Una exposición recuerda al gran actor Fernando Rey, en el centenario de su nacimiento
- por © Redacción-NOTICINE.com
Nunca quiso ser actor y siempre abrigó dudas sobre sus capacidades interpretativas, pero Fernando Rey fue uno de los más importantes astros del cine español e internacional el pasado siglo. Ahora, en el primer centenario de su nacimiento y a 13 años de su desaparición, su ciudad natal de A Coruña le dedica una exposición retrospectiva.
El Centro Galego das Artes da Imaxe (CGAI), que recibió de manos de su hijo gran parte de los recuerdos personales del actor de "Viridiana", "The French Connection" y Don Quijote en una famosa serie televisiva, ha hecho una selección y la expone bajo el título de "Fernando Rey. Cabaleiro do cinema (1917-2017)" en el coruñés centro cultural Kiosco Alfonso hasta el 20 de noviembre.
Allí pueden verse fotografías personales, carteles, manuscritos y premios recibidos por el actor. Objetos como el registro de su nacimiento en el número 1 de la calle Betanzos en A Coruña, imágenes de su niñez acomodada en el seno de una familia burguesa en esa misma ciudad o, incluso, el documento por el que Francisco Franco perdonaba la pena de muerte al coronel republicano Fernando Casado Veiga, padre del actor, que había combatido junto al militar golpista y dictador en África antes de terminar enfrentados en la Guerra Civil española.
Rey murió a los 76 años el 9 de marzo de 1994, siendo presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y atesoraba una colección de premios y distinciones, además del reconocimiento de su país al haber sido capaz de mantenerse entre sus más populares actores desde los tiempos del cine franquista de la postguerra, como galán, hasta prácticamente su fallecimiento. En declaraciones citadas por el boletín de AISGE, su hijo, Fernando Casado Campolongo, lo califica como “un actor que vivió instalado en la duda” y que “caminaba por casa como luego lo haría el don Lope de 'Tristana', con mi madre tranquilizándolo en la retaguardia”.
Para el único hijo del actor, que es médico y no siguió sus pasos en el cine, “Mi padre dudaba de su capacidad como actor. Si hubiese estado más seguro de sí mismo, tal vez no habría ganado tanto respeto como ser humano. Puede que sí como actor, pero no como hombre. Mi padre era transparente. Se le notaba, por ejemplo, si estaba a punto de enfadarse: se le ensanchaban las aletas de la nariz y sentías escalofríos, porque había heredado esa voz rotunda de su madre, de la abuela Sara. Pero él era muy cuidadoso de su familia y mi madre también lo cuidaba a él. Lo recuerdo diciéndole a mi madre (la actriz Mabel Karr): '¡Mabelita, que nunca me van a volver a llamar!'. Yo crecí a su lado pensando que el oficio de actor estaba lleno de dificultades e incertidumbre. Y sabiendo que, entre película y película, no se cobra el paro".
Fernando Rey trabajó con todos los grandes directores del cine español, desde Juan de Orduña a Jaime de Armiñán, pasando por Manuel Gutiérrez Aragón, Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem, Ladislao Vajda, Carlos Saura, Pilar Miró, José Luis Cuerda y sobre todo Luis Buñuel, que le dirigió en "Viridiana" (1961), "Tristana" (1970), la oscarizada "El discreto encanto de la burguesía" (1972) o "Ese oscuro objeto del deseo" (1977).
De su aventura internacional, se recuerdan "The French Connection", "Marco Antonio y Cleopatra / Antony and Cleopatra", "El gran atasco / L'ingorgo", "La luz del fin del mundo / The Light at the Edge" o "Villa cabalga! / Villa Rides", entre otras.
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El Centro Galego das Artes da Imaxe (CGAI), que recibió de manos de su hijo gran parte de los recuerdos personales del actor de "Viridiana", "The French Connection" y Don Quijote en una famosa serie televisiva, ha hecho una selección y la expone bajo el título de "Fernando Rey. Cabaleiro do cinema (1917-2017)" en el coruñés centro cultural Kiosco Alfonso hasta el 20 de noviembre.
Allí pueden verse fotografías personales, carteles, manuscritos y premios recibidos por el actor. Objetos como el registro de su nacimiento en el número 1 de la calle Betanzos en A Coruña, imágenes de su niñez acomodada en el seno de una familia burguesa en esa misma ciudad o, incluso, el documento por el que Francisco Franco perdonaba la pena de muerte al coronel republicano Fernando Casado Veiga, padre del actor, que había combatido junto al militar golpista y dictador en África antes de terminar enfrentados en la Guerra Civil española.
Rey murió a los 76 años el 9 de marzo de 1994, siendo presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y atesoraba una colección de premios y distinciones, además del reconocimiento de su país al haber sido capaz de mantenerse entre sus más populares actores desde los tiempos del cine franquista de la postguerra, como galán, hasta prácticamente su fallecimiento. En declaraciones citadas por el boletín de AISGE, su hijo, Fernando Casado Campolongo, lo califica como “un actor que vivió instalado en la duda” y que “caminaba por casa como luego lo haría el don Lope de 'Tristana', con mi madre tranquilizándolo en la retaguardia”.
Para el único hijo del actor, que es médico y no siguió sus pasos en el cine, “Mi padre dudaba de su capacidad como actor. Si hubiese estado más seguro de sí mismo, tal vez no habría ganado tanto respeto como ser humano. Puede que sí como actor, pero no como hombre. Mi padre era transparente. Se le notaba, por ejemplo, si estaba a punto de enfadarse: se le ensanchaban las aletas de la nariz y sentías escalofríos, porque había heredado esa voz rotunda de su madre, de la abuela Sara. Pero él era muy cuidadoso de su familia y mi madre también lo cuidaba a él. Lo recuerdo diciéndole a mi madre (la actriz Mabel Karr): '¡Mabelita, que nunca me van a volver a llamar!'. Yo crecí a su lado pensando que el oficio de actor estaba lleno de dificultades e incertidumbre. Y sabiendo que, entre película y película, no se cobra el paro".
Fernando Rey trabajó con todos los grandes directores del cine español, desde Juan de Orduña a Jaime de Armiñán, pasando por Manuel Gutiérrez Aragón, Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem, Ladislao Vajda, Carlos Saura, Pilar Miró, José Luis Cuerda y sobre todo Luis Buñuel, que le dirigió en "Viridiana" (1961), "Tristana" (1970), la oscarizada "El discreto encanto de la burguesía" (1972) o "Ese oscuro objeto del deseo" (1977).
De su aventura internacional, se recuerdan "The French Connection", "Marco Antonio y Cleopatra / Antony and Cleopatra", "El gran atasco / L'ingorgo", "La luz del fin del mundo / The Light at the Edge" o "Villa cabalga! / Villa Rides", entre otras.
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