Daniel Calparsoro escribe sobre "Todos los nombres de Dios"
- por © NOTICINE.com
Por Daniel Calparsoro *
Desde la primera página, el guion de "Todos los nombres de Dios" te agarra del estómago y no te suelta hasta haberlo terminado. Es una lectura intensa y veloz en la que vives con intensidad las peripecias de unos personajes que reflejan la actualidad de forma cruda y directa. Es uno de los guiones más entretenidos y a la vez comprometidos que he leído nunca. Un "thriller" de acción con trasfondo político y social donde los personajes sobresalen de forma poderosa y humana, mostrando tanto su lado dramático como su sentido de la responsabilidad. Una historia de gente al límite, que ya está de vuelta de todo y que una vez más deben recuperar la audacia y el riesgo para seguir adelante.
"Todos los nombres de Dios" es la historia de un hombre al límite, Santi, que se ve envuelto en una inimaginable peripecia cuando se cruza en el camino de un Hamza, un Yihadista arrepentido que acaba por ponerlo en una situación rocambolesca. Una situación donde la realidad y la ficción se dan la mano. Con un chaleco explosivo que estallará en cuanto Santi deje de caminar, y siendo retransmitido por las televisiones de todo el mundo en directo, solamente la audacia y determinación de Pilar, ex militar y nueva jefa de operaciones de la Guardia Civil, dará una cierta esperanza de supervivencia.
Como una macabra cuenta atrás, Pilar maniobra de una y mil formas ante la oposición de su propio departamento, que no ve con buenos ojos a la recién llegada, hasta dar con una idea brillante que añade a la historia una nueva dimensión, haciendo un punzante comentario sobre las "fake news" y los medios de comunicación. "Todos los nombres de Dios" es la una historia narrada en presente, minuto a minuto, que va abriendo tramas paralelas hasta componer un retrato real de la España de hoy mientras aborda uno de los mayores retos a los que se enfrenta occidente: la guerra contra el Yihadismo. Una película de alto voltaje que avanza de forma inexorable con sorprendentes giros de guión dando vida a una rica galería de personajes de todos los ámbitos sociales y construyendo un espejo en el que podemos mirarnos sin pestañear.
La película es un carrusel de emociones, donde las secuencias de acción retratadas de forma realista y voraz, se entremezclan con momentos íntimos de los personajes. Combinando así la espectacularidad del cine de género con la cercanía de unos personajes humanos y próximos que nos llevan a través de un periplo intenso, mientras van descubriendo las mentiras y trampas que les rodean.
La puesta en escena se apoya en una realización agresiva, con amplio uso de la cámara en mano, y una fotografía realista que traslade al espectador la sensación del momento, del aquí y ahora que viven los personajes y que transpira la propia historia. Buscando reflejar de forma ágil y vitalista la tensión que se vive, transmitir el sudor y el miedo, hacer que la experiencia visual se convierta en algo intenso y potente.
El objetivo es dar el pulso necesario para que la tensión de la acción, la intriga, y el drama humano se engarcen construyendo una película muy entretenida con un poso de realidad que nos haga sufrir y disfrutar a la vez. El "thriller" y el drama humano se combinan y retroalimentan apoyados en una realización vigorosa y unas interpretaciones potentes, buscando una película que equilibre el espectáculo con las emociones reales de los personajes; donde el puro entretenimiento dé paso a una reflexión más profunda sobre el ser humano.
(*): El donostiarra (aunque nacido en Barcelona) Daniel Calparsoro inició su carrera -de la mano de su entonces esposa Najwa Nimri- cuando en la Berlinale de 1995 presentaron "Salto al vacío", una opera prima hasta cierto punto atormentada pero que apuntaba maneras. El cineasta siguió tratando temas conflictivos, relacionados con el País Vasco donde vivía, en los films "Pasajes" y "A ciegas", para dar el salto al exterior con "Asfalto", donde por primera vez cedió espacios de guión a otros escritores, lo que ha sido una constante desde entonces. Su carrera se ha forjado a través de una docena de largometrajes y numerosos capítulos de series para televisión. Actualmente es uno de los más requeridos directores a la hora de filmar thrillers y películas de acción.
