Sebastián del Amo rodará "La muerte de Artemio Cruz", otro clásico hispano hacia la pantalla
- por © Redacción (México)-NOTICINE.com

Los clásicos de la literatura latinoamericana del siglo XX están viviendo un renacer gracias a sus adaptaciones en formato serie o película. Después de "Cien años de soledad" y "Pedro Páramo", ahora es "La muerte de Artemio Cruz", novela emblemática del escritor mexicano Carlos Fuentes, la que será adaptada para la pantalla, por parte de Sebastián del Amo ("Cantinflas"). La producción está a cargo de la compañía internacional Wild Sheep Content.
Jimena Rodríguez, responsable para Amérca Latina de la compañía, explicó a Produ que la decisión de adaptar esta obra no fue casual: "En cuanto a propiedad intelectual latinoamericana, no se puede aspirar a algo mejor. Carlos Fuentes se puede considerar el novelista más trascendente de la literatura mexicana y es uno de los máximos exponentes del llamado boom latinoamericano".
Del Amo, conocido por dirigir "Cantinflas" (2014), una de las películas en español con mayor éxito en Estados Unidos, asumió el reto de adaptar el guion. Rodríguez destacó su trabajo: "Logró lo que muy pocos pudieron haber hecho: transformó una gran obra literaria para que fuera accesible para todo el público, sin perder la inteligencia y el humor del material original".
"La muerte de Artemio Cruz" sigue los últimos momentos de vida del protagonista, un hombre poderoso que, en su lecho de muerte, rememora fragmentos de su existencia. La novela alterna tres voces narrativas: una en tercera persona que reconstruye episodios clave de su vida, otra en primera persona que refleja su agonía, y una en segunda persona que aborda su subconsciente.
La historia abarca desde su infancia en una hacienda, su participación en la Revolución Mexicana, su ascenso como empresario corrupto, hasta sus relaciones familiares marcadas por el desprecio y la indiferencia. Su esposa, Catalina, lo acusa de haber manipulado su pasado, mientras que su hija Teresa y otros personajes buscan asegurar su herencia en sus últimas horas.
La adaptación de "La muerte de Artemio Cruz" no es la primera incursión de Fuentes en el cine. De hecho el escritor nacido circunstancialmente en Panamá fue seguramente el más cinéfilo de los autores mexicanos. Durante las décadas de 1960 y 1970, participó en varios guiones, colaborando con directores clave del cine mexicano y otros autores como García Márquez.
Su primer trabajo fue "El Gallo de Oro" (1964), basado en un texto de Juan Rulfo y dirigido por Roberto Gavaldón. La película, protagonizada por Ignacio López Tarso y Lucha Villa, narra la rivalidad entre dos galleros. Ese mismo año, se estrenó el cortometraje "Las dos Elenas", adaptación de un cuento suyo dirigida por José Luis Ibáñez, quien también llevó al cine otra obra de Fuentes, "Las cautivas" (1973).
En 1966, Fuentes colaboró con Gabriel García Márquez en el guion de "Tiempo de morir", ópera prima de Arturo Ripstein. La cinta, un western en blanco y negro, fue restaurada en 2016 por el Festival de Cannes en reconocimiento a su importancia histórica.
Otra adaptación destacada fue "Pedro Páramo" (1967), basada en la novela de Rulfo. Aunque el film, dirigido por Carlos Velo, recibió críticas negativas, incluso de sus propios realizadores, marcó un momento importante en la filmografía de Fuentes.
Posteriormente, trabajó con Felipe Cazals en "Aquellos años" (1973), un drama histórico sobre Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo, y con Paul Leduc en "Complot petróleo: La cabeza de la hidra" (1981), adaptación de su propia novela.
Sin embargo, fue la adaptación de su obra "Gringo viejo" la que -de la mano de Hollywood- se convirtió en la más difundida. La dirigió en 1989 el argentino Luis Puenzo y la protagonizaron Gregory Peck y Jane Fonda, aunque Fuentes no participó directamente en la producción.
En su libro "En esto creo", Carlos Fuentes reflexionó sobre la capacidad del cine para desafiar la muerte: "Este ha sido el milagro mayor del cine: ha vencido a la muerte". Mencionó actrices como Greta Garbo, Louise Brooks y María Félix, cuyas interpretaciones, según él, las volvieron eternas.
