Federico Borgia y Guillermo Madeiro hablan sobre "Clever", premiada en Ceará
- por © J.P.Russo / EscribiendoCine-NOTICINE.com
Ganadora como Mejor Película Iberoamericana y Mejor Banda Sonora en la 26 edicióndel Festival Cine Ceará, "Clever" (2015), de los uruguayos Federico Borgia y Guillermo Madeiro, es sin duda una de las mejores obras que ha dado el cine de ese país en el último tiempo. Irónica, atravesada por un humor negro inusual pero tambíen reflexiva y con un guion sin fisuras, la historia, mínima por cierto, sigue a Clever Pacini, un padre divorciado, practicante de artes marciales y fanático del tuneo, que en el pueblo de Las Palmas conoce a Sebastián, dueño de un gimnasio, quien le decorará su Chevette para una competencia de tuning. "La aventura de un hombre que busca a un artista particular para que le pinte el auto, surgió de una exploración lúdica que comenzó a partir de espacios", confiesan los directores en entrevista con nuestros compañeros de EscribiendoCine.
- ¿De qué manera trabajaron la historia? Da la sensación de que a partir de una historia mínima se fue abriendo un abanico de posibilidades narrativas que supieron aprovechar muy bien.
En realidad esa historia mínima, la aventura de un hombre que busca a un artista particular para que le pinte el auto, surgió de una exploración lúdica que comenzó a partir de espacios. De esos espacios, que nos resultaban interesantes desde su potencial cinematográfico y narrativo, surgieron personajes, conflictos y mundos. La historia vino después, casi como una necesidad de unir mundos que nos resultaban atractivos y que fuimos creando por separado. Una vez que encontramos el cuento nos concentramos en la narración y en aprovechar los elementos más interesantes que habíamos encontrado en un proceso previo mucho más libre.
- ¿Cómo fue el trabajo físico de los actores, sobre todo de Hugo Piccinini, para lograr los personajes?
El trabajo físico de Hugo fue muy concreto desde la transformación y el único que realmente tuvo un proceso largo. Hizo pesas durante casi un año para tener el físico de Clever. De convivir con personajes de gimnasio y de la identidad que le fuimos encontrando juntos, terminó de tomar forma su postura. Pero el sólo hecho del ejercicio lo fue transformando. También practicó artes marciales.
- La actuación del fisiculturista Antonio Osta es un hallazgo y sin duda consigue construir un personaje lleno de maticas pese a su mole corporal ¿Cómo dieron con el ex campeón de fisicoculturismo que además sabe tocar el piano?
Empezamos a hacer un trabajo de investigación con Carlos Schulkin, el director de casting, que consistía en recorrer gimnasios y dar con una base de contactos de tipos con el físico adecuado para interpretar a Sebastián. Hicimos pruebas con algunos y la cosa estaba difícil. Un día Carlos llega muy motivado porque se había reunido con un forzudo muy interesante en una pizzería. Era Antonio. En principio no daba con la imagen que teníamos, que era alguien de rasgos faciales mucho más delicados. Pero Carlos estaba entusiasmado sólo por haber hablado con él, nos contó que era campeón del mundo de fisiculturismo y que tocaba el piano. También nos dijo que vivía en Cardona, un pueblo a unos 200km de Montevideo, lo que complicaba mucho las cosas para ensayar. De cualquier manera decidimos hacerle una prueba y conseguimos un teclado para verlo tocar. En la prueba nos sorprendió mucho y dejamos de buscar, no importaba la distancia con Cardona ni nada, era él.
- ¿Cuánto del personaje estaba pensado desde antes y cuánto se reformuló cuando dieron con él?
