David Pérez Sañudo habla sobre el estreno de "Los últimos románticos"
- por © Redacción-NOTICINE.com
La película vasca "Los últimos románticos / Azken erromantikoak", dirigida por David Pérez Sañudo y protagonizada por Miren Gaztañaga, se estrena este viernes en cines españoles. La historia está basada en la novela homónima de Txani Rodríguez, una obra que explora la vida de Irune, una mujer solitaria con inclinaciones hipocondríacas que enfrenta un cambio drástico en su vida a raíz de un hallazgo médico y un conflicto laboral. Ambientada en un entorno industrial en decadencia en Álava, la película gira en torno a temas como la superación personal, las relaciones humanas y la transformación social.
David Pérez Sañudo explica que el proyecto comenzó como una propuesta de las productoras La Claqueta e Irusoin y que, para su fortuna, ya conocía la novela de Txani Rodríguez. "Había leído la novela y me había encantado. La respuesta fue muy sencilla", comenta el director. Para la adaptación, Sañudo colaboró nuevamente con Marina Parés, su compañera de escritura en el guion de "Ane". En esta ocasión, el rol de Parés fue fundamental en las primeras fases de escritura. "Marina se incorporó antes a la escritura, haciendo yo de frontón en una primera fase. A partir de la tercera versión de guion entré yo al proyecto", detalla. El equipo se propuso respetar el espíritu de la novela, aunque evitando una traslación literal a la pantalla: "Hemos tratado de ser muy respetuosos con el trabajo de Txani, pero también darle vida propia e intentar que la película huya de lo literario".
Uno de los mayores desafíos al adaptar la obra fue mantener el tono delicado y sutil que caracteriza a la novela. Según el director, "esta película ha sido muy complicada porque el tono nos llevaba constantemente a líneas fronterizas entre géneros y temáticas". Esta dificultad de mantener una línea tonal homogénea acompañó al equipo durante todo el proceso, desde el rodaje hasta el montaje, el cartel y el tráiler. La película, en efecto, entremezcla géneros e intereses variados, generando, según Sañudo, "una película poco habitual".
A la hora de definir el tema central de la película, Sañudo señala que se trata de una historia de duelo, aunque con un enfoque que también deja espacio para momentos de luz. La historia de Irune se presenta como "una historia muy íntima, pero también profundamente social y colectiva". El director señala que es un relato donde los dilemas personales de la protagonista están en constante relación con conflictos comunitarios, aunque añade que "en otro lugar y momento, no sería la historia de esta Irune".
Miren Gaztañaga, quien interpreta a Irune, sostiene gran parte del peso de la historia. Sañudo expresa su aprecio por el trabajo de la actriz y afirma que colaborar con ella fue "un regalo". Aunque ya habían coincidido en "Ane", donde Gaztañaga tuvo un papel secundario, esta película le dio la oportunidad de trabajar a fondo con ella. "Miren se merece lo mejor, por su capacidad de sacrificio, su bondad, su talento y su inteligencia", comenta el director.
El título de la película, "Los últimos románticos", responde a la forma en que la historia explora el concepto de lo romántico desde diferentes ángulos, según Sañudo. La historia incluye un amor romántico entre dos personajes que viven su relación según pautas de otros tiempos, pero también alude a una nostalgia por un pasado en el que el entorno industrial alavés parecía tener un futuro prometedor. "Es la historia de un lugar donde se romantizan los tiempos pasados, los grandes momentos de lucha colectiva social de los ochenta y los noventa", describe Sañudo. Esta añoranza se refleja en los lugares del pueblo que los personajes recuerdan con cariño, pero que ya no existen.
La película emplea recursos estéticos que enfatizan su simbolismo. Las llamadas que Irune realiza a Miguel María, un operador de Renfe, están filmadas con una puesta en escena que difiere del resto del metraje. Sañudo y su equipo decidieron representar estas escenas de forma distinta para que el espectador las percibiera como un espacio separado del resto de la narrativa. Según el director, "al iniciar el proceso de puesta en escena teníamos claro que uno de los objetivos era que el espectador percibiera la película como una historia sutil, delicada, cuidada, meticulosa".
Otros elementos simbólicos abundan en la película, aunque el equipo buscó que estos fueran accesibles para el espectador y no quedaran en un plano hermético. Los trenes en marcha representan, por ejemplo, el tránsito y las oportunidades de cambio que rodean a la protagonista. En cuanto al fuego, Sañudo sugiere que tiene un significado liberador, aunque admite que hablar más en profundidad del simbolismo del fuego podría revelar aspectos importantes de la trama. Los eucaliptos, por su parte, simbolizan la naturaleza artificial de un paisaje que lucha por mantener su identidad en un contexto de transformación industrial. "Los eucaliptos tienen que ver con lo postizo, con un municipio industrial que intenta mantener vivo su ecosistema laboral y paisajístico pero que nunca más volverá a ser ese pueblo próspero de los ochenta", explica.
En cuanto a las influencias cinematográficas, Sañudo afirma que evita trabajar con referentes explícitos, aunque la película encaja dentro de lo que Rob Stone y María Pilar Rodríguez han denominado el "Nuevo Cine Vasco de Sentimiento". Películas como "Loreak", "Ander", "80 egunean", "Amama" y "Oreina" forman parte de esta misma corriente que ha nutrido a Sañudo como cineasta. Además, el director menciona que admira el trabajo de Jim Jarmusch y Nanni Moretti, influencias que pueden percibirse de forma sutil en la película.
