Hablamos con Víctor Matellano, ante el estreno del film-homenaje "Llámame Paul"

por © Celia Santos-NOTICINE.com
Matellano, con Naschy como hombre lobo
Matellano, con Naschy como hombre lobo
El director español Víctor Matellano ("Llámame vampus", "Vampyres") estrena la próxima semana "Llámame Paul", el un film-homenaje a Jacinto Molina, más conocido como Paul Naschy, uno de los cineastas españoles pioneros en el cine fantástico y de terror que dirigió, guionizó y protagonizó decenas de películas que pasaron a formar parte de la historia del cine español de género... y del internacional, en las últimas décadas del siglo XX, como "El retorno del hombre lobo" (1981) y "El aullido del diablo" (1987).

- ¿De dónde nace la idea de dirigir un documental sobre Paul Naschy?
Paul Naschy y yo fuimos muy amigos, y lo conocía desde los años 90. De hecho trabajamos juntos en teatro, llegó a prologar libros míos e hicimos bastantes actividades juntos. Antes de fallecer, hizo la obra de teatro "La danza de la muerte" conmigo, que protagonizaba junto con Saturnino García. Sin embargo, no pude nunca dirigirle en cine, por lo que lo incluí en trabajos míos como en "Wax"  y "¡Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror", donde aparecía su voz original cuando él ya había fallecido. De alguna manera ha estado presente en algunos de mis proyectos. Si he tardado ocho películas más en volverlo a tratar ha sido porque quería profundizar al máximo sobre este tema.

- Teniendo en cuenta la relación de amistad entre ambos, ¿qué ha significado para usted hacer un documental sobre él?
Muchas veces me hablaba de cosas que pasan en el cine, como las dificultades que hay, traiciones, problemas o lo que cuesta levantarlo todo. Cuando me lo contaba, me parecía un poco exagerado, pero después de reflexionar sobre todos sus miedos, problemas e historias, me di cuenta de que tenía razón. Para mí lo que más ha significado es que me he sentido identificado en algunas cosas desde el punto de vista personal en cuanto a las dificultades de un narrador o de un "cuentacuentos", porque él era un contador de historias.

- Naschy fue pionero, al menos en España, del cine fantástico y de terror. ¿Qué elementos cree que caracterizan sus películas?
En muchos casos, él basaba las películas en lo que vivió durante su infancia. Cuando tenía once años, vio "Frankenstein contra el hombre lobo", de La Universal, y eso le marcó por varios elementos. Principalmente por toda la iconografía que hay del fantástico visto desde el punto de vista anglosajón o estadounidense. En sus películas él lo hace desde un prisma europeo y añade un toque diferente, pero manteniendo esa base inicial de lo que son los monstruos de La Universal. Naschy lleva hacia su terreno lo que se conocían como los cócteles de monstruos e introduce elementos de pintura como de Bruegel o Julio Romero de Torres. Lo va aderezando con pequeños elementos que va estructurando precisamente a través de cosas que ha vivido, es decir, de pequeños elementos autorreferenciales. Por lo tanto, de alguna manera nos encontramos con esos monstruos clásicos, pero retocados, porque incluso cuando no dirige, también se le puede considerar autor, porque él había escrito las películas. Por ejemplo, en el caso del Conde Drácula, introduce un giro de muerte por amor que podemos ver después de la película de Coppola. Es decir, sus aportaciones no fueron hacer una mera "exploit" de las películas del fantástico, sino que hizo una reinvención del cine estadounidense. En el caso del personaje de Waldemar Daninsky, le dota de una personalidad muy determinada en todas las películas que hace.


 
- ¿Cómo describiría a Paul Naschy?
Si tuviera que definirlo, destacaría su valentía. En una España en dictadura en la que se hacían películas de López Vázquez corriendo detrás de las suecas y de Lina Morgan, de repente llega un señor que se atreve a hacer películas de vampiros y de hombres lobo. Solo por eso, ya merece la pena. Además, a través de esas películas se explica nuestro país y cómo eran aquellos años tan difíciles de las décadas de los 70 y 80.