No hubo que reformular el personaje sino aprovechar la forma en que Antonio podía hacerlo crecer. En un principio parecía tener poco en común con Sebastián, había sido dos veces campeón del mundo, tenía una novia muy linda que lo acompañaba a los ensayos y actitud de triunfador. Pero con el correr de los ensayos y la profundización de nuestro vínculo con él empezamos a ver que se parecía a Sebastián mucho más de lo que creíamos. Su gloria deportiva ya era parte del pasado, ya no vivía en México DF sino en Cardona (donde tiene un gimnasio) y tenía esa dualidad entre cuerpo tosco y sensibilidad. Verlo tocar el piano fue muy revelador, no sólo porque había que aprovecharlo sino porque resumía de una manera muy cinematográfica esa dualidad que es la esencia del personaje. Además de tocar piano, hablaba Latín y en los ejercicios de improvisación tiraba frases muy curiosas que quedaban en el guión: “mamá es como un gran bloque de cemento” es una de esas. Nuestro único mérito fue aprovechar todo eso.
- La música es otro elemento potente en la película, ¿cómo fue la elección de los temas y de los momentos en que deberían estar?
La elección de los momentos se fue dando en un ida y vuelta permanente con el músico Ismael Varela, que es amigo nuestro y con quien ya habíamos trabajado antes. En un principio le marcamos momentos tentativos y cierto tono o clima emotivo que buscábamos. Luego lo dejamos trabajar basándonos en la confianza que le tenemos. Además de ser muy talentoso y creativo, nos conoce bien y comparte nuestro gusto en muchos sentidos. Nunca imaginamos que iba a haber canciones con letras y menos en inglés pero desde el momento que nos mostró una maqueta de la canción “Alone in the car” quedamos encantados y eso marcó un poco el camino a seguir. Básicamente le dimos mucha libertad para trabajar y, como en el caso de Antonio, intentamos aprovechar su talento y sus ideas.
- Muchos definen Clever como una película sobre la masculinidad ¿Qué fue lo que les interesó retratar de ese universo masculino?
Honestamente, es algo que nunca nos planteamos como objetivo durante el proceso y no fuimos del todo conscientes hasta que se empezó a hablar de eso. Pero nos parece una apreciación correcta, se respira eso en la película en muchos momentos, un ambiente masculino decadente y satirizado. No es algo nuevo en nosotros y aparece en otras cosas que hemos hecho. Pero la realidad es que siempre fue una consecuencia del proceso creativo, algo que salió, nunca dijimos “vamos a hablar sobre tal tema”, ni la masculinidad ni ningún otro. Sobre el interés por ese universo, posiblemente tenga que ver con un conocimiento bastante profundo de ciertos ambientes “de hombres” y su gran potencial para engendrar personajes con niveles altos de oscuridad y desplegar el tipo de humor que nos gusta.
- ¿Trabajaron de forma consciente la relación homoerótica entre Clever y Sebastián o apareció después?
No sentimos que haya mucho erotismo en la película, ni homo ni hetero. Lo erótico para nosotros tiene más que ver con una sensualidad sutil, casi por oposición a lo pornográfico. Si bien nos interesa lo erótico, no lo trabajamos en esta película. Lo que trabajamos más en ese sentido es lo grotesco: Sebastián todo sudado sentado en la cama e inclusive su madre comiendo frutillas están más cerca de eso que del erotismo, al menos como lo entendemos nosotros. Lo que sí se hizo de forma totalmente consciente fue poner a Clever en una situación de tensión sexual con Sebastián, incomodándolo, pero más desde un lugar de comedia que desde un interés por revelar asuntos sexuales más profundos. De hecho a Clever lo trabajamos como un personaje heterosexual y a Sebastián como alguien casi asexuado, indefinido, inocente. Pero sí jugamos con la mirada de Clever, la de la madre de Sebastián y la del espectador. En este caso preferimos la duda que la certeza.
- ¿Piensan que la película por su forma y el humor que maneja se encuadra de un tipo de cine uruguayo que hoy ha logrado tener una identidad? Veo conexiones entre el cine de Pablo Stoll, Federico Veiroj, Manuel Nieto… como que todos se diferencian pero siguen un hilo conductor que es ese humor tan particular.
