Hablamos con Ricardo Darín en Cannes: "Si fuera presidente mi primer objetivo sería que nadie durmiera en las calles"

por © Daniela Creamer (Cannes)-NOTICINE.com
Ricardo Darín, de smoking, en Cannes (Ana Sanmartín)
Ricardo Darin se mueve en Cannes como toda una estrella universal. El reconocido actor argentino ("El hijo de la novia", "El secreto de sus ojos", "Relatos salvajes") recorrió en estos dias la prestigiosa alfombra roja junto a Sofia Coppola, Nicole Kidman, Colin Farrell. Saludó con grandes abrazos a Roman Polanski. Firm´p sonriente autógrafos por toda la Croisette. Disfrutó junto al equipo de "La cordillera" de un cocktail en honor a la première del film en un yate anclado en la exclusiva Riviera Azul. Fue recibido con grandes aplausos en la sala Debussy para la proyección oficial, en la sección Una Cierta Mirada, acompañado de su director, Santiago Mitre, y de todo el elenco.

Ambientada en una apartada localidad en los Andes, solvente y de elogiable producción, "La cordillera" se centra en los internos de una cumbre internacional, en la que toman parte once presidentes latinoamericanos, que deben decidir los intereses económicos y los equilibrios políticos de la región.  En plenos encuentros, el mandatario argentino Hernán Blanco (Darín) tiene profundos problemas personales que resolver.  Un escandalo está por arrollar a su hija (Dolores Fonzi), y bajo la estela de la corrupción está también en juego su honorabilidad.

"Mi personaje refleja honestidad, porque en el fondo eso es lo que todos los políticos buscan: lograr cercanía con la gente. Ser creíbles. Ser el punto exacto y equilibrado entre los que saben que es lo que quieren y, al mismo tiempo, están abiertos a escuchar las demandas y satisfacer las necesidades del pueblo", explicó el carismático Darín en entrevista exclusiva con NOTICINE.com en una de las terrazas del Palais du Cinema. "Creo que es un cliché histórico. Difícilmente haya casos de políticos que empiecen su carrera y  se expongan en forma muy categórica. Normalmente van buscando un perfil. Y creo que mi personaje no escapa a este concepto", agregó.

-  ¿La cordillera simboliza aquí la ansiada unión de los países de la región?
Sí. Los juegos de poder se reflejan en la tan buscada fraternidad latinoamericana. Todos los proyectos del Mercosur y todas las posibles uniones para transformar la región en algo mucho más poderoso y que desde esa plataforma se pueda negociar, discutir, conectar con el resto del mundo es una ambición muy buscada. Es una gran esperanza de tiempo inmemorial. Pero también es cierto que las democracias latinoamericanas son muy jóvenes. No ha transcurrido el tiempo necesario como para que las heridas cicatricen, y se vaya modificando el orden de prioridades. Creo que cuando el tiempo haga su trabajo, nos daremos cuenta de que nuestra mejor opción es que esa tan mentada fraternidad deje de ser una metáfora y se convierta en una realidad. El cine hace mucho en ese sentido. Últimamente se nota el gran esfuerzo de los cineastas que están abocados en tratar de encontrar esa especie de unión.

- La cordillera de los Andes es una protagonista que toma importancia en la historia.
Tiene una representatividad muy potente para Latinoamérica. Es una metáfora. La mayor parte de las contiendas entre países y demás se han dirimido de alguna forma atravesando la cordillera de los Andes, salvo los países del Oeste. Es un paisaje que tiene tanto poder intrínseco en si mismo, que va mas allá de la belleza geográfica. Se dejaron muchas vidas humanas ahí. Es representatividad fuerte y afianzada.

- Hernán Blanco deberá jugarse todas las cartas a disposición y es evidente que la preocupación por la familia y por sí mismo terminen por dominarlo. ¿Lo considera un personaje oscuro?
Para nada. Yo le tengo un poco más de confianza. Es alguien que todavía está viendo de qué forma ir armándose su propia vida. La construcción del personaje fue todo hablado y discutido con Santiago (Mitre). Entendí claramente hacia dónde íbamos. También me enamoré de esa fusión entre lo que es la cara visible de los políticos y, al mismo tiempo, tener que lidiar con la intimidad de sus propias existencias. Es algo a lo que los ciudadanos comunes no tenemos acceso. Nosotros conocemos y estamos sobrepasados de información de imágenes y de datos sobre las figuras que nos llaman la atención, pero difícilmente conocemos en profundidad su interior. Y aunque lo olvidemos son seres humanos que deben convivir con esa dualidad.

- ¿De que manera funciona el poder de estas personas que representan a tanta gente cuando nosotros no tenemos acceso a esa instancia?
Son situaciones sobre las que podemos fantasear. De hecho, esta historia que es de ficción, fantasea un poco con posibles cruces. Jugar con esa fantasía fue justo lo que mas me atrajo de este personaje.

- Si fuera en la vida real presidente de Argentina, ¿que cambiaría primero?     
No quiero caer en el infantilismo de creer que una sola persona pueda cambiar algo. No es así. Creo que es exactamente al revés. Los políticos, funcionarios y los que deciden nuestro futuro deben, como en el cine, armar equipos de trabajo. Creo que cuando muchas cabezas, muchas miradas, están puestas en un objetivo, las cosas se refuerzan. Tenemos más posibilidades de notar los errores y modificarlos. De ahí que confiemos tanto en la democracia y que estemos dispuestos a aceptar las reglas del juego. Si pudiera fantasear con la posibilidad de qué priorizar si fuera yo el mandatario trataría de que, en un tiempo corto, lográramos que no haya gente durmiendo en las calles. Primeramente, como para comenzar a recuperar la dignidad perdida.

-  La película es ficción, un thriller con tono realista. Se habla de vericuetos políticos y de corrupción. ¿Cuál es la importancia para un artista el hecho de no otorgar, no callar, no ser cómplice?
Es muy difícil. Creo que el arte, la cultura en general, el periodismo... deben tener siempre un ojo crítico. Debemos estar atentos a cuales son las cosas en las que podamos caer engañados o no. Lo mas difícil es encontrar ese punto. Es decir, no convertirte en un petardista, porque de alguna forma eso también marcaria una tendencia. Tener una libre opinión independiente. Eso seria ideal. En algunos lugares es bastante incómodo, por no decir peligroso. Venimos de países donde mucha gente ha dejado la vida por decir lo que piensa.

- ¿Qué opina de la formación actual de los políticos? Al parecer, ser político se ha convertido ya en una carrera per se...
Sí, la política se ha convertido en un oficio desde hace tiempo. Y ahí comenzamos a entrar todos en un problema, porque de ser una vocación por hacer el bien público a transformarse en un oficio, ha cambiado un poco las reglas del juego. Pero no podemos echarle la culpa de todo a los políticos. Son una resultante de lo que nos pasa a nosotros como sociedad, con distintas características. Pero a lo mejor el camino es inverso. Deberíamos dejar de mirar hacia ellos y rezongar por diversos motivos  y mirar para dentro y tratar de ver que es lo que nosotros debemos cambiar. A veces es nuestro propio discurso el que no esta relacionado con nuestras propias actitudes.

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