- A la hora de plasmar la vida y la filmografía de Paul Naschy toma como punto de partida el infarto que sufrió en 1991, ¿de dónde nace esta idea?
Ese infarto marca un momento de crisis personal relacionada con un mundo que se le desmorona, con un cambio muy grande y con una desafección con muchas cosas. En sus últimos años de vida, Paul se revitaliza, pero en el momento del infarto estaba en una caída. Me parece muy bonito que alguien reflexione con la pregunta "¿ha merecido la pena todo?", que mira hacia atrás y a todo lo que ha ocurrido antes. Me parecía muy importante comenzar desde la crisis, y creo que este es un buen punto de inflexión para no empezar con la gloria ni por el principio de su vida.

- ¿Qué efecto tiene utilizar múltiples voces en off, incluyendo las de Caroline Munro, Jack Taylor y Sergio Molina, hijo de Naschy?
Pienso que las dobles voces ayudan al espectador a hacerse un mosaico y a dar matices. En el documental hay dos tipos de intervenciones, las que son de opinión o de análisis fuera de Paul Naschy, que son las voces de Sergio, de Caroline o de Jack, y la voz de Paul Naschy. Su voz la ha hecho Héctor Cantolla, que era quien siempre le doblaba en las películas, y esta está extraída palabra por palabra de cosas que dejó escritas Naschy. Cuando habla Paul Naschy, ni Ángel Sala, coescritor, ni yo intervenimos como guionistas, porque es su voz. Solo hay una frase que no dejó escrita él, por lo que hubo que ajustarla. El hecho de que se escuchara su voz es un aspecto que me pareció muy importante, además de que era la voz de quien habitualmente la doblaba en el cine. Escuchar a Cantolla es como escucharle a él.

- Se han hecho varios documentales sobre Paul Naschy, ¿en qué cree que "Llámame Paul" es diferente?
Hablando con Ángel Sala, pensamos que nos apetecía hacer una dimensión de algo que no se hubiese hablado anteriormente de Paul, porque ya ha aparecido en otros documentales. No obstante, hay dos conceptos que no se habían tratado hasta ahora: el primero es cómo se le puede aplicar el concepto de autoría a alguien que hace películas sobre monstruos. Es decir, se le puede llegar a considerar un autor. Además, "Llámame Paul" refleja cómo el intervalo que va desde los siete a los dieciocho años aproximadamente le marcó mucho, y esos miedos, anhelos e intereses después aparecen en sus películas. Por eso nos parecía muy interesante el tratarlo desde ahí, mucho más que desde el punto de vista puramente informativo sobre su filmografía o desde el punto de vista analítico.

- Su cinta ha pasado por varios festivales, como el de Sitges, el Festival de Cine Fantástico de las Islas Canarias o el FICAL. ¿Cómo fue la acogida en estos eventos?
Estoy muy contento con cómo está yendo la acogida y sobre todo porque en los diferentes encuentros tengo la oportunidad de hablar con el público, lo que me permite profundizar. Como con todo trabajo, quieres que vaya bien y que se venda bien, pero hay un doble objetivo, que es darle a Paul la difusión que se merece, y creo que eso también se está consiguiendo. Para mí es muy importante porque es una forma de devolverle como amigo todo lo que él me ha aportado.

- Ahora llega a los cines españoles, ¿cómo espera que sea recibida por el público?
Yo creo que va a haber dos tipos de público. Por un lado, los que ya conocen la materia de lo que estás hablando, y por otro lado, gente que se acerca a la persona a través del documental. Espero que tanto a unos como a otros les aportemos un nuevo enfoque y una nueva perspectiva. Espero que a los amantes del fantástico esta perspectiva les haga fijarse en nuevos aspectos y espero que el público general descubra a un personaje y a una persona que merece la pena, sobre todo por su valentía.

- La última escena de "Llámame Paul" es muy especial, ¿qué significado tiene?
Sí, el plano final es muy interesante, porque el niño que aparece es Iván Molina, el hijo de Sergio y nieto de Paul. Es por esto por lo que la última escena tiene mucho sentido, porque están las tres generaciones en pantalla. El niño, Iván, está viendo a su padre en el cine, porque Sergio aparece en "El aullido del Diablo", y a la vez, dentro de esta película, Sergio está viendo a su Paul en vídeo. Este triple me parecía muy interesante, y tenía mucho sentido que el niño que aparece en el documental sea Iván, el nieto de Paul.

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