Ahora, con la adaptación de "La muerte de Artemio Cruz", Sebastián del Amo busca llevar al cine una de las obras más complejas de Fuentes, explorando temas como el poder, la corrupción y la mortalidad.
Jimena Rodríguez, responsable para Amérca Latina de la compañía, explicó a Produ que la decisión de adaptar esta obra no fue casual: "En cuanto a propiedad intelectual latinoamericana, no se puede aspirar a algo mejor. Carlos Fuentes se puede considerar el novelista más trascendente de la literatura mexicana y es uno de los máximos exponentes del llamado boom latinoamericano".
Del Amo, conocido por dirigir "Cantinflas" (2014), una de las películas en español con mayor éxito en Estados Unidos, asumió el reto de adaptar el guion. Rodríguez destacó su trabajo: "Logró lo que muy pocos pudieron haber hecho: transformó una gran obra literaria para que fuera accesible para todo el público, sin perder la inteligencia y el humor del material original".
"La muerte de Artemio Cruz" sigue los últimos momentos de vida del protagonista, un hombre poderoso que, en su lecho de muerte, rememora fragmentos de su existencia. La novela alterna tres voces narrativas: una en tercera persona que reconstruye episodios clave de su vida, otra en primera persona que refleja su agonía, y una en segunda persona que aborda su subconsciente.
La historia abarca desde su infancia en una hacienda, su participación en la Revolución Mexicana, su ascenso como empresario corrupto, hasta sus relaciones familiares marcadas por el desprecio y la indiferencia. Su esposa, Catalina, lo acusa de haber manipulado su pasado, mientras que su hija Teresa y otros personajes buscan asegurar su herencia en sus últimas horas.
La adaptación de "La muerte de Artemio Cruz" no es la primera incursión de Fuentes en el cine. De hecho el escritor nacido circunstancialmente en Panamá fue seguramente el más cinéfilo de los autores mexicanos. Durante las décadas de 1960 y 1970, participó en varios guiones, colaborando con directores clave del cine mexicano y otros autores como García Márquez.
Su primer trabajo fue "El Gallo de Oro" (1964), basado en un texto de Juan Rulfo y dirigido por Roberto Gavaldón. La película, protagonizada por Ignacio López Tarso y Lucha Villa, narra la rivalidad entre dos galleros. Ese mismo año, se estrenó el cortometraje "Las dos Elenas", adaptación de un cuento suyo dirigida por José Luis Ibáñez, quien también llevó al cine otra obra de Fuentes, "Las cautivas" (1973).
En 1966, Fuentes colaboró con Gabriel García Márquez en el guion de "Tiempo de morir", ópera prima de Arturo Ripstein. La cinta, un western en blanco y negro, fue restaurada en 2016 por el Festival de Cannes en reconocimiento a su importancia histórica.
Otra adaptación destacada fue "Pedro Páramo" (1967), basada en la novela de Rulfo. Aunque el film, dirigido por Carlos Velo, recibió críticas negativas, incluso de sus propios realizadores, marcó un momento importante en la filmografía de Fuentes.
Posteriormente, trabajó con Felipe Cazals en "Aquellos años" (1973), un drama histórico sobre Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo, y con Paul Leduc en "Complot petróleo: La cabeza de la hidra" (1981), adaptación de su propia novela.
Sin embargo, fue la adaptación de su obra "Gringo viejo" la que -de la mano de Hollywood- se convirtió en la más difundida. La dirigió en 1989 el argentino Luis Puenzo y la protagonizaron Gregory Peck y Jane Fonda, aunque Fuentes no participó directamente en la producción.
En su libro "En esto creo", Carlos Fuentes reflexionó sobre la capacidad del cine para desafiar la muerte: "Este ha sido el milagro mayor del cine: ha vencido a la muerte". Mencionó actrices como Greta Garbo, Louise Brooks y María Félix, cuyas interpretaciones, según él, las volvieron eternas.
Ahora, con la adaptación de "La muerte de Artemio Cruz", Sebastián del Amo busca llevar al cine una de las obras más complejas de Fuentes, explorando temas como el poder, la corrupción y la mortalidad.