Se estrenó opera prima argentina "El cinturón de Olivia", un multiverso low-cost

por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
"El cinturón de Olivia"
"El cinturón de Olivia"
Olivia no quería salir esa noche. Tenía la cabeza en otra parte, entre ecuaciones sin resolver y un duelo que no terminaba de cerrar. Pero sus amigos, Gigi y Enzo, insistieron. No sabían que esa sería la última noche en la que todo sería como siempre. Un fenómeno astronómico los arrastraría a un viaje por universos paralelos, donde cada decisión tomada —o evitada— los enfrentaría a versiones alternativas de sí mismos.

Así arranca "El cinturón de Olivia", el primer largometraje de Jeremías Magnaghi Rudy, que se ha estrenaba el 14 de agosto en el Cine Gaumont, con funciones diarias a las 21:45. La película, una rareza en el panorama local —ciencia ficción low-cost anclada en el conurbano— ya tuvo un recorrido por festivales internacionales antes de llegar a las salas argentinas. En Uruguay, en el LatinUy 16, se llevó los premios a Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Actriz (compartido entre Agustina Cabo y Carolina Kopelioff). En el Oklahoma Cine Latino, Manuel Ramos ganó como Mejor Actor.

Magnaghi Rudy, nacido en Lanús en 1987, viene de un camino de cortometrajes y guiones. Su ópera prima no es un ejercicio de efectos especiales, sino una historia que usa el multiverso como excusa para hablar de amistad, pérdidas y esos silencios que pesan más que las palabras. "Olivia es una estudiante de Astrofísica que está atrapada entre su tesis y un pasado que no la deja avanzar", explica la sinopsis. Sus amigos, Gigi y Enzo, son el contrapunto: la chispa y el desparpajo que la sacan de su ensimismamiento, hasta que la física cuántica interviene.



El director ya había explorado antes el género. En 2014, con el corto "OSO", ganó premios en el Festival Audiovisual Heterogéneo. En 2019, con "Abrí los ojos", se enfocó en el diseño sonoro, una herramienta que en "El cinturón de Olivia" funciona como puente entre lo cotidiano y lo fantástico. "No queríamos hacer una película de naves espaciales", dijo en una entrevista previa. "Acá lo extraño sucede en una plaza, en un departamento, en esos lugares que todos conocemos".

El elenco, encabezado por Cabo, Kopelioff y Ramos, construye una dinámica creíble. No hay discursos grandilocuentes ni monólogos sobre el destino; en cambio, hay miradas cruzadas, bromas que esconden incomodidad y escenas donde lo que no se dice importa más que los diálogos. La fotografía de Federico "Monty" Kaplan opta por una paleta de azules nocturnos y amarillos desgastados, lejos del futurismo brillante de Hollywood. Hasta los universos alternativos tienen un aire de barrio: versiones de los personajes que podrían haber existido, pero que se quedaron en un "qué hubiera pasado si".

La película dialoga, sin nombrarla, con tradiciones como "El Eternauta", donde lo fantástico irrumpe en lo cotidiano. Pero aquí no hay invasores extraterrestres, sino preguntas personales: ¿Qué habría pasado si Olivia no hubiera abandonado aquel proyecto? ¿Si Gigi se hubiera animado a decir lo que sentía? ¿Si Enzo no hubiera evitado esa pelea? El multiverso, en este caso, es un espejo incómodo.

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