Berlín 06: Críticas al integrismo musulmán y católico como despedida al concurso

por © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com /Fotos: Reuters
P.S.Hoffman y Catherine Keener
P.S.Hoffman y Catherine Keener
Schmid y HüllerP.S.Hoffman y Catherine Keener17-II-06

Dos estimables títulos -"Offside", del iraní Jafar Panahi, y "Requiem", del alemán Hans-Christian Schmid- han puesto este viernes punto final al apartado competitivo de la 56 edición del Festival Internacional de Berlín, donde el buen cine no ha brillado demasiado a menudo. Fuera de concurso, "Capote" cerró por su parte el capítulo de películas con estelar reparto que en vísperas de los Oscars siempre ha tenido este certamen.

La situación de la mujer en Irán y otros países teocráticos donde las normas del Corán (o más bien sus interpretaciones) se convierten en dogma con fuerza de ley civil puede resultar dramática, especialmente desde nuestra óptica laica, pero como nos enseñaron maestros como Chaplin, Wilder o Berlanga-Azcona, cualquier tragedia cotidiana puede tomarse con humor... y a la vez transformarse en subversiva.

Jafar Panahi, quien ya había tratado la marginación femenina en su país en previos trabajos, recurre ahora a la comedia para con "Offside" (Fuera de juego) plantear la absurdidad de la prohibición de que las mujeres asistan a los partidos de futbol. O quizás ello sea también sólo una metáfora de injusticias más graves.

A pesar de que el deporte rey esté en los estadios iraníes vedado a las féminas, existen equipos femeninos (que juegan con público femenino), y paradójicamente en los cines (donde como dice una de las chicas protagonistas "incluso la luz está apagada") sí puede haber público mixto. Tales contradicciones son caricaturizadas por Panahi a través de la historia, imaginamos que basada en situaciones reales, de varias muchachitas que se disfrazan de chicos para acudir a apoyar a la selección persa frente a la de Bahrain, en un encuentro clasificatorio para el mundial.

Muchas de ellas son detenidas por militares que más tarde las pondrán en manos de la "brigada del vicio". Su delito, intentar burlar las leyes islámicas, que "protegen" a las mujeres de las palabrotas de la enfervorizada masa masculina y de posibles excesos en la euforia. Encerradas entre unas vallas a la espalda del estadio, vigiladas por torpes soldados, esperan la llegada del autobús policial, mientras asistimos a jocosas situaciones.

"Offside", simpática cinta que aún no se sabe si podrá o no ser estrenada en Irán, brilla por su sencillez y por la delicadeza con la que "cuela" su mensaje sobre lo injusto y absurdo de una de tantas leyes islámicas que con la pretensión de proteger a la mujer la colocan en un plano inferior al del hombre y la segregan socialmente. No estamos ante un film totalmente redondo, quizás por el tono empleado, pero el público aplaudió y disfrutó en bastantes momentos.

Resulta muy curioso ver como una misma historia, el caso de la joven alemana Anneliese Michel, puede tener versiones tan diferentes en cine como "El exorcismo de Emily Rose" o esta "Requiem" que ha participado en el apartado competitivo de la Berlinale. No es que no se parezcan, es que son casi lo contrario una de otra. Mientras la producción de Hollywood apuesta abiertamente por el diablo en una pretensión de reeditar el éxito de "El exorcista", el alemán Hans-Christian Schmid tiene claro que el caso fue una simple situación psiquiátrica que acabó mal por el fanatismo cristiano de los padres y de la propia interesada.

Michaela Klingler (Sandra Hüller, a la que no nos extrañaría ver recoger el Oso de Plata a mejor actriz este sábado) es una joven que vive en una pequeña localidad, rodeada por su muy católica familia. Enferma de epilepsia en su infancia, se ve obligada a tomar a diario pastillas para controlar ese desequilibrio. A los 21 años consigue plaza en la universidad y así disfruta de una libertad de la que antes carecía. Con el agravante de una fuerte tensión que la enfrenta a su madre, la más integrista de la familia, quien siempre se opuso a que estudiara en una ciudad grande lejos de casa, Michaela empeora, escucha voces que nadie más oye y se cree abandonada por Dios. En lugar de recurrir a la medicina prefiere exponer sus problemas al cura de su iglesia, quien a su vez la pone en contacto con un sacerdote más joven. Cuando la muchacha se vuelve agresiva, deja de tomar las pastillas y se revuelve contra las oraciones y sus padres, éste último concluye que puede estar poseída, y le aplica una serie de ceremonias de exorcismo con su propio consentimiento y el apoyo de sus padres, a pesar de su extrema debilidad física.

En un estilo visual y narrativo realista pero algo frío que recuerda al "Dogma" nórdico, Schmid huye decididamente del efectismo. El suyo no es un film de terror, sino un trágico drama sobre los efectos perversos del fanatismo, que no es -o ha sido (la acción se desarrolla en los primeros 70)- sólo cosa del mundo musulmán. Especialmente a los alemanes les gustó, algo menos al resto de la audiencia.

Fuera de concurso, el favorito al Oscar Philip Seymour Hoffman ha traído a la Berlinale su multipremiada "Capote", una biografía crítica del célebre escritor y personaje social norteamericano Truman Capote dirigida por Bennett Miller que se centra en los años en los que, ya reconocido como novelista, se embarca en el seguimiento del crimen que daría lugar a su más célebre trabajo, "A sangre fría". Aunque al film le cuesta arrancar, poco a poco el guionista Dan Futterman va seduciéndonos con el embrujo de un personaje lleno de talento, genial, brillante, pero a la vez manipulador y repulsivo, egocéntrico hasta la extenuación, y finalmente autodestructivo por su incapacidad de dar y recibir cariño, amor o amistad. No hace falta repetir aquí lo que tantos antes han dicho sobre la excelencia en el trabajo de Hoffman, lo mejor de la película sin duda, aunque tampoco lo único bueno.

Respecto del palmarés que no se conocerá hasta casi la noche aquí en Berlín, las apuestas están muy repartidas. Puede que de nuevo no coincidan las que más han gustado, o sea las cintas de Altman, Winterbottom o Lumet, con la decisión del jurado que preside Charlotte Rampling. Lo que está claro es que no hay mucho de donde sacar una lista decente de premios, y lo tendrán difícil.