Crítica: "QTH", frustrado relato periférico de la Guerra de las Malvinas
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Por Edurne Sarriegui
El realizador argentino Alex Tossenberger estrena finalmente este fin de semana su obra "QTH" que pasó por la última edición del festival de Mar del Plata. El director de "Gigantes de Valdés" (2007) vuelve a los paisajes sureños de su país para filmar esta vez una película con la guerra de Malvinas como telón de fondo, que patina desde la elección del título, un término militar que para los civiles no quiere decir nada.
A orillas del Canal de Beagle, al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, Tossenberger sitúa un puesto de vigilancia de la Armada. Allí se encuentra una escasa dotación conformada por un suboficial (Oski Guzmán), un cabo (Jorge Sesán) y dos soldados conscriptos: Ramón (Gonzalo López Jatib) y Pablo (Juan Manuel Barrera).
Su misión consiste en registrar todas las naves que transitan por el Canal solicitándoles su situación geográfica (QTH en la jerga radiofónica). La soledad y aislamiento del emplazamiento dan lugar a que el eje de la narración pase por las relaciones que se establecen entre los personajes. La radio que es su elemento de trabajo se constituye además en su vínculo con el mundo exterior trayendo las noticias de la guerra que se desarrolla a escasos kilómetros.
Los soldados, que no se conocen de antemano, se defienden como pueden de los castigos que les impone el suboficial ante la mirada del cabo. Básicamente esa es la premisa del film. Resulta un tanto extraño que todo el peso de la mirada -obviamente negativa- sobre la guerra descanse sobre un personaje tan sobreactuado y evidentemente afectado por un marcado desequilibrio.
Los rasgos negativos y cuasi-cómicos de su personalidad conspiran contra la credibilidad de la situación. A esto se suman algunas lagunas en el guion que no alcanzan a justificar ciertas situaciones y la falta de un adecuado asesoramiento en cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento y equipamiento de un destacamento de este tipo.
La falta de fluidez entre escenas resta en el resultado final de un film al que no le alcanza la belleza de las heladas locaciones fueguinas para remontar vuelo.
La temática de la guerra de Malvinas, de evidente relevancia histórica y social en el país, ha sido pocas veces abordada desde el cine en los últimos treinta y cinco años. "QTH" se convierte en un intento fallido por acercarse al conflicto desde un ángulo distinto al de la propia batalla.
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El realizador argentino Alex Tossenberger estrena finalmente este fin de semana su obra "QTH" que pasó por la última edición del festival de Mar del Plata. El director de "Gigantes de Valdés" (2007) vuelve a los paisajes sureños de su país para filmar esta vez una película con la guerra de Malvinas como telón de fondo, que patina desde la elección del título, un término militar que para los civiles no quiere decir nada.
A orillas del Canal de Beagle, al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, Tossenberger sitúa un puesto de vigilancia de la Armada. Allí se encuentra una escasa dotación conformada por un suboficial (Oski Guzmán), un cabo (Jorge Sesán) y dos soldados conscriptos: Ramón (Gonzalo López Jatib) y Pablo (Juan Manuel Barrera).
Su misión consiste en registrar todas las naves que transitan por el Canal solicitándoles su situación geográfica (QTH en la jerga radiofónica). La soledad y aislamiento del emplazamiento dan lugar a que el eje de la narración pase por las relaciones que se establecen entre los personajes. La radio que es su elemento de trabajo se constituye además en su vínculo con el mundo exterior trayendo las noticias de la guerra que se desarrolla a escasos kilómetros.
Los soldados, que no se conocen de antemano, se defienden como pueden de los castigos que les impone el suboficial ante la mirada del cabo. Básicamente esa es la premisa del film. Resulta un tanto extraño que todo el peso de la mirada -obviamente negativa- sobre la guerra descanse sobre un personaje tan sobreactuado y evidentemente afectado por un marcado desequilibrio.
Los rasgos negativos y cuasi-cómicos de su personalidad conspiran contra la credibilidad de la situación. A esto se suman algunas lagunas en el guion que no alcanzan a justificar ciertas situaciones y la falta de un adecuado asesoramiento en cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento y equipamiento de un destacamento de este tipo.
La falta de fluidez entre escenas resta en el resultado final de un film al que no le alcanza la belleza de las heladas locaciones fueguinas para remontar vuelo.
La temática de la guerra de Malvinas, de evidente relevancia histórica y social en el país, ha sido pocas veces abordada desde el cine en los últimos treinta y cinco años. "QTH" se convierte en un intento fallido por acercarse al conflicto desde un ángulo distinto al de la propia batalla.
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