Brad Pitt opaca el tibio debut con Egoyan del Festival de San Sebastián

por © Patricia S. Guerrero (S.S.)-NOTICINE.com
Atom Egoyan (PSG)
Atom Egoyan (PSG)


Hay un día menos y un premio Donostia menos, pero ello no evita la sobredosis y la superposición de eventos. El Festival de San Sebastián ha levantado este viernes el telón con unos invitados estelares, Brad Pitt y Quentin Tarantino, que han borrado del mapa al bueno -en este caso no tanto- de Atom Egoyan, cuya cinta "Chloe" abría oficialmente el certamen, en el que ya se habían vendido más de 60.000 entradas antes de encender los proyectores.

"Malditos bastardos / Bastardos sin gloria" se presentaba este viernes en la apertura de Zabaltegi. Ha pasado por bastantes otros sitios y hoy mismo está ya en las salas de toda España, pero Brad Pitt mueve masas y los organizadores del festival, incapaces de convencer a la distribuidora para que retrasar una semanita el estreno comercial de manera que no le robaran cámara a Atom Egoyan y el verdadero film inaugural, "Chloe", el actor y su director Quentin Tarantino, han acabado opacando al canadiense y a su sección oficial.

Así que la cosa estaba caribeña este viernes en San Sebastián: muy caliente por la presencia del "sex symbol" masculino, que vino en su jet privado y sin su esposa Angelina Jolie, y muy humeda por la lluvia que cayó casi todo el día. Lástima que Atom Egoyan enfriara los ánimos a muchos con una cinta no precisamente redonda.

A muchos nos sorprendió que un cineasta con un universo propio tan definido como el descendiente de armenios aceptara el encargo de hacer un "remake" a partir de un guión ajeno, además de un film francés, "Nathalie", que tampoco era como para tirar cohetes, a pesar del trío original: Fanny Ardant, Gérard Depardieu y Emmanuelle Béart. Defalta de medios y figuras no ha podido quejarse, los ha tenido y su reparto no es menos impecable: Liam Neeson (quien tuvo que interrumpir la filmación por el accidente y muerte de su esposa, Natasha Richardson), Julianne Moore y su compatriota Amanda Seyfried, la tan "sexy" como convincente jovencita a la que descubrimos en "Mamma mia!" hace poco.

Ellos conformen un triángulo: Esposa y marido burgueses acomodados, sospechas por parte de la dama descuidada de que él tiene una o más amantes, y unos celos febriles que la llevan a ponerle ella misma el capote a esos cuernos, contratando a una hermosas prostituta para que lo seduzca. Una inocente o perversa ninfa con nombre de perfume, Chloe, una atractiva mujer de mediana edad que duda de su poder de seduccion, que duda de la fidelidad de su marido, que duda del cariño de su hijo, un marido frio y distante rodeado de jovencitas, alumnas que lo admiran, desean y tientan, un hijo rebelde con su madre que rechaza, con edad suficiente para entrar el tambien en el torbellino del amor y del deseo... Esos son los personajes del film inaugural, mezcla de ardientes sentimientos resentimientos, deseos sospechas, pulsiones, frustraciones. Esos fuegos, esas hogueras contrastan con el helado Canadá, en una ciudad siempre bajo la nieve, una lujosa casa de frio cristal, unas relaciones entre marido y mujer, entre madre e hijo no menos heladoras...

Ha dicho aquí Egoyan que se ha tomado libertades en la traslación y cambiado el desenlace, pero ello no ha evitado que "Chloe" sea un film irregular, a ratos hermoso y otros rozando la incredulidad. El autor de "El dulce porvenir" y "Exotica" juega esta vez a un deporte que no es el suyo, en un esfuerzo posiblemente de captar más público, pero sin dejar algunos "tics" de autoría que dificultarán a ese espectador "mainstream" sintonizar con su película. La acogida fue discreta, casi silenciosa, como si los periodistas esperaran más...

A nadie se le escapa que Donosti es subsidiario de Toronto. "Chloe" se estrenó allí hace cuatro días, y el esfuerzo de lanzamiento internacional fue ese. Por ello mientras en el evento canadiense aparecieron además de su director las dos protagonistas, Julianne Moore y Amanda Seyfried, aquí ha venido sólo él... y gracias. Ciertas comparaciones son muy dolorosas.