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Desde la primera página, el guion de "Todos los nombres de Dios" te agarra del estómago y no te suelta hasta haberlo terminado. Es una lectura intensa y veloz en la que vives con intensidad las peripecias de unos personajes que reflejan la actualidad de forma cruda y directa. Es uno de los guiones más entretenidos y a la vez comprometidos que he leído nunca. Un "thriller" de acción con trasfondo político y social donde los personajes sobresalen de forma poderosa y humana, mostrando tanto su lado dramático como su sentido de la responsabilidad. Una historia de gente al límite, que ya está de vuelta de todo y que una vez más deben recuperar la audacia y el riesgo para seguir adelante.
"Todos los nombres de Dios" es la historia de un hombre al límite, Santi, que se ve envuelto en una inimaginable peripecia cuando se cruza en el camino de un Hamza, un Yihadista arrepentido que acaba por ponerlo en una situación rocambolesca. Una situación donde la realidad y la ficción se dan la mano. Con un chaleco explosivo que estallará en cuanto Santi deje de caminar, y siendo retransmitido por las televisiones de todo el mundo en directo, solamente la audacia y determinación de Pilar, ex militar y nueva jefa de operaciones de la Guardia Civil, dará una cierta esperanza de supervivencia.
Como una macabra cuenta atrás, Pilar maniobra de una y mil formas ante la oposición de su propio departamento, que no ve con buenos ojos a la recién llegada, hasta dar con una idea brillante que añade a la historia una nueva dimensión, haciendo un punzante comentario sobre las "fake news" y los medios de comunicación. "Todos los nombres de Dios" es la una historia narrada en presente, minuto a minuto, que va abriendo tramas paralelas hasta componer un retrato real de la España de hoy mientras aborda uno de los mayores retos a los que se enfrenta occidente: la guerra contra el Yihadismo. Una película de alto voltaje que avanza de forma inexorable con sorprendentes giros de guión dando vida a una rica galería de personajes de todos los ámbitos sociales y construyendo un espejo en el que podemos mirarnos sin pestañear.
La película es un carrusel de emociones, donde las secuencias de acción retratadas de forma realista y voraz, se entremezclan con momentos íntimos de los personajes. Combinando así la espectacularidad del cine de género con la cercanía de unos personajes humanos y próximos que nos llevan a través de un periplo intenso, mientras van descubriendo las mentiras y trampas que les rodean.
La puesta en escena se apoya en una realización agresiva, con amplio uso de la cámara en mano, y una fotografía realista que traslade al espectador la sensación del momento, del aquí y ahora que viven los personajes y que transpira la propia historia. Buscando reflejar de forma ágil y vitalista la tensión que se vive, transmitir el sudor y el miedo, hacer que la experiencia visual se convierta en algo intenso y potente.
El objetivo es dar el pulso necesario para que la tensión de la acción, la intriga, y el drama humano se engarcen construyendo una película muy entretenida con un poso de realidad que nos haga sufrir y disfrutar a la vez. El "thriller" y el drama humano se combinan y retroalimentan apoyados en una realización vigorosa y unas interpretaciones potentes, buscando una película que equilibre el espectáculo con las emociones reales de los personajes; donde el puro entretenimiento dé paso a una reflexión más profunda sobre el ser humano.
(*): El donostiarra (aunque nacido en Barcelona) Daniel Calparsoro inició su carrera -de la mano de su entonces esposa Najwa Nimri- cuando en la Berlinale de 1995 presentaron "Salto al vacío", una opera prima hasta cierto punto atormentada pero que apuntaba maneras. El cineasta siguió tratando temas conflictivos, relacionados con el País Vasco donde vivía, en los films "Pasajes" y "A ciegas", para dar el salto al exterior con "Asfalto", donde por primera vez cedió espacios de guión a otros escritores, lo que ha sido una constante desde entonces. Su carrera se ha forjado a través de una docena de largometrajes y numerosos capítulos de series para televisión. Actualmente es uno de los más requeridos directores a la hora de filmar thrillers y películas de acción.
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