Esos directores que mencionás y cuya obra nos interesa, son todos pertenecientes a una misma generación y amigos entre sí. Esa conexión que ves probablemente tenga que ver con eso. Pero en nuestra opinión son autores bien diferentes. Y el cine uruguayo hoy en día tiene una diversidad muy grande que trasciende ampliamente a estos directores. No negamos que pueda haber puntos de contacto pero creemos que hay más diferencias que similitudes con nuestra película. Comprendemos de dónde viene la sensación de esa suerte de identidad del cine uruguayo pero no sentimos que sea del todo real ni que le haga justicia a su diversidad de miradas. A veces tiende a simplificar el análisis de las obras y puede tapar lo más rico que está en las diferencias y en los detalles. En definitiva, preferimos ver a Clever por fuera de cualquier marco identificatorio que tienda a agrupar y simplificar.
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- ¿De qué manera trabajaron la historia? Da la sensación de que a partir de una historia mínima se fue abriendo un abanico de posibilidades narrativas que supieron aprovechar muy bien.
En realidad esa historia mínima, la aventura de un hombre que busca a un artista particular para que le pinte el auto, surgió de una exploración lúdica que comenzó a partir de espacios. De esos espacios, que nos resultaban interesantes desde su potencial cinematográfico y narrativo, surgieron personajes, conflictos y mundos. La historia vino después, casi como una necesidad de unir mundos que nos resultaban atractivos y que fuimos creando por separado. Una vez que encontramos el cuento nos concentramos en la narración y en aprovechar los elementos más interesantes que habíamos encontrado en un proceso previo mucho más libre.
- ¿Cómo fue el trabajo físico de los actores, sobre todo de Hugo Piccinini, para lograr los personajes?
El trabajo físico de Hugo fue muy concreto desde la transformación y el único que realmente tuvo un proceso largo. Hizo pesas durante casi un año para tener el físico de Clever. De convivir con personajes de gimnasio y de la identidad que le fuimos encontrando juntos, terminó de tomar forma su postura. Pero el sólo hecho del ejercicio lo fue transformando. También practicó artes marciales.
- La actuación del fisiculturista Antonio Osta es un hallazgo y sin duda consigue construir un personaje lleno de maticas pese a su mole corporal ¿Cómo dieron con el ex campeón de fisicoculturismo que además sabe tocar el piano?
Empezamos a hacer un trabajo de investigación con Carlos Schulkin, el director de casting, que consistía en recorrer gimnasios y dar con una base de contactos de tipos con el físico adecuado para interpretar a Sebastián. Hicimos pruebas con algunos y la cosa estaba difícil. Un día Carlos llega muy motivado porque se había reunido con un forzudo muy interesante en una pizzería. Era Antonio. En principio no daba con la imagen que teníamos, que era alguien de rasgos faciales mucho más delicados. Pero Carlos estaba entusiasmado sólo por haber hablado con él, nos contó que era campeón del mundo de fisiculturismo y que tocaba el piano. También nos dijo que vivía en Cardona, un pueblo a unos 200km de Montevideo, lo que complicaba mucho las cosas para ensayar. De cualquier manera decidimos hacerle una prueba y conseguimos un teclado para verlo tocar. En la prueba nos sorprendió mucho y dejamos de buscar, no importaba la distancia con Cardona ni nada, era él.
- ¿Cuánto del personaje estaba pensado desde antes y cuánto se reformuló cuando dieron con él?
No hubo que reformular el personaje sino aprovechar la forma en que Antonio podía hacerlo crecer. En un principio parecía tener poco en común con Sebastián, había sido dos veces campeón del mundo, tenía una novia muy linda que lo acompañaba a los ensayos y actitud de triunfador. Pero con el correr de los ensayos y la profundización de nuestro vínculo con él empezamos a ver que se parecía a Sebastián mucho más de lo que creíamos. Su gloria deportiva ya era parte del pasado, ya no vivía en México DF sino en Cardona (donde tiene un gimnasio) y tenía esa dualidad entre cuerpo tosco y sensibilidad. Verlo tocar el piano fue muy revelador, no sólo porque había que aprovecharlo sino porque resumía de una manera muy cinematográfica esa dualidad que es la esencia del personaje. Además de tocar piano, hablaba Latín y en los ejercicios de improvisación tiraba frases muy curiosas que quedaban en el guión: “mamá es como un gran bloque de cemento” es una de esas. Nuestro único mérito fue aprovechar todo eso.
