El cine, según Jirí Menzel: "No piensen en el arte, sino en hacer un trabajo decente"

por © Cristina F. Fimia (Gijón)-NOTICINE.com
Escena de 'Donsajni'
El gran maestro de la comedia checa Jirí Menzel (1938), autor de las clásicas "Trenes rigurosamente vigilados" (con la que ganó el Oscar extranjero), "Mi dulce pueblecito", "Alondras en el alambre" y de la más reciente "Yo serví al rey de Inglaterra", ha pasado por el Festival Internacional de Cine de Gijón para presentar su última cinta, "Donsajni" (Los Donjuanes), sobre la que dice en entrevista exclusiva con NOTICINE.com: "Le diría al público que fuese a ver mi película para ganar dinero. No, en serio, creo que es una cinta que no ofende a nadie y que podría convencer a algunas personas para que de vez en cuando visitasen la ópera. Además, si quisieran reírse un rato y no les dan vergüenza las cosas de las que van a reírse allí, los animo a que vayan".

- ¿Cree que se puede comparar la falta de libertad que había antes en el cine de los países del Este con las dificultades económicas que existen hoy en día para hacer cine?
Son dos cosas totalmente diferentes. La libertad trae consigo la responsabilidad y para llevar a cabo una película, cada cual debe buscar los recursos. Luego, existe otra censura: la del dinero. Puede pasar que las cintas no sean lo suficientemente buenas porque no haya dinero para hacerlas bien. Por ejemplo, una desventaja respecto a países como Rusia es que allí, la población es mayor, lo que supone más publico que vea películas. En la época del régimen totalitario, había una censura no oficial, porque oficialmente no existía, pero la realidad era que había cosas que no se podían hacer. Y lo que se podía hacer o no, cambiaba. Lo que pasó en los años 60, es que el régimen se relajó y se podían hacer cosas que antes no estaban permitidas. Pero en lo que al dinero respecta, eran creaciones independientes. No había ningún problema por la financiación porque el estado tenía un monopolio en cuanto a la producción y la distribución, así que podía comprar las películas extranjeras por el precio que él mismo dictaba y lo que se ganaba proyectando películas extranjeras era destinado a la producción de películas checas. Teníamos un plan que había que cumplir y era que debían hacerse al año 50 largometrajes checos, así que estaba todo dirigido, programado y casi nadie podía hacer películas si no había pasado por la escuela de cine. Hoy, la creación es absolutamente libre y es mucho más fácil ganar dinero con películas de menos calidad.

- ¿Cómo analiza la evolución temática del cine en su país desde el cambio político?

La verdad es que no sigo mucho la creación desde entonces porque quiero salvar mi razón. Pero sí que sé que se hacen buenas comedias, aunque muchos intelectuales las menosprecian; y se realizan muchas películas depresivas, desgraciadamente.

- ¿Su cine en particular ha cambiado desde entonces?

No, creo que no. Yo no tengo ninguna razón para cambiar; yo, como cualquier otro artista, ya sea pintor, escritor o músico, creo en todas las condiciones que hay en ese momento y hago las cosas igual. Siempre hago las películas del mismo modo; algunas tienen más éxito, otras menos. Algunas salen mejor, otras peor, pero creo que se puede reconocer en mis películas que están hechas por mí y de eso me enorgullezco.

- De todos sus trabajos, ¿cuál es el que más le ha marcado? ¿Cuál considera más especial?
No las juzgo. Las películas están hechas; me encanta si gustan a la gente, pero yo ya no quiero tener ninguna relación con esas películas.

- ¿Dedica mucho tiempo a planificar los films?

Sí, es así. Cualquiera que vea mis películas se dará cuenta de que hay pausas largas entre una y otra. Mi última cinta la he realizado seis años después que la penúltima y la antepenúltima, doce años después que la anterior.

- ¿Qué influencias  han marcado su trayectoria?
Chaplin, Renoir y mi profesor de la facultad Vávra, que era un director checo muy importante.

- ¿Qué tiene que tener para usted una buena película?
Debería tener una catarsis, después de la cual el espectador se vaya del cine enriquecido para que se le quedase tanto en la mente como en el corazón.

- Cuando se sitúa como espectador, ¿qué prefiere, una cinta más comercial, hollywoodiense o de autor?
Creo que ni una, ni la otra. Pienso que la película de autor desdeña al espectador un poco, y tampoco me gustan las cintas prefabricadas de Hollywood, pero me encanta cuando veo un film y el autor se gana mi respeto.

- ¿Cuál es su película preferida?
Las de Woody Allen; y de mi país, una que en español se titularía algo así como "Posada de la mesa de piedra", pero aquí no se conoce. De Miloš Forman, me gusta mucho "El baile de los bomberos".

- Hoy en día, ¿hay algún director checo que le llame la atención?
Sí, sí, uno: yo (risas). No, bromas aparte, a mí me gustan los directores checos de mi generación. Por ejemplo, Chytilová, Ivan Passer o Miloš Forman. Y de los más jóvenes, me gusta Krejcík, Svérak... Son directores que tienen un punto de vista parecido y me gusta.

- ¿Hay algún actor con quien le gustaría trabajar en un futuro?
Sí, seguramente sí, aunque ahora mismo no se me ocurre alguien en concreto, pero prefiero trabajar con actores checos, no me interesa trabajar con extranjeros. Tampoco hago mis películas porque quiera trabajar con un actor determinado; cuando trabajo, busco actores idóneos para el papel correspondiente.

- Hasta ahora, ha trabajado con muchos. ¿Se quedaría con alguno?
Sí, sí, por supuesto, pero desgraciadamente ya no está vivo. Era un actor checo que se llamaba Rudolf Hrusínský.

- ¿Hay algún lugar donde le gustaría rodar?
No, la verdad es que no. El lugar viene dado por el tema de la cinta. Pero sí es cierto que en mi última película, "Donsajni", que se proyecta aquí en el festival, he aprovechado para mostrar el teatro de Chisky Krumov, de una ciudad al sur de Bohemia, porque estaba deseando hacerlo. Es magnífico y tenía el deseo de mostrarlo. Es del siglo XVII y todo se conserva en perfecto estado. Allí se hicieron las escenas de los niños, donde están cantando y bailando.

- ¿Qué les recomendaría a aquellos jóvenes que aspiran a ser directores?
Que no piensen en el arte, que hagan un trabajo decente, películas para la gente y que aprendan la técnica, cómo hacer una película. Eso es muy importante. Antiguamente, los artistas creaban y de algunos de ellos han quedado obras de arte; hoy en día, directamente todos los artistas hacen obras de arte y eso, es un poco prepotente.

- ¿Qué proyectos tiene ahora en mente?
En mi cabeza está ahora mismo todo barrido. Desde luego, me gustaría hacer otra película en un futuro, porque vivo de ello. Pero no quiero hacer una película únicamente por el mero hecho de hacerla; quiero llevar a cabo una película que le vaya a gustar a los espectadores y ésa es una tarea muy complicada.