. Reme (Ana Wagener) está orgullosa de su hijo Miguel (Omar Banana), por ser el primer universitario de la familia. Aunque lo que de verdad quiere Miguel, es ser artista y cantar en un popular concurso de televisión. Todo ello en una época en la que la homosexualidad es un delito. En donde, además, la madre descubrirá las amistades que frecuenta su hijo, esto es, el incipiente movimiento LGTB andaluz, gestado paradójicamente en el seno de la Iglesia Católica.
No es una historia real, pero sí sirve de vehículo para contar la situación que se vivía en ese momento en España. Aunque hay denuncia, también hay muchos momentos para reír y otros tantos para emocionarse mientras acompañamos a ambos personajes en su lucha. Se trata de una comedia luminosa y optimista, que no trata sobre víctimas sino de héroes. Una película que, además, recae en Reme, que vive en sí misma el peso de los prejuicios y el miedo al rechazo. La mirada personal de Marín se coloca en la valentía de una madre que se pone el mundo por montera, movida por el amor que profesa a su hijo. Revelándose contra la sociedad ante la cual nunca se habría enfrentado, si no fuera por la amenaza a los derechos de su hijo. El hecho añadido de que el movimiento homosexual andaluz, surgiera en el seno de la iglesia, marca ese reflejo al que apela la cinta. La fraternidad de una comunidad de personas que, lejos de amedrentarse ante el odio y la discriminación, luchan por sus derechos y por su libertad. Porque no hay nada mejor que poner en valor este mensaje que desde el humor, pues meter a un ejército de homosexuales en el Palacio Arzobispal de Sevilla es algo que, es del todo curioso.
Pero no Ana y Omar, no son los únicos que conforman el reparto. La historia cuenta también con la participación de Alba Flores, Carmen Orellana, La Dani, Lola Buzón, Alex De La Croix, Jesús Carroza, Mari Paz Sayago, Manuel Morón y Pepa Gracia. Un reparto que ha mostrado complicidad y conexión en todo el proceso de presentación y promoción que se ha hecho de la película durante la semana del Orgullo en Madrid.
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La dimensión mítica que han cobrado los disturbios de Stonewall, ocurridos el 28 de junio de 1969, ha hecho sombra a otros movimientos que se han convertido en pequeños peldaños para la comunidad LGTB, realidades que merecen ser contadas y reivindicadas para convertirse en referentes de la causa. Una de estas historias es la del Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria en Sevilla, una lucha clandestina que alcanzó su punto álgido el 25 de junio de 1978, fecha en la que el colectivo salió a las calles para manifestarse contra la Ley de Peligrosidad Social y que está considerada como el primer día del Orgullo de la historia de España. Gracias a esta marcha, y a la que se produjo en Barcelona un año antes, la homosexualidad y la transexualidad fueron eliminadas como delito en 1979. Pero siguieron siendo perseguidas institucionalmente bajo el delito de escándalos público, hasta 1988. La lucha de todas estas personas supuso una revolución tan necesaria entonces, como lo es ahora. Porque las cosas están cambiando, pero no han cambiado por completo todavía.
Este acontecimiento es el que ha servido al director Alejandro Marín como punto de partida sobre el que cimentar una historia que hiciera justicia a la causa LGTB en España. El cineasta malagueño se sintió decepcionado al descubrir que unos hechos tan significativos para la memoria del país solo se habían adaptado en forma de pequeños relatos de ficción. Su objetivo con esta película es el de romper con los convencionalismos del género y contar una historia que no apelara exclusivamente al colectivo, sino que sirviese como puente para establecer un diálogo. Para lograr este, Marín se basó en un tema tan universal como el amor de una madre por un hijo. Las relaciones familiares son un caldo de cultivo para las buenas historias, ya que los personajes están condenados a entenderse.
Sobre el origen de la historia, el propio director ha admitido que se enteró de los hechos reales de la película en 2018 mientras se celebraba el 40 aniversario del primer Orgullo LGTB en España. Al conocer estos hechos, su primera reacción fue una mezcla de indignación y sorpresa, pues al ser miembro del colectivo, ¿cómo es posible que no supiera de su existencia? A partir de este momento empieza un proceso de investigación, entrevistas y documentación para elaborar un texto con el que contar la historia. Habló con testigos y con víctimas de la represión como Mar Cambrollé, fundadora del MHAR (Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria) Y que por aquel entonces respondía al nombre de Paquito. Todo ellos dieron como resultado la historia de Marín quería contar.
La trama principal se centra en los personajes de Reme y Miguel. Reme (Ana Wagener) está orgullosa de su hijo Miguel (Omar Banana), por ser el primer universitario de la familia. Aunque lo que de verdad quiere Miguel, es ser artista y cantar en un popular concurso de televisión. Todo ello en una época en la que la homosexualidad es un delito. En donde, además, la madre descubrirá las amistades que frecuenta su hijo, esto es, el incipiente movimiento LGTB andaluz, gestado paradójicamente en el seno de la Iglesia Católica.
No es una historia real, pero sí sirve de vehículo para contar la situación que se vivía en ese momento en España. Aunque hay denuncia, también hay muchos momentos para reír y otros tantos para emocionarse mientras acompañamos a ambos personajes en su lucha. Se trata de una comedia luminosa y optimista, que no trata sobre víctimas sino de héroes. Una película que, además, recae en Reme, que vive en sí misma el peso de los prejuicios y el miedo al rechazo. La mirada personal de Marín se coloca en la valentía de una madre que se pone el mundo por montera, movida por el amor que profesa a su hijo. Revelándose contra la sociedad ante la cual nunca se habría enfrentado, si no fuera por la amenaza a los derechos de su hijo. El hecho añadido de que el movimiento homosexual andaluz, surgiera en el seno de la iglesia, marca ese reflejo al que apela la cinta. La fraternidad de una comunidad de personas que, lejos de amedrentarse ante el odio y la discriminación, luchan por sus derechos y por su libertad. Porque no hay nada mejor que poner en valor este mensaje que desde el humor, pues meter a un ejército de homosexuales en el Palacio Arzobispal de Sevilla es algo que, es del todo curioso.
Pero no Ana y Omar, no son los únicos que conforman el reparto. La historia cuenta también con la participación de Alba Flores, Carmen Orellana, La Dani, Lola Buzón, Alex De La Croix, Jesús Carroza, Mari Paz Sayago, Manuel Morón y Pepa Gracia. Un reparto que ha mostrado complicidad y conexión en todo el proceso de presentación y promoción que se ha hecho de la película durante la semana del Orgullo en Madrid.
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