El cubano Rolando Díaz nos detalla su próximo film, "Un elefante sobre la tela de una araña"
- por © Alba Mallenco-NOTICINE.com
El cineasta y maestro de cineastas cubano Rolando Díaz, afincado en España, anuncia lo que pudiera ser su último proyecto, "Un elefante sobre la tela de una araña", un drama sobre las experiencias de la vida y cómo debería afrontarse la muerte. Está producido por Quatre Films, y aún sin poseer fecha exacta de rodaje ni de estreno, a día de hoy, ya cuenta con un premio de apoyo en el Festival Internacional de Cine de Cali (Colombia). Díaz, conocido por películas como "Los pájaros tirándole a la escopeta" (1984), "Melodrama" (1995), "Si me comprendieras" (1998), o "El largo viaje de Rústico" (1993), nominada al Goya, adelantó en exclusiva a NOTICINE.com los detalles de su próxima cinta.
- ¿De dónde surge la idea de "Un elefante sobre la tela de una araña"?
La película es un docudrama sobre un director de cine que rebasa los 70 años, está camino de la vejez y cada vez le cuesta más armar un proyecto, como podría ser mi caso. A partir de ahí, se plantea el sentido de la vida y del límite, sobre todo, me inspiro en que soy un director de cine latino. Soy cubano, me he hecho español, pero no hago cine en mi país, y es complicado. Cuando empiezan a surgirme estas inquietudes, una amiga me plantea conocer a su abuela, una mujer de más de 100 años que me vendió como alguien muy interesante. Decido conocerla y resulta ser una mujer maravillosa, que está cansada de vivir, pero ha vivido mucho y tiene mucho por contar. Me lanzo a narrar su historia de la mano de tres artistas: una actriz, una artista plástica y una músico. Tres mujeres, porque considero que la mujer es el centro de la familia y el centro de la vida, ellas expenden la creación, lo he demostrado en proyectos pasados. Me lanzo a hacer un diálogo desde el arte sobre lo que es el final de la vida y la interpretación de la muerte.
- ¿Y cuál será su aproximación a un tema que a muchos sigue dando miedo?
Mi objetivo es hacerlo todo desde un punto de vista humorístico y racional, quiero que sea una forma de aceptar: no tenemos constancia de que hay otra vida, pero sí sabemos que vamos a morir. Por ello tomo el elefante como metáfora, este animal es lento pero aplastante, como dice el refrán. Existe toda una mitología en torno a la figura del elefante y el peso de la vida, de ahí viene el chiste de la tela de la araña.
- ¿En qué punto está el proyecto de "Un elefante..." y cuándo prevé rodar?
Estoy en la fase de conseguir financiación para la película. Trabajo con la productora valenciana Quatre Films y Sandra Mora es quien lleva el proyecto. Aún estamos en proceso de buscar coproducción y esparcir más el film, pues quiero extender la mirada hacia América Latina, específicamente a Cuba, donde ya he rodado unos planos para el teaser. También queremos unir a Simona, el personaje principal, con otras mujeres de diferentes sitios del planeta. Respecto al rodaje, lo primero que vamos a hacer es participar en el pitching del premio que nos dieron, y a partir de ahí, vamos a ver qué surge en posibilidades de coproducción. Aunque por la avanzada edad de la protagonista querríamos no aplazarlo más y empezar a rodar en noviembre si la pandemia COVID-19 nos deja.
- Cuando anunció su nuevo proyecto a través de Facebook, comentó que no volvería a crear a no ser que "lloviera café en el campo". ¿Qué podría hacerle cambiar de opinión y abandonar esa idea?
El hecho de parar muchas personas lo ligan a la edad, pero no tiene nada que ver, es un factor, pero no todo gira en torno a eso. No todos somos Woody Allen, el cual pienso que es un genio pero que debería pensar en irse retirando. Creo que el retiro se debe a circunstancias, el negocio del cine cambia mucho. A principio de los años 70 y 80 fui un cineasta cubano y Cuba era el foco de atención de muchas personas, lo que facilitaba las cosas. Cuando me vine a vivir a España se cortó mi conexión con el cine latinoamericano y comencé a ser un cineasta español. Y me ha costado seguir en el medio, como español me he abierto muchas puertas, pero no han sido suficientes para consolidarme, sigo entre aguas por mi propia definición: español, cubano, o los dos. Mi propia continuidad es desconcertante en la industria y política actual donde se asignan términos que te colocan de una forma u otra, el mundo no es ingenuo, no se mide por las calidades. La última película que rodé en República Dominicana se llama "Dossier de ausencias" y por muchos contactos que he hecho no he encontrado un destino. Si ahora mi nueva película me recoloca y me da la posibilidad de volver a rodar puede ser que lo haga. Seguiré caminando y luchando, y si termina pues termina.
- Ha trabajado documentales y ficción, si tuviera que quedarse con uno de los géneros, ¿cuál sería?
