El "Che" volvió a entrar en La Habana de la mano de Benicio del Toro
- por © F.P. (Cuba)-NOTICINE.com
El actor puertorriqueño Benicio del Toro fue acogido este fin de semana en la capital cubana casi con tantos vítores como cuando casi 50 años años atrás su personaje en el díptico hispano-norteamericano "Che" llegó al frente de sus barbudos tras la victoriosa conquista de Santa Clara. Junto a él, tuvo a algunos de ellos, ya cargados de años, como el alto oficial del actual Ministerio del Interior, Leonardo Tamayo.
También le acompañaron otros "revolucionarios" de ficción, el brasileiro Rodrigo Santoro, que da vida al hoy presidente Raúl Castro y el chileno Santiago Cabrera (el pintor de la serie "Héroes"), quien interpreta al desaparecido comandante Camilo Cienfuegos, así como los cubanos Vladimir Cruz y Jorge Perugorría.
"Aprendí muchísimo, una idea que se tiene del "Che" es que era un tipo duro. Comencé a entender que había otra cara, que no era la del "cowboy", explicó en rueda de prensa Del Toro. "Lo respeto como un hombre consecuente", añadió el astro afincado en Estados Unidos, para quien hoy Ernesto Guevara intentaría llegar al poder por otros métodos, ya que el mundo ha cambiado radicalmente.
A pesar de las protestas de la parte más reaccionaria del exilio cubano en Miami, en el estreno del film de Steven Spderbergh la pasada semana, Del Toro espera que la película "ayude" para un mejor entendimiento entre América Latina y en particular Cuba con otras regiones del mundo, especialmente con la Administración norteamericana, tras la elección de Obama. "Que empiecen hablando, que hablando la gente se entiende", dijo el actor.
La proyección de las dos partes del film, filmado en México, Bolivia, Puerto Rico y España (no pudo ser en Cuba por culpa del embargo norteamericano que impide inversiones y trabajo de norteamericanos acá) tuvo lugar a salas repletas -el inmenso Karl Marx y el bastante amplio Yara- y constituyó una de las presentaciones especiales, especialísimas, de esta edición 2008 del Festival de La Habana.
Ya se sabe que aunque devenido icono internacional, sobre todo para muchos de los habitantes en estas tierras, el héroe argentino-cubano es todo un mito, por lo cual resultaba algo más que una mera curiosidad cinéfila acercarse a la lectura que del aguerrido periplo de Ernesto Guevara, refleja un director versado en otro tipo de historias ("Ocean's eleven / La Gran estafa", "Erin Brockovich", "Traffic"...). Como es sabido, el film le valió a Benicio del Toro el premio al mejor actor en el Festival de Cannes.
Admirador incondicional del Guerrillero Heroico, el boricua estuvo presente en las funciones habaneras junto a buena parte del equipo actoral, ante los cuales el público, fuera y dentro de los cines, ha dado cálidas muestras de simpatía y respeto.
El díptico narra la historia del joven luchador desde que en México entra en contacto con Fidel Castro para llevar a cabo una revolución popular en Cuba, y el resto es historia, la cual se completa cuando en una de sus más queridas patrias (dentro de esa otra grande que fue toda la América), en la cual colaboró al triunfo del proyecto revolucionario, se exhibió este film en dos partes de cuatro horas y algo más; las múltiples funciones del cronista (entre ellas jurado óperas primas) le impidieron verlo en esta ocasión, de modo que habrá que volver a él.
También le acompañaron otros "revolucionarios" de ficción, el brasileiro Rodrigo Santoro, que da vida al hoy presidente Raúl Castro y el chileno Santiago Cabrera (el pintor de la serie "Héroes"), quien interpreta al desaparecido comandante Camilo Cienfuegos, así como los cubanos Vladimir Cruz y Jorge Perugorría.
"Aprendí muchísimo, una idea que se tiene del "Che" es que era un tipo duro. Comencé a entender que había otra cara, que no era la del "cowboy", explicó en rueda de prensa Del Toro. "Lo respeto como un hombre consecuente", añadió el astro afincado en Estados Unidos, para quien hoy Ernesto Guevara intentaría llegar al poder por otros métodos, ya que el mundo ha cambiado radicalmente.
A pesar de las protestas de la parte más reaccionaria del exilio cubano en Miami, en el estreno del film de Steven Spderbergh la pasada semana, Del Toro espera que la película "ayude" para un mejor entendimiento entre América Latina y en particular Cuba con otras regiones del mundo, especialmente con la Administración norteamericana, tras la elección de Obama. "Que empiecen hablando, que hablando la gente se entiende", dijo el actor.
La proyección de las dos partes del film, filmado en México, Bolivia, Puerto Rico y España (no pudo ser en Cuba por culpa del embargo norteamericano que impide inversiones y trabajo de norteamericanos acá) tuvo lugar a salas repletas -el inmenso Karl Marx y el bastante amplio Yara- y constituyó una de las presentaciones especiales, especialísimas, de esta edición 2008 del Festival de La Habana.
Ya se sabe que aunque devenido icono internacional, sobre todo para muchos de los habitantes en estas tierras, el héroe argentino-cubano es todo un mito, por lo cual resultaba algo más que una mera curiosidad cinéfila acercarse a la lectura que del aguerrido periplo de Ernesto Guevara, refleja un director versado en otro tipo de historias ("Ocean's eleven / La Gran estafa", "Erin Brockovich", "Traffic"...). Como es sabido, el film le valió a Benicio del Toro el premio al mejor actor en el Festival de Cannes.
Admirador incondicional del Guerrillero Heroico, el boricua estuvo presente en las funciones habaneras junto a buena parte del equipo actoral, ante los cuales el público, fuera y dentro de los cines, ha dado cálidas muestras de simpatía y respeto.
El díptico narra la historia del joven luchador desde que en México entra en contacto con Fidel Castro para llevar a cabo una revolución popular en Cuba, y el resto es historia, la cual se completa cuando en una de sus más queridas patrias (dentro de esa otra grande que fue toda la América), en la cual colaboró al triunfo del proyecto revolucionario, se exhibió este film en dos partes de cuatro horas y algo más; las múltiples funciones del cronista (entre ellas jurado óperas primas) le impidieron verlo en esta ocasión, de modo que habrá que volver a él.