"Amigo" y "Aita": El cielo y el cine se vuelven grises en San Sebastián

por © Carolina G.Guerrero (S.Sebastián)-NOTICINE.com
José María de Orbe (izq.) y Lluis Miñarro (AP)
José María de Orbe (izq.) y Lluis Miñarro (AP)
"Amigo", la nueva cinta de John Sayles, resistente del cine independiente norteamericano durante ya varias décadas, decepcionó a la mayoría del público y la prensa este jueves en el Festival de San Sebastián, mientras que la cuarta producción catalana en la competencia por la Concha de Oro aburrió a muchos y gustó a algunos puristas amantes del más contemplativo cine de autor.

En esta mañana de jueves un poco gris dentro y fuera de las salas, se presentó la ultima cinta dirigida por John Sayles, "Amigo", que trata de la invasión norteamericana de Filipinas a principios del pasado siglo, una acción armada olvidada en su país. El personaje central es el "Cabeza de barrio" (una especie de alcalde), cuyo nombre es Rafael Dacanay, en un pequeño poblado de Luzón, Filipinas, y que tiene un hermano que pertenece a la guerrilla, y un hijo pequeño que se une a ellos. Escondidos en la selva que rodea al poblado.

Los yankis llegan para ocupar el pueblo y reducir a los rebeldes, liberan a un fraile español, que les servirá de traductor, y que no se distingue precisamente por su humanidad y empatia hacia sus hermanos filipinos, a los que llama "monos", en un principio, reducen al protagonista y le expropian su casa, que usarán como cuartel general.

El capitán y sus subordinados irán poco a poco llegando a conseguir una convivencia en cierta armonía, con los habitantes de la aldea ocupada, y uno de los lugareños les surtirá de un licor exquisito de alta graduación. Irán conociendo su forma de vida, y un oficial se enamorará de una nativa, incluso llegado el momento el mando de los soldados dará permiso para que celebren la festividad de San Isidro, que es el patrón del pueblo, también promoverá ante las incrédulas miradas de los ancianos del lugar, unas mini elecciones, para que eligan a un jefe, es ahí cuando otra vez liberan a Rafael, algo que solo podrá disfrutar un muy breve espacio de tiempo.

En ese momento llegará el superior del capitán para el que ese entendimiento y cordialidad logrados entre los ocupados y sus ocupantes es para el demasiado pacífico y amistoso, y les recuerda que aquello es una guerra, y vuelve a la carga llevando al "cabeza de barrio" a la selva para que delate a los componentes de la guerrilla, entre los que continúan sus familiares.

Mas tarde, se suceden una serie de "desafortunados" acontecimientos, que no ayudaran al protagonista a tener el final que se merece, ya que da sobradas muestras de ser un hombre integro y justo. Pero como citara varias veces en muchas de las escenas, "no tengo suerte". Se percibe en la historia, ese intento de tolerancia, la buena voluntad que quiere salir a flote expresando lo mejor de cada uno a pesar de todas las dificultades, aunque Sayles no estaba demasiado inspirado, su cinta se haga larga y algunas interpretaciones dejen bastante que desear.

El cineasta, en un muy correcto español, explicó que debido a la falta de dinero para este tipo de producciones independientes esta"escribiendo guiones para otros", y de esta manera "ahorra" para poder poner en marcha sus propias cintas, entre las que adelanta su deseo que llevar al cine el caso "Rosenberg", sobre el matrimonio judío acusado de espiar en favor de la Unión Soviética, ambos ejecutados en la silla eléctrica en 1953.  

En la segunda proyección a concurso del día se presentaba "Aita", del vasco afincado en Cataluña Jose Maria de Orbe. Diríamos tal vez que su director ha querido hacer un cine diferente, en el que los espacios, los sonidos, los tiempos, tienen protagonismo mucho más que los diálogos y no digamos la acción. Es el suyo un cine contemplativo, que pretende ser poético y para muchos será simplemente aburrido.

Todo se desarrolla en una vieja casona deshabitada, en el guarda que la cuida, un hombre muy rudo, y que no quiere que nada se "revuelva", y todo siga igual. El al parecer disfruta con sus tareas de jardinero y cuidador. No hay casi diálogos, los protagonistas son las hojas, el viento, las tormentas, las luces, las sombras... Casi podemos asistir a la socorrida caricatura del cine de autor más duro, en el que se ve crecer la hierba. Sólo dura 85 minutos que a algunos les parecieron las 4 horas y pico del "culebrón" de Raúl Ruiz en días pasados.

La firma como productor del publicista catalán Lluis Miñarro ya previene al espectador incauto sobre la naturaleza del producto, reservado a adictos al género del semi-documental de ficción y programadores de sesudos festivales. Que les aproveche a todos...

Este viernes se pondrá el punto final a una decepcionante competencia de una en muchos aspectos decepcionante edición 58 del Festival de San Sebastián. No se podrá decir que Mikel Olaciregui se marcha con honores. El y nosotros hubiéramos deseado otra cosa.

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