Cuando estaba en Cuba, los cineastas jóvenes empezábamos con documentales, era parte del trabajo. El cine documental cubano era bueno. Empecé siendo asistente de dirección de películas de ficción y fue cuando me dio por dirigir documentales de género por lo libres que son, siempre he mezclado diversos factores en ellos. Después me lancé al cine de ficción y fue un éxito muy grande, sobre todo dentro de Cuba. Aunque durante toda mi carrera he sido de los cineastas que han dicho: "En cuanto pueda volver al documental vuelvo". Si el día de mañana tengo la posibilidad de hacer ficción lo haría, me gusta ir saltando de género.
- La actual pandemia paralizó las producciones y cerró las salas. Ahora vuelven a ponerse en marcha con limitaciones, y hay quien opina que se acelera el final del cine como lo entendíamos hasta ahora, con la primacía de los estrenos en salas. ¿Qué opina usted?
Yo creo que el ser humano se enfrenta a todo y siempre encuentra soluciones a los dramas más terribles que puedan existir. Se ha empezado a filmar otra vez y se está estrenando, la gente vuelve al cine. El coronavirus se vencerá, la filosofía de cómo será no puedo definirla, soy cineasta, no filósofo, al final, veremos con normalidad ciertas cosas, como las mascarillas. A la hora de estrenar de cara al próximo año, hacerlo en salas de cine es muy complicado, los que poseen más dinero lo están intentando, y aunque se recupere, la asistencia al cine será cada vez más lenta. La situación es aún peor para un cine independiente y para esta película como docudrama que tiene los espacios de cine más limitados. Debemos contar con las plataformas o las televisiones, la televisión portuguesa ya se ha interesado por "Un elefante sobre la tela de una araña", no vamos a renunciar a ellas.
- Es una pregunta difícil, pero usted hubiera cambiado las experiencias que ha tenido en Canarias y otros lugares del mundo por haber podido seguir trabajando como cineasta en Cuba con mayor libertad?
Me hubiera quedado en Cuba si no hubiera habido censura. Es más, siempre he manifestado mi interés en seguir filmando allí si lo pudiera hacer. Es importante que las personas manifiesten el lugar de donde provienen, que no olvides las raíces. Siempre hay un bichito que te hace volver al lugar donde naciste, al lugar al que pertenece tu identidad. Ojalá mañana mismo pudiera rodar un film en el país sin ninguna censura.
- Parece que ha habido avances en Cuba respecto del cine y los profesionales independientes. ¿Cómo ve la situación actual?
Es inevitable la presencia de cineastas independientes en el cine cubano. Casi todas las últimas obras del cine cubano son independientes y colaboran con el ICAIC, el problema es la censura que aparece después. Cuando yo realicé "Si me comprendieras", que presenté en Berlín, lo hice como película española, pero realmente estaba hecha en Cuba. Yo creo que está consolidado este género, pero costará trabajo mostrarlo, puesto que a veces cuenta las cosas de una forma no deseada por las autoridades porque el Estado es quien decide qué se emite o no. Ahí queda un largo camino, al menos está el ámbito internacional.
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- ¿De dónde surge la idea de "Un elefante sobre la tela de una araña"?
La película es un docudrama sobre un director de cine que rebasa los 70 años, está camino de la vejez y cada vez le cuesta más armar un proyecto, como podría ser mi caso. A partir de ahí, se plantea el sentido de la vida y del límite, sobre todo, me inspiro en que soy un director de cine latino. Soy cubano, me he hecho español, pero no hago cine en mi país, y es complicado. Cuando empiezan a surgirme estas inquietudes, una amiga me plantea conocer a su abuela, una mujer de más de 100 años que me vendió como alguien muy interesante. Decido conocerla y resulta ser una mujer maravillosa, que está cansada de vivir, pero ha vivido mucho y tiene mucho por contar. Me lanzo a narrar su historia de la mano de tres artistas: una actriz, una artista plástica y una músico. Tres mujeres, porque considero que la mujer es el centro de la familia y el centro de la vida, ellas expenden la creación, lo he demostrado en proyectos pasados. Me lanzo a hacer un diálogo desde el arte sobre lo que es el final de la vida y la interpretación de la muerte.
- ¿Y cuál será su aproximación a un tema que a muchos sigue dando miedo?
Mi objetivo es hacerlo todo desde un punto de vista humorístico y racional, quiero que sea una forma de aceptar: no tenemos constancia de que hay otra vida, pero sí sabemos que vamos a morir. Por ello tomo el elefante como metáfora, este animal es lento pero aplastante, como dice el refrán. Existe toda una mitología en torno a la figura del elefante y el peso de la vida, de ahí viene el chiste de la tela de la araña.
- ¿En qué punto está el proyecto de "Un elefante..." y cuándo prevé rodar?