- La música es otro elemento potente en la película, ¿cómo fue la elección de los temas y de los momentos en que deberían estar?
La elección de los momentos se fue dando en un ida y vuelta permanente con el músico Ismael Varela, que es amigo nuestro y con quien ya habíamos trabajado antes. En un principio le marcamos momentos tentativos y cierto tono o clima emotivo que buscábamos. Luego lo dejamos trabajar basándonos en la confianza que le tenemos. Además de ser muy talentoso y creativo, nos conoce bien y comparte nuestro gusto en muchos sentidos. Nunca imaginamos que iba a haber canciones con letras y menos en inglés pero desde el momento que nos mostró una maqueta de la canción “Alone in the car” quedamos encantados y eso marcó un poco el camino a seguir. Básicamente le dimos mucha libertad para trabajar y, como en el caso de Antonio, intentamos aprovechar su talento y sus ideas.
- Muchos definen Clever como una película sobre la masculinidad ¿Qué fue lo que les interesó retratar de ese universo masculino?
Honestamente, es algo que nunca nos planteamos como objetivo durante el proceso y no fuimos del todo conscientes hasta que se empezó a hablar de eso. Pero nos parece una apreciación correcta, se respira eso en la película en muchos momentos, un ambiente masculino decadente y satirizado. No es algo nuevo en nosotros y aparece en otras cosas que hemos hecho. Pero la realidad es que siempre fue una consecuencia del proceso creativo, algo que salió, nunca dijimos “vamos a hablar sobre tal tema”, ni la masculinidad ni ningún otro. Sobre el interés por ese universo, posiblemente tenga que ver con un conocimiento bastante profundo de ciertos ambientes “de hombres” y su gran potencial para engendrar personajes con niveles altos de oscuridad y desplegar el tipo de humor que nos gusta.
- ¿Trabajaron de forma consciente la relación homoerótica entre Clever y Sebastián o apareció después?
No sentimos que haya mucho erotismo en la película, ni homo ni hetero. Lo erótico para nosotros tiene más que ver con una sensualidad sutil, casi por oposición a lo pornográfico. Si bien nos interesa lo erótico, no lo trabajamos en esta película. Lo que trabajamos más en ese sentido es lo grotesco: Sebastián todo sudado sentado en la cama e inclusive su madre comiendo frutillas están más cerca de eso que del erotismo, al menos como lo entendemos nosotros. Lo que sí se hizo de forma totalmente consciente fue poner a Clever en una situación de tensión sexual con Sebastián, incomodándolo, pero más desde un lugar de comedia que desde un interés por revelar asuntos sexuales más profundos. De hecho a Clever lo trabajamos como un personaje heterosexual y a Sebastián como alguien casi asexuado, indefinido, inocente. Pero sí jugamos con la mirada de Clever, la de la madre de Sebastián y la del espectador. En este caso preferimos la duda que la certeza.
- ¿Piensan que la película por su forma y el humor que maneja se encuadra de un tipo de cine uruguayo que hoy ha logrado tener una identidad? Veo conexiones entre el cine de Pablo Stoll, Federico Veiroj, Manuel Nieto… como que todos se diferencian pero siguen un hilo conductor que es ese humor tan particular.
Esos directores que mencionás y cuya obra nos interesa, son todos pertenecientes a una misma generación y amigos entre sí. Esa conexión que ves probablemente tenga que ver con eso. Pero en nuestra opinión son autores bien diferentes. Y el cine uruguayo hoy en día tiene una diversidad muy grande que trasciende ampliamente a estos directores. No negamos que pueda haber puntos de contacto pero creemos que hay más diferencias que similitudes con nuestra película. Comprendemos de dónde viene la sensación de esa suerte de identidad del cine uruguayo pero no sentimos que sea del todo real ni que le haga justicia a su diversidad de miradas. A veces tiende a simplificar el análisis de las obras y puede tapar lo más rico que está en las diferencias y en los detalles. En definitiva, preferimos ver a Clever por fuera de cualquier marco identificatorio que tienda a agrupar y simplificar.
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