Huelva: Lillah Halla cree que en Brasil "El fascismo ha salido del armario y ahí sigue"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Lillah Halla
Lillah Halla
La realizadora brasileña Lillah Halla fue una de las últimas concursantes del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, que se clausura este sábado. Su película "Levante", estrenada en Cannes y premiada luego en Biarritz, trata sobre las consecuencias de la prohibición del aborto en su país, que provoca muertes de mujeres cada año. NOTICINE.com habló en exclusiva con Halla sobre la realidad y las esperanzas de un país con tantos contrastes como Brasil.

- ¿Qué fue lo que le desencadenó el deseo para hacer esta película?
Creo que nosotras, cuando hacemos una obra que nos requiere tanto tiempo y tantas horas, sí que en el fondo lo hacemos con la intención de cambiar las cosas. En el momento que empiezas a rodar, ya es un proceso natural, como una artesanía, pero hay unas “corrientes subterráneas de sentido” que se mueven durante estos 8 años que nos ha motivado a trabajar con símbolos y métodos fundamentales para que la situación de necropolítica a la que se enfrentan las mujeres en Brasil cambie. Sobre todo, para aquellas que no pueden pagar un tratamiento clandestino pero seguro y que se enfrentan a la persecución, riesgos y a la criminalización absoluta. Es algo a lo que el Estado debería prestar atención, y lo hace al revés, con una situación de persecución a las mujeres y personas con útero con algo que, además, es la cuarta principal causa de muerte de estas personas en Brasil.

- No deja de ser paradójico que esto pase en un lugar que ha tenido la imagen de paraíso sexual, de lugar de libertades personales y de elección, pero a la vez sufra de una ideología conservadora o prohibitiva...
La pregunta es, ¿la libertad para quién? Porque quien hace las leyes no sufre esas situaciones. Brasil se está haciendo más conservador cada año, pero durante los últimos 6 años de gobierno, la persecución política y moral amparada por el Estado ha empeorado la situación de los abortos y de la vida de las mujeres que los sufren. El tema de la descriminalización del aborto ha sido un tabú desde que tengo memoria. Hay discusiones distintas sobre este tema, pero sí, la imagen de libertad de Brasil es hipócrita para quienes vivimos allí, porque es una libertad absolutamente condicionada a tu clase, raza, religión y género.

- ¿Por qué eligió ese ambiente del deporte femenino como escenario para la historia?
Por varias razones, filmamos en 2022, hemos luchado, ha cambiado el gobierno, pero el fascismo ha salido del armario y ahí está una de las premisas de la película: que hay que organizarse colectivamente. El vóley es un deporte de equipo y de estrategia, de verse a cada uno como parte de algo más grande. El deporte pone el cuerpo en juego, de hecho, ocurre algo así en la película. El punto de partida de la historia es que Brasil sea estado frontera con Uruguay, y nos hemos percatado de que Uruguay tenía la misma situación que Brasil. Cambiaron la ley, descriminalizaron el aborto y han reducido las muertes por aborto a 0, cuando en Brasil sigue siendo la cuarta razón de muerte en personas con útero. Si se observa el vóley desde arriba, se pueden ver dos mundos separados por una red que está a punto de romperse y unirse. Como 'leit motiv', esta imagen de división se destruye y ambos equipos se unen para luchar por la misma causa.



- ¿Cómo está cambiando Brasil con la vuelta de Lula?
Solo en términos de mi profesión: volvemos a tener Ministerio de Cultura, agencia de cine y secretaría de audiovisual. En esta película han trabajado casi 500 personas durante estos 8 años. El cine es una gran empresa para generar trabajo, conocimiento, escuela, red, y hemos estado trabajando perseguidas en los últimos años. Solo tener la posibilidad de hacer lo que hago de forma reconocida y no clandestina es un cambio brutal, pero lo que ha pasado en los últimos 6 años tiene una dimensión muy peligrosa. El fascismo ha salido del armario; incluso hoy al senado le llamamos BBB, Bala Buey y Biblia. Lula y su equipo tienen un inmenso desafío delante, pero el inicio de 2023 fue un inicio a la reconstrucción.

- ¿Con Lula se conseguirá el derecho al aborto?
No depende solo de él. Es un tema tabú en Brasil, es la segunda vez que el Partido de los Trabajadores intenta abordar el tema durante su campaña, pero se ven siempre atacados por el resto de los flancos políticos, eso le ha pasado a Lula ahora también. En vísperas de las elecciones se posicionó a favor del derecho a decidir para las personas y se le han tirado todos encima por ello.

- En Europa también tenemos un resurgimiento del fascismo, pero no va acompañado de esa ola religiosa cristiana. ¿Hasta qué punto puede tratarse de una colonización cultural de los Estados Unidos hacia Latinoamérica?
Este movimiento nació en los años 70 y llegó como respuesta a la Teología de la Liberación, al embate de dominación monocultural hegemónica. La dominación cultural ha sido siempre de la historia de Brasil. Tengo 42 años y veo la diferencia; Brasil es cada vez más intolerante, la persecución entre creencias es muy complicada. Esto es un proyecto de colonización de principio a final. Hemos estado durante este proyecto entrevistando a teólogos, y es importante decir que, es este momento, al igual que ya se hizo en 2018, se ha votado una medida que trata de descriminalizar el aborto. De la misma forma que el proyecto de colonización monocultural trata de meter todo en el mismo cajón, es importante que no cometamos el mismo error. Con los frentes evangélicos, hay una organización de mujeres, el Frente Evangélico por el Derecho a Decidir, que hace un trabajo de concienciación y organización desde las bases, desde las iglesias. Encabezadas por la teóloga e historiadora Luz Marina, que afirmaba que nunca se había hablado de ninguna condena al aborto desde la biblia, se trata de una interpretación construida que ella denomina patriarcado eclesiástico, y esa es la clave en quienes hacen las leyes, quienes interpretan los textos y quienes controlan los cuerpos dependiendo del interés y de qué manera. Desde las iglesias evangélicas, hay mucha gente intentando cambiar esta situación. En Brasil, el 70% de las personas que abortan son religiosas. Tu fe no te va a hacer cambiar de decisión. La que lo tenga que hacer, lo hará, pero con el añadido de estar sola, perseguida, culpabilizada y desamparada.

- ¿Cómo está siendo la reacción de la gente en Huelva ante "Levante"?
Muy linda. Mostramos la película en un hermoso teatro, estaba muy lleno, y fui invitada por varios profesores a debatir después de la gala. Allí me enteré de la votación de la investidura en las Cortes, y de la situación que vivimos. Los derechos no se nos garantizan para siempre; los derechos son conquistas por las que tenemos que seguir luchando a diario. Es increíble pero necesario. Fue lindo escuchar la acogida de la película y ver cómo la cinta es una herramienta para el debate, por ejemplo, entre profesores y alumnos. Como directora, me emociona que la película esté llegando a la gente e incite a las personas a debatir. No podría estar más contenta.

Transcripción: Jaime Fuentes.

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