Finalmente, al reflexionar sobre sus aspiraciones para "Los últimos románticos", Sañudo expresa su deseo de que el público valore el trabajo de Miren Gaztañaga y que el equipo técnico y artístico sienta orgullo por el resultado final.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM o FACEBOOK.
David Pérez Sañudo explica que el proyecto comenzó como una propuesta de las productoras La Claqueta e Irusoin y que, para su fortuna, ya conocía la novela de Txani Rodríguez. "Había leído la novela y me había encantado. La respuesta fue muy sencilla", comenta el director. Para la adaptación, Sañudo colaboró nuevamente con Marina Parés, su compañera de escritura en el guion de "Ane". En esta ocasión, el rol de Parés fue fundamental en las primeras fases de escritura. "Marina se incorporó antes a la escritura, haciendo yo de frontón en una primera fase. A partir de la tercera versión de guion entré yo al proyecto", detalla. El equipo se propuso respetar el espíritu de la novela, aunque evitando una traslación literal a la pantalla: "Hemos tratado de ser muy respetuosos con el trabajo de Txani, pero también darle vida propia e intentar que la película huya de lo literario".
Uno de los mayores desafíos al adaptar la obra fue mantener el tono delicado y sutil que caracteriza a la novela. Según el director, "esta película ha sido muy complicada porque el tono nos llevaba constantemente a líneas fronterizas entre géneros y temáticas". Esta dificultad de mantener una línea tonal homogénea acompañó al equipo durante todo el proceso, desde el rodaje hasta el montaje, el cartel y el tráiler. La película, en efecto, entremezcla géneros e intereses variados, generando, según Sañudo, "una película poco habitual".
A la hora de definir el tema central de la película, Sañudo señala que se trata de una historia de duelo, aunque con un enfoque que también deja espacio para momentos de luz. La historia de Irune se presenta como "una historia muy íntima, pero también profundamente social y colectiva". El director señala que es un relato donde los dilemas personales de la protagonista están en constante relación con conflictos comunitarios, aunque añade que "en otro lugar y momento, no sería la historia de esta Irune".
Miren Gaztañaga, quien interpreta a Irune, sostiene gran parte del peso de la historia. Sañudo expresa su aprecio por el trabajo de la actriz y afirma que colaborar con ella fue "un regalo". Aunque ya habían coincidido en "Ane", donde Gaztañaga tuvo un papel secundario, esta película le dio la oportunidad de trabajar a fondo con ella. "Miren se merece lo mejor, por su capacidad de sacrificio, su bondad, su talento y su inteligencia", comenta el director.
El título de la película, "Los últimos románticos", responde a la forma en que la historia explora el concepto de lo romántico desde diferentes ángulos, según Sañudo. La historia incluye un amor romántico entre dos personajes que viven su relación según pautas de otros tiempos, pero también alude a una nostalgia por un pasado en el que el entorno industrial alavés parecía tener un futuro prometedor. "Es la historia de un lugar donde se romantizan los tiempos pasados, los grandes momentos de lucha colectiva social de los ochenta y los noventa", describe Sañudo. Esta añoranza se refleja en los lugares del pueblo que los personajes recuerdan con cariño, pero que ya no existen.
La película emplea recursos estéticos que enfatizan su simbolismo. Las llamadas que Irune realiza a Miguel María, un operador de Renfe, están filmadas con una puesta en escena que difiere del resto del metraje. Sañudo y su equipo decidieron representar estas escenas de forma distinta para que el espectador las percibiera como un espacio separado del resto de la narrativa. Según el director, "al iniciar el proceso de puesta en escena teníamos claro que uno de los objetivos era que el espectador percibiera la película como una historia sutil, delicada, cuidada, meticulosa".
Otros elementos simbólicos abundan en la película, aunque el equipo buscó que estos fueran accesibles para el espectador y no quedaran en un plano hermético. Los trenes en marcha representan, por ejemplo, el tránsito y las oportunidades de cambio que rodean a la protagonista. En cuanto al fuego, Sañudo sugiere que tiene un significado liberador, aunque admite que hablar más en profundidad del simbolismo del fuego podría revelar aspectos importantes de la trama. Los eucaliptos, por su parte, simbolizan la naturaleza artificial de un paisaje que lucha por mantener su identidad en un contexto de transformación industrial. "Los eucaliptos tienen que ver con lo postizo, con un municipio industrial que intenta mantener vivo su ecosistema laboral y paisajístico pero que nunca más volverá a ser ese pueblo próspero de los ochenta", explica.
En cuanto a las influencias cinematográficas, Sañudo afirma que evita trabajar con referentes explícitos, aunque la película encaja dentro de lo que Rob Stone y María Pilar Rodríguez han denominado el "Nuevo Cine Vasco de Sentimiento". Películas como "Loreak", "Ander", "80 egunean", "Amama" y "Oreina" forman parte de esta misma corriente que ha nutrido a Sañudo como cineasta. Además, el director menciona que admira el trabajo de Jim Jarmusch y Nanni Moretti, influencias que pueden percibirse de forma sutil en la película.
Finalmente, al reflexionar sobre sus aspiraciones para "Los últimos románticos", Sañudo expresa su deseo de que el público valore el trabajo de Miren Gaztañaga y que el equipo técnico y artístico sienta orgullo por el resultado final.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM o FACEBOOK.