Entrevista con Pablo Agüero ("Akelarre"): "Me parece maravilloso que la gente se esté apropiando de mi película"

por © Carolina G. Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
Pablo Agüero (ASG)
Pablo Agüero (ASG)
El argentino Pablo Agüero regresó a San Sebastián, un festival que conoce bien y donde ha logrado reconocimientos y proyectos, para presentar en la competencia oficial "Akelarre", una cinta sobre el poder y las supuestas brujas vascas que nació precisamente en este certamen. NOTICINE.com habló con él en exclusiva.

- ¿Nos podría resumir la trama de "Akelarre"?
Narra la historia sobre la caza de las brujas en el siglo XVII. Se trata de un grupo de chicas que son arrestadas y acusadas de este crimen de brujería sobre el cual no saben nada, no saben qué es la brujería ni de qué se las están acusando. Para ello, tienen que encontrar una manera de salir de esa situación.

- Usted es argentino, y por tanto debo deducir que no estaba demasiado familiarizado con las historias de brujería e inquisición. ¿Cómo se documentó?
Leí los diarios de inquisidores de todas las regiones de Europa y todos están en el rechazo de lo que realmente sienten, por ejemplo, arrestan a guapas y jóvenes chicas y las describen como feas viejas para negar toda la relación. Este era el único de los jueces que admitía esa contradicción, había algo demoníaco en su belleza que me perturbaba. Lo que él está persiguiendo, le fascina también, y esa contradicción lo hace, es atroz, está masacrando mujeres pero al mismo tiempo lo hace más conmovedor, está fascinado por lo que él ha venido a construir.

- En la gestación de la película, ¿qué es lo más le sorprendió?
La complejidad que tiene la cultura vasca. Cómo se puede tener en un país tan pequeño un idioma que tiene otros siete idiomas diferentes, con un vocabulario totalmente distinto y que se hable de manera diversa en la casa y en la calle, entre varones o mujeres. Esta diversidad cultural que quiero defender con la película en el País Vasco llega a un nivel del absurdismo y graciosismo porque cada pueblo va a hablar de una manera diferente y eso es muy complejo, sorprendente y, al mismo tiempo, posee algo universal.

- "Akelarre" es también una película que ha ido madurando desde su primera intención, tengo entendido...
El proyecto lo tuve en mente durante diez años, y mi visión del cine cambió. Quería hacer una película que fuese más insolente y respetuosa consigo misma, algo más lúdico, más fresco, más loco y espontáneo. Mi visión del cine sigue cambiando todavía, estoy intentando interactuar más con el espectador con un humor que, aunque no sea de reírse, rompa con el tono. Hay algo dentro del cine de autor muy autocomplaciente que me ha estado cansando, no me siento identificado con eso, por lo que he decidido romper. En ese aspecto la película ha avanzado y yo me he nutrido de mi alrededor. Escuchar decir a las chicas, la una a la otra: "¡Habla en cristiano! ¡Aquí se habla en cristiano y no en euskera!", y decir que es una expresión del siglo XVII es algo que añadí a los diálogos de la película. Lo de mezclar los diálogos de las chicas reales de hoy en día con las del siglo XVII me permite dar frescura, ver qué es lo contemporáneo y darme cuenta de que realmente estamos educados por los inquisidores. Por ello, la película ha evolucionado en ese sentido durante la preparación y el rodaje.

- ¿Qué objetivos se planteó al asumir este proyecto?
Hay una dirección global que elegí que es no reproducir los clichés de películas de época. Las películas de época son reconstituciones de algo que en realidad no conocemos, cómo que la gente hablaba o se movía de cierta manera en el siglo XVII, o que se filmaba con cámara fija. Parte de querer romper con todo esto fue la selección al casting, y al no tener esas caras típicas que se le atribuyen a las películas de época con grandes orejas, al no tener ese estilo de actuación, nos permitimos el ir en contra de él mismo y de su propia filmografía, probar el humor, la caricatura del personaje e irnos hacia la locura.

- En esta película hay doble simulación y una hipocresía importante...
En realidad cuando uno tiene un fantasma inconfesable simula hacer todo lo contrario, y eso es muy de la hipocresía del doble discurso también religioso. Pero, por otro lado, es muy divertido, terrible pero muy divertido.

- Su película tiene una complicación idiomática, porque aparte de ser en español y lengua vasca, ésta última ha cambiado mucho desde aquella época hasta ahora...
Sí, el euskera es un idioma muy raro y complejo. Hay siete euskeras diferentes en las siete provincias. Nosotros hicimos un casting de mil chicas, llegamos a hacer un grupo de seis y todas hablaban euskeras distintos, por lo que había que encontrar un euskera común a todas. Se trata de un trabajo muy dificultoso pero que está muy relacionado con el trabajo de la película que son las identidades individuales, las culturas locales, la globalización en cierto modo y todo lo que se ha querido aplanar con la inquisición. La importancia de la riqueza de todos estos matices, la manera de hablar de cada uno, hace que el trabajo fuese muy enriquecedor también.

- ¿Es consciente de que ha habido mucho debate político por su película?
Sí. Me parece genial, porque la gente se la apropia de manera diferente para la causa de cada uno. Sería absurdo que fuese una película nacionalista hecha por extranjeros pero para mí hay una postura política. No es una película que quiera bajar un discurso, es una película que señala y provoca cosas. La diversidad de cada ser humano y cada cultura es aplastada en todos lados, por ello, me parece maravilloso eso de que la gente se esté apropiando de mi película.

- ¿Cómo es presentar su película en un evento de los pocos que este año ha podido celebrarse cara al público?
El Covid-19 da un ambiente muy extraño, pero la recepción de "Akelarre" está siendo muy potente. Era una película más radical, muy minimalista, inmersiva, sensorial pero que genera un fuerte debate político. "Akelarre" me está sorprendiendo en la manera de que hay muchas reacciones entusiastas y emocionadas con el presente. He leído muchos artículos en los que la gente se apropia la película para hablar de algo. Hay cosas que me han tenido que traducir porque hablaban con palabras de la política española que no entendía. Eso me habló muy rápido de la universalidad de la película y de la fuerza contemporánea que tiene, y no pensé que fuese a ser tan fácil tener esa reacción de inmediato de la gente con su vida contemporánea. Esta era mi intención, ser una película del siglo XVII, pero que nos habla de cómo hemos llegado a ser lo que somos hoy en día, y en ese sentido está siendo una experiencia muy fuerte.

- ¿Se ve premiado?
Pensar en un premio es raro. Mi premio es la reacción de la gente, eso es a lo que he venido, a provocar cosas, disgustar, asustar o molestar, pero provocar algo. Esto me parece lo más importante y, aún más, si una película sale del mainstream proponiendo innovar especialmente el apoyo de los grandes festivales. Estar en la competencia oficial de uno de los grandes festivales del mundo es esencial para hacer hablar de una película y, en ese caso, también un premio sería un apoyo para dar de qué hablar sin que prime solo lo económico.



 
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