Carlos Armella: "El diablo en el camino"... de los cines mexicanos
- por © Redacción (México)-NOTICINE.com
La más reciente producción del director mexicano Carlos Armella, el largometraje "El diablo en el camino", se prepara para su estreno nacional en salas de cine el próximo 11 de diciembre. La cinta propone un viaje de suspenso y misticismo que se adentra en un México desolado, en una historia que confronta a sus personajes con sus propios fantasmas y la culpa no resuelta.
La película, que Armella presentó en el 28 Festival de Cine de Málaga, España, el pasado mes de marzo compitiendo en la sección oficial, sigue los pasos de Juan, un hombre que carga el ataúd de su hijo recién muerto sobre su espalda. La travesía, descrita como un recorrido tanto espiritual como físico, lo lleva a través de un país devastado, inmerso en un paisaje áspero y complejo que sitúa la acción tras la Guerra Cristera. En su camino, cada encrucijada se convierte en una trampa y cada paso en un intento de expiación.
La trama detalla que Juan, desertor del ejército federal, debe llevar el cuerpo de su hijo hasta El Porvenir, su lugar de nacimiento, para enterrarlo junto a su esposa. Asediado por el diablo, el protagonista se enfrenta a los fantasmas de su pasado, sumergiéndose en una espiral de horror y búsqueda de redención. La narración, que se mueve entre lo real y lo sobrenatural, indaga en temas como la fe, la supervivencia, la culpa y la fragilidad humana.
Durante la presentación en el Festival de Málaga, el director Carlos Armella participó en una rueda de prensa en el cine Albéniz junto al actor principal, Luis Alberti, y las productoras Marion d'Ornano y Elsa Reyes. Armella comentó que la película puede admitir diversas interpretaciones, sin imponer una única lectura al público.
"Creo que tiene una lectura religiosa, la del hombre que a pesar de todo no pierde la fe y hace este enorme sacrificio, o no. También puede verse como un castigo terrenal a un hombre que quiere encontrarle un significado divino a lo que no lo tiene", explicó Armella, quien reafirmó la validez de ambas perspectivas: "Yo no quiero decirle al público cómo interpretarlo. Quien quiera darle una lectura religiosa me parece genial y quien quiera darle una visión pagana o agnóstica, también es admisible".
El director relató que la idea original de la película surgió hace más de veinte años, cuando se le vino a la cabeza la imagen de un hombre caminando con un ataúd a cuestas a través de un paisaje árido. A partir de esa poderosa imagen, comenzó a construir la historia. Sin embargo, el cineasta señaló que la experiencia personal de la paternidad le ofreció "una visión muy distinta de la historia" a la hora de abordar el guion.
Armella hizo notar que el relato incorpora referencias bíblicas y tradiciones mexicanas relacionadas con la muerte, si bien empleando "un estilo narrativo más contemporáneo". Señaló además que el libro "Pedro Páramo", de Juan Rulfo, fue un referente en la concepción de la obra.
Al describir el arco de su personaje, Armella resumió que una vez que Juan abandona su vida de guerra, "el protagonista va renovando su fe de cierta manera al salvar y educar a este niño. Después, se le pone una prueba bastante dura".
El actor Luis Alberti coincidió en la dualidad mística de la historia, argumentando que el "camino iniciático" que vive su personaje desde "el claroscuro" es "algo muy mexicano". Según Alberti, el pueblo mexicano tiene "culturalmente una mística, una relación muy práctica con la muerte".
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La película, que Armella presentó en el 28 Festival de Cine de Málaga, España, el pasado mes de marzo compitiendo en la sección oficial, sigue los pasos de Juan, un hombre que carga el ataúd de su hijo recién muerto sobre su espalda. La travesía, descrita como un recorrido tanto espiritual como físico, lo lleva a través de un país devastado, inmerso en un paisaje áspero y complejo que sitúa la acción tras la Guerra Cristera. En su camino, cada encrucijada se convierte en una trampa y cada paso en un intento de expiación.
La trama detalla que Juan, desertor del ejército federal, debe llevar el cuerpo de su hijo hasta El Porvenir, su lugar de nacimiento, para enterrarlo junto a su esposa. Asediado por el diablo, el protagonista se enfrenta a los fantasmas de su pasado, sumergiéndose en una espiral de horror y búsqueda de redención. La narración, que se mueve entre lo real y lo sobrenatural, indaga en temas como la fe, la supervivencia, la culpa y la fragilidad humana.
Durante la presentación en el Festival de Málaga, el director Carlos Armella participó en una rueda de prensa en el cine Albéniz junto al actor principal, Luis Alberti, y las productoras Marion d'Ornano y Elsa Reyes. Armella comentó que la película puede admitir diversas interpretaciones, sin imponer una única lectura al público.
"Creo que tiene una lectura religiosa, la del hombre que a pesar de todo no pierde la fe y hace este enorme sacrificio, o no. También puede verse como un castigo terrenal a un hombre que quiere encontrarle un significado divino a lo que no lo tiene", explicó Armella, quien reafirmó la validez de ambas perspectivas: "Yo no quiero decirle al público cómo interpretarlo. Quien quiera darle una lectura religiosa me parece genial y quien quiera darle una visión pagana o agnóstica, también es admisible".
El director relató que la idea original de la película surgió hace más de veinte años, cuando se le vino a la cabeza la imagen de un hombre caminando con un ataúd a cuestas a través de un paisaje árido. A partir de esa poderosa imagen, comenzó a construir la historia. Sin embargo, el cineasta señaló que la experiencia personal de la paternidad le ofreció "una visión muy distinta de la historia" a la hora de abordar el guion.
Armella hizo notar que el relato incorpora referencias bíblicas y tradiciones mexicanas relacionadas con la muerte, si bien empleando "un estilo narrativo más contemporáneo". Señaló además que el libro "Pedro Páramo", de Juan Rulfo, fue un referente en la concepción de la obra.
Al describir el arco de su personaje, Armella resumió que una vez que Juan abandona su vida de guerra, "el protagonista va renovando su fe de cierta manera al salvar y educar a este niño. Después, se le pone una prueba bastante dura".
El actor Luis Alberti coincidió en la dualidad mística de la historia, argumentando que el "camino iniciático" que vive su personaje desde "el claroscuro" es "algo muy mexicano". Según Alberti, el pueblo mexicano tiene "culturalmente una mística, una relación muy práctica con la muerte".
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