Estoy en la fase de conseguir financiación para la película. Trabajo con la productora valenciana Quatre Films y Sandra Mora es quien lleva el proyecto. Aún estamos en proceso de buscar coproducción y esparcir más el film, pues quiero extender la mirada hacia América Latina, específicamente a Cuba, donde ya he rodado unos planos para el teaser. También queremos unir a Simona, el personaje principal, con otras mujeres de diferentes sitios del planeta. Respecto al rodaje, lo primero que vamos a hacer es participar en el pitching del premio que nos dieron, y a partir de ahí, vamos a ver qué surge en posibilidades de coproducción. Aunque por la avanzada edad de la protagonista querríamos no aplazarlo más y empezar a rodar en noviembre si la pandemia COVID-19 nos deja.
- Cuando anunció su nuevo proyecto a través de Facebook, comentó que no volvería a crear a no ser que "lloviera café en el campo". ¿Qué podría hacerle cambiar de opinión y abandonar esa idea?
El hecho de parar muchas personas lo ligan a la edad, pero no tiene nada que ver, es un factor, pero no todo gira en torno a eso. No todos somos Woody Allen, el cual pienso que es un genio pero que debería pensar en irse retirando. Creo que el retiro se debe a circunstancias, el negocio del cine cambia mucho. A principio de los años 70 y 80 fui un cineasta cubano y Cuba era el foco de atención de muchas personas, lo que facilitaba las cosas. Cuando me vine a vivir a España se cortó mi conexión con el cine latinoamericano y comencé a ser un cineasta español. Y me ha costado seguir en el medio, como español me he abierto muchas puertas, pero no han sido suficientes para consolidarme, sigo entre aguas por mi propia definición: español, cubano, o los dos. Mi propia continuidad es desconcertante en la industria y política actual donde se asignan términos que te colocan de una forma u otra, el mundo no es ingenuo, no se mide por las calidades. La última película que rodé en República Dominicana se llama "Dossier de ausencias" y por muchos contactos que he hecho no he encontrado un destino. Si ahora mi nueva película me recoloca y me da la posibilidad de volver a rodar puede ser que lo haga. Seguiré caminando y luchando, y si termina pues termina.
- Ha trabajado documentales y ficción, si tuviera que quedarse con uno de los géneros, ¿cuál sería?
Cuando estaba en Cuba, los cineastas jóvenes empezábamos con documentales, era parte del trabajo. El cine documental cubano era bueno. Empecé siendo asistente de dirección de películas de ficción y fue cuando me dio por dirigir documentales de género por lo libres que son, siempre he mezclado diversos factores en ellos. Después me lancé al cine de ficción y fue un éxito muy grande, sobre todo dentro de Cuba. Aunque durante toda mi carrera he sido de los cineastas que han dicho: "En cuanto pueda volver al documental vuelvo". Si el día de mañana tengo la posibilidad de hacer ficción lo haría, me gusta ir saltando de género.
- La actual pandemia paralizó las producciones y cerró las salas. Ahora vuelven a ponerse en marcha con limitaciones, y hay quien opina que se acelera el final del cine como lo entendíamos hasta ahora, con la primacía de los estrenos en salas. ¿Qué opina usted?
Yo creo que el ser humano se enfrenta a todo y siempre encuentra soluciones a los dramas más terribles que puedan existir. Se ha empezado a filmar otra vez y se está estrenando, la gente vuelve al cine. El coronavirus se vencerá, la filosofía de cómo será no puedo definirla, soy cineasta, no filósofo, al final, veremos con normalidad ciertas cosas, como las mascarillas. A la hora de estrenar de cara al próximo año, hacerlo en salas de cine es muy complicado, los que poseen más dinero lo están intentando, y aunque se recupere, la asistencia al cine será cada vez más lenta. La situación es aún peor para un cine independiente y para esta película como docudrama que tiene los espacios de cine más limitados. Debemos contar con las plataformas o las televisiones, la televisión portuguesa ya se ha interesado por "Un elefante sobre la tela de una araña", no vamos a renunciar a ellas.
- Es una pregunta difícil, pero usted hubiera cambiado las experiencias que ha tenido en Canarias y otros lugares del mundo por haber podido seguir trabajando como cineasta en Cuba con mayor libertad?
Me hubiera quedado en Cuba si no hubiera habido censura. Es más, siempre he manifestado mi interés en seguir filmando allí si lo pudiera hacer. Es importante que las personas manifiesten el lugar de donde provienen, que no olvides las raíces. Siempre hay un bichito que te hace volver al lugar donde naciste, al lugar al que pertenece tu identidad. Ojalá mañana mismo pudiera rodar un film en el país sin ninguna censura.
- Parece que ha habido avances en Cuba respecto del cine y los profesionales independientes. ¿Cómo ve la situación actual?
Es inevitable la presencia de cineastas independientes en el cine cubano. Casi todas las últimas obras del cine cubano son independientes y colaboran con el ICAIC, el problema es la censura que aparece después. Cuando yo realicé "Si me comprendieras", que presenté en Berlín, lo hice como película española, pero realmente estaba hecha en Cuba. Yo creo que está consolidado este género, pero costará trabajo mostrarlo, puesto que a veces cuenta las cosas de una forma no deseada por las autoridades porque el Estado es quien decide qué se emite o no. Ahí queda un largo camino, al menos está el ámbito internacional.
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