Hablamos con el colombiano Camilo Restrepo sobre su opera prima en la Berlinale, "Los conductos"

por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
Camilo Restrepo
Camilo Restrepo
Hablamos con el colombiano Camilo Restrepo sobre su opera prima en la Berlinale, "Los conductos"

El colombiano afincado en París Camilo Restrepo presentó su primer trabajo de largo metrahe, "Los conductos" en la nueva sección Encounters de la Berlinale, donde aspira a premio. Este drama moral sobre un joven huído de una secta va más allá del dilema moral, para hablar -dice el autor cortos como "La impresión de una guerra" a NOTICINE.com- de la manipulación de las voluntades.

- ¿Cuál es la historia de "Los conductos"?
Está basada en la historia de un joven en Colombia que escapa de una secta religiosa cuando se da cuenta de que había sido manipulado por el líder para cometer algunos crímenes y delitos en nombre de Dios y por requisito propio del líder. Escapando de la secta, intenta integrarse en la sociedad, pero dándose cuenta de que finalmente no hay un lugar para él en ella.

- ¿Qué elemento considera usted más relevante en su película, la crítica al creciente peso de las iglesias "alternativas" en América Latina o la reconstrucción o rehabilitación de un ser alienado?
Para mí, el factor más importante de la película es intentar determinar dónde se sitúa la frontera entre el bien y el mal, cuando el personaje central y los otros personajes que lo acompañan van a decidir hasta dónde empujan esa frontera para considerar que una cosa es buena o mala, que un acto es bueno o malo. Un crimen es un delito finalmente, pero... ¿Hay crimenes justificados? Por ejemplo, el protagonista mata o quiere matar al líder de la secta, ¿hasta qué punto ese mal es un bien? La manipulación, a veces, nos empuja a mover esa frontera y tal vez a comportarnos de una manera que no conviene en sociedad porque no distinguimos muy bien dónde nuestras posibilidades de libertad entran en conflicto con la libertad de otras personas. Digamos que ese es, para mí, el mayor argumento de la película. Más allá de hablar de Colombia, creo que estoy hablando del alma humana.

- El año pasado se vio precisamente aquí en Berlín la guatemalteca "Temblores", donde también se hablaba del creciente peso de las religiones evangelistas en América Latina. ¿Cree que es un fenómeno preocupante?
Sí. No he visto la guatemalteca "Temblores", pero sí que creo que hay una preocupación general, ya que estas iglesias están vendiendo un mercado barato de esperanza. Quiere decir que los colombianos y latinoamericanos, de alguna manera, están un poco desesperados, desesperanzados también, y que van a caer rápidamente en las garras de alguien que les van a decir que el futuro es suyo y "que los últimos serán los primeros", como dice la sentencia cristiana. Entonces, les están vendiendo una ilusión, pero sólo para, finalmente, manipularlos.

- ¿Le costó trabajo organizar la producción, lograr los fondos?
No fue muy complicado. Digamos que es un consorcio de amigos y que la cuestión del dinero se resolvió muy fácilmente porque, principalmente, no había dinero. Entonces, poco a poco el dinero fue llegando, aunque muy lentamente y muy poco dinero. Así pues, lo que primó fue el trabajo en equipo. Luego sí llegaron, en momentos particulares, los respaldos de algunos fondos, pero digamos que lo que se puso en marcha desde el principio fue la película en sí misma y no la producción y el sistema económico de la película.

- ¿Que piensa que puede hacer este festival por su película?
Muchísimo. La Berlinale y, sobre todo, la competencia en la que está mi película, está dándole una visibilidad a un cine que es marginal. No creo que mucha gente haya visto mis películas anteriores o haya valorado mi trabajo de antes y, en este momento, le está dando un espectador y un foco a esa mirada que antes, yo considero, estaba en los márgenes del cine.

- ¿Cree que tiene opciones de premio?
No lo sé, pero creo que ya ha sido premiada. Pienso que el mayor premio que ya ha recibido es que está con otras películas que creo que son muy importantes, porque sé que los directores que las han hecho son gente que yo admiro. Entonces, con ellos, no estoy en una competición de los unos contra los otros. Creo que el premio es ese, que ya formo parte de una fraternidad de realizadores en la que quería estar.

- Imagino que viviendo en París estará más familiarizado con Cannes, pero ¿Qué le interesa particularmente de la Berlinale?
Pienso que en este festival su gran identidad es que está intentando mostrar que el cine es una diversidad de géneros y de miradas, pero, sobre todo, que el cine son también unas miradas que se quedaron en la periferia y que tienen que venir al centro. Yo creo que esta Berlinale, en particular, aspira a mostrar que una gran creatividad fue dejada fuera en muchas ocasiones y que, ahora, tiene que ser centralizada y tener una buena visibilidad.

- No se si desde Francia le resulta fácil estar al tanto del cine que se hace en Colombia...
No veo todas las películas que salen en Colombia, ya que desde Europa no tengo acceso. Lo que sé es que, desde hace varios años, el cine colombiano está mostrando mucha vitalidad, desde las temáticas que abordan hasta las formas en que se construyen. Creo que no hay nada que lo vaya a parar, ninguna otra cosa que no sea el desaliento de los realizadores. Si siguen con la energía que tienen, si seguimos todos, con esta energía y con estas ganas de explorar y de crear, creo que el cine colombiano va a tener mucha importancia en el contexto global.

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