Berlín 07: Calidad media en la sección competitiva, con Clint Eastwood como principal estrella

por © K. Ozga (Berlín)-NOTICINE.com/Fotos:Reuters-AP
Saverio Costanzo
Saverio Costanzo
Haysbert y AugustSaverio Costanzo11-II-07

En una jornada marcada por la presencia de Clint Eastwood, cuya película "Cartas desde Iwo Jima", fuera de concurso aquí y candidata al Oscar, ha gustado sin convencer del todo, la Sección Oficial ofreció dos títulos en competencia, el italiano "In memoria di me", de Saverio Costanzo y la coproducción europea-surafricana "Goodbye Bafana", de Bille August, más flojos aunque aceptables y merecedores de algunos aplausos.

"Letters from Iwo Jima" forma parte de la saga de dos títulos que Eastwood ha realizado uno tras otro en torno a la batalla de Iwo Jima, clave en la victoria norteamericana en el Pacífico. El primero, "Banderas de nuestros padres", narraba un episodio desde el punto de vista norteamericano, mientras que esta especie de segundo capítulo, que no secuela, lo hace desde el nipón.

Contra la propaganda yanqui, el duro actor convertido en sensible cineasta muestra como los propios japoneses eran conscientes de su inferioridad y de su más que probable derrota y sólo tuvieron la oportunidad de morir en el campo de batalla (20.000 víctimas frente a 7.000 norteamericanos), suicidarse por su honor mancillado o luchar por una supervivencia incierta. El hilo conductor de la historia son cartas que varios de los protagonistas del hecho bélico envían a sus familias, y que lógicamente nunca llegan a sus destinatarios.

En rueda de prensa, Eastwood dijo que lo que le motivó a hacer estas dos películas sobre la batalla de Iwo Jima (1945) fue denunciar "la inutilidad de aquella y de todas las guerras", y que a diferencia de los films propagandísticos que vió en su juventud, en todos los contendientes hay "buenos y malos". Aseguraba el ganador del Oscar por "Million dollar baby" que hay madres y esposas que sufren en cualquier campo y que sobre todo le interesaba hablar "de la condición humana".

Sin duda, "Cartas desde Iwo Jima" es una buena película, lo cual no quita que deje un cierto sabor a "dejà vu", tanto desde el punto de vista de despliegue visual bélico como en el dramático. Honestamente cuesta creer que pueda medirse con ventaja frente a "Babel" este año en los premios de la Academia y pueda superarla como mejor película o director.

Bille August regresa a Europa en su errática carrera que alterna producciones de su continente natal y del americano. "Goodbye Bafana" es un "europuding" en el que también se incluye la Suráfrica donde tiene lugar la historia real narrada, que no es otra que la de los años de prisión de Nelson Mandela, el líder negro que lucha contra el apartheid, y su guardián