Ignacio Vilar estrena "Sicixia": "El cine americano de las multinacionales no sirve para nada"
- por © Ingrid Ortiz (Gijón)-NOTICINE.com
Ignacio Vilar es muy gallego, de eso no cabe duda. Se debe a su tierra y a su arte. Tiene una sensibilidad especial para transmitir sus inquietudes a través de la pantalla, las ideas muy claras y la determinación para expresarlas sin pelos en la lengua. Esa honestidad no pasa desapercibida en su última cinta, "Sicixia", que acaba de participar en la competencia de la Sección Oficial en el 54º Festival de Gijón: un homenaje del director a una Galicia que huele a mar y a mariscos, con los sabores de historias de antaño y leyendas que vuelven aún más interesantes sus magníficos paisajes, con sus tradiciones, artesanías y pescadores.
Rodada sin guion previo, se trata de una historia de amor entre Xiao (Monti Castiñeiras), un técnico de sonido que intenta recoger en su cinta la esencia del alma de Galicia -las voces, la espuma de las olas, el viento- y Olalla (Marta Ledo), que se gana la vida recolectando algas para su venta. Igual que la agitación que produce en la naturaleza la alineación de los astros (sicixia), ambos vivirán la fuerza de unas emociones que no podrán controlar.
- "Sicixia" es una película muy sensorial, donde el sonido juega un papel fundamental. ¿De dónde surge esta idea?
Cuando era joven y tenía 20 años recorrí la Costa da Morte a pie. Después de tantos años, lo que más recuerdo son los sonidos, no sólo de la naturaleza sino de la gente. Esa diversidad que tenemos los galegos que hace que en 10km cambien el viento y el acento, me dejó muy tocado. Entonces quise revivir y transmitir todos los matices. Y sucedió algo alucinante, que era tener a un técnico de sonido grabando detrás de cámara, pero también al personaje de Monti grabando delante. Eso nos dio una riqueza que incluso al momento de edición cambió la historia.
- ¿En qué sentido?
Esos matices eran fundamentales para construir la relación entre Olalla y Xiao. Dependiendo de cómo los pusiéramos, cambiaba. Por ejemplo, hay un momento en que suben al Monte Pinto y hay un plano de Marta, que está hablando del solsticio de verano. En la mezcla de sonido buscamos que quisiera transmitir algo superior, y finalmente fue ese viento de la cueva que se repite en el último plano bajo el mar. Eso no existe bajo el agua, pero le da otro sentido.
- ¿Cómo se vive que "Sicixia" sea la única película española que compite en la Sección Oficial?
Para mí, venir a Gijón con esta película es una de las mayores alegrías que te pueda dar el cine, porque con 54 años es una referencia mundial. Con la cantidad de directores que han pasado por aquí, competir con gente a la que admiras desde hace años y sabiendo que estrenamos este viernes en cines, no sólo es una ilusión sino un apoyo importante.
- Imagino que una cinta hablada en gallego no debe de ser fácil de vender…
Bueno, yo he tenido la suerte de que mi anterior producción "AEsmorga", que también está en gallego, tuvo un gran éxito: duramos 15 semanas en los cines y fue la película que metió en la primera semana a más espectadores por copia en toda España. En Galicia, superó a estrenos como "Los juegos del hambre / Hunger Games" o "Exodus".
- Y en gallego…
¡En gallego! Esa repercusión nos abrió muchas puertas. Al final, a los cines lo que les importa es la rentabilidad económica, sea en iraní, chino o el idioma que sea. Lo importante es que la historia emocione al espectador, y para eso tienes que buscar la verdad. Yo, por ejemplo, no me creo una película americana que hable sobre los nazis. Es una mentira para los espectadores. ¿Cómo te puedes emocionar con una mentira? Lo importante es intentar transmitir algo real al público.
- ¿No es todo el cine mentira, ficción?
No es lo mismo. Los americanos hablan de películas que puede ver todo el mundo, pero eso no sirve para nada. Para el ocio, sí, para perder el tiempo. Pero ¿crees que debemos malgastar el poco tiempo que tenemos? Hay que ganarlo, no perderlo. Para eso está el cine de verdad, el que trasciende, que hace vibrar el interior de tu ser. Una película tiene que ser una experiencia que te ayuda a sentirte más plena en la vida y para vivir intensamente. El cine americano de las multinacionales es aburrido, no sirve para nada.
- "Sicixia" transmite esa verdad de la que habla, incluyendo incluso testimonios de gallegos como personajes. Es una aproximación entre la ficción y el documental. ¿Cómo la definiría?
Para mí "Sicixia" es una ficción que se sumerge en la realidad. Lo que hablan estas personas tiene que ver con ellos mismos como seres humanos y a la vez con lo que les pasa a los personajes.
- Marta Lado, que interpreta a Olalla, ya fue premiada como mejor actriz en Toulouse. ¿Hasta qué punto tenía clara la elección de los actores?
Prácticamente lo supe desde el principio, no sólo la elección de Marta sino también la de Monti. En 2014, cuando estaba rodando la otra película, regresó a mí la idea de los sonidos de Costa da Morte y revivir todo ese viaje de mi juventud. Pero necesitaba un hilo conductor, que fue la historia de amor. Marta transmitía mucho esa fuerza de la mujer gallega y Monti ese especie de personaje tocado por la vida que vuelve a ponerse en contacto con la naturaleza. De hecho, aunque la cinta se sitúe en las costas gallegas, uno puede identificarse con esa vida de pueblo y esa vuelta a casa, a los orígenes. Lo universal no existe, sale de lo local. Para que eso trascienda está el arte. Por ejemplo, "El Quijote", en La Mancha, o los impresionistas franceses, que son lo más local que hay -con su catedral y demás- han logrado trascender. Además, es una forma de preservar nuestro legado: el gallego sufre un problema grave de desaparición y el cine me ha permitido tomar conciencia.
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Rodada sin guion previo, se trata de una historia de amor entre Xiao (Monti Castiñeiras), un técnico de sonido que intenta recoger en su cinta la esencia del alma de Galicia -las voces, la espuma de las olas, el viento- y Olalla (Marta Ledo), que se gana la vida recolectando algas para su venta. Igual que la agitación que produce en la naturaleza la alineación de los astros (sicixia), ambos vivirán la fuerza de unas emociones que no podrán controlar.
- "Sicixia" es una película muy sensorial, donde el sonido juega un papel fundamental. ¿De dónde surge esta idea?
Cuando era joven y tenía 20 años recorrí la Costa da Morte a pie. Después de tantos años, lo que más recuerdo son los sonidos, no sólo de la naturaleza sino de la gente. Esa diversidad que tenemos los galegos que hace que en 10km cambien el viento y el acento, me dejó muy tocado. Entonces quise revivir y transmitir todos los matices. Y sucedió algo alucinante, que era tener a un técnico de sonido grabando detrás de cámara, pero también al personaje de Monti grabando delante. Eso nos dio una riqueza que incluso al momento de edición cambió la historia.
- ¿En qué sentido?
Esos matices eran fundamentales para construir la relación entre Olalla y Xiao. Dependiendo de cómo los pusiéramos, cambiaba. Por ejemplo, hay un momento en que suben al Monte Pinto y hay un plano de Marta, que está hablando del solsticio de verano. En la mezcla de sonido buscamos que quisiera transmitir algo superior, y finalmente fue ese viento de la cueva que se repite en el último plano bajo el mar. Eso no existe bajo el agua, pero le da otro sentido.
- ¿Cómo se vive que "Sicixia" sea la única película española que compite en la Sección Oficial?
Para mí, venir a Gijón con esta película es una de las mayores alegrías que te pueda dar el cine, porque con 54 años es una referencia mundial. Con la cantidad de directores que han pasado por aquí, competir con gente a la que admiras desde hace años y sabiendo que estrenamos este viernes en cines, no sólo es una ilusión sino un apoyo importante.
- Imagino que una cinta hablada en gallego no debe de ser fácil de vender…
Bueno, yo he tenido la suerte de que mi anterior producción "AEsmorga", que también está en gallego, tuvo un gran éxito: duramos 15 semanas en los cines y fue la película que metió en la primera semana a más espectadores por copia en toda España. En Galicia, superó a estrenos como "Los juegos del hambre / Hunger Games" o "Exodus".
- Y en gallego…
¡En gallego! Esa repercusión nos abrió muchas puertas. Al final, a los cines lo que les importa es la rentabilidad económica, sea en iraní, chino o el idioma que sea. Lo importante es que la historia emocione al espectador, y para eso tienes que buscar la verdad. Yo, por ejemplo, no me creo una película americana que hable sobre los nazis. Es una mentira para los espectadores. ¿Cómo te puedes emocionar con una mentira? Lo importante es intentar transmitir algo real al público.
- ¿No es todo el cine mentira, ficción?
No es lo mismo. Los americanos hablan de películas que puede ver todo el mundo, pero eso no sirve para nada. Para el ocio, sí, para perder el tiempo. Pero ¿crees que debemos malgastar el poco tiempo que tenemos? Hay que ganarlo, no perderlo. Para eso está el cine de verdad, el que trasciende, que hace vibrar el interior de tu ser. Una película tiene que ser una experiencia que te ayuda a sentirte más plena en la vida y para vivir intensamente. El cine americano de las multinacionales es aburrido, no sirve para nada.
- "Sicixia" transmite esa verdad de la que habla, incluyendo incluso testimonios de gallegos como personajes. Es una aproximación entre la ficción y el documental. ¿Cómo la definiría?
Para mí "Sicixia" es una ficción que se sumerge en la realidad. Lo que hablan estas personas tiene que ver con ellos mismos como seres humanos y a la vez con lo que les pasa a los personajes.
- Marta Lado, que interpreta a Olalla, ya fue premiada como mejor actriz en Toulouse. ¿Hasta qué punto tenía clara la elección de los actores?
Prácticamente lo supe desde el principio, no sólo la elección de Marta sino también la de Monti. En 2014, cuando estaba rodando la otra película, regresó a mí la idea de los sonidos de Costa da Morte y revivir todo ese viaje de mi juventud. Pero necesitaba un hilo conductor, que fue la historia de amor. Marta transmitía mucho esa fuerza de la mujer gallega y Monti ese especie de personaje tocado por la vida que vuelve a ponerse en contacto con la naturaleza. De hecho, aunque la cinta se sitúe en las costas gallegas, uno puede identificarse con esa vida de pueblo y esa vuelta a casa, a los orígenes. Lo universal no existe, sale de lo local. Para que eso trascienda está el arte. Por ejemplo, "El Quijote", en La Mancha, o los impresionistas franceses, que son lo más local que hay -con su catedral y demás- han logrado trascender. Además, es una forma de preservar nuestro legado: el gallego sufre un problema grave de desaparición y el cine me ha permitido tomar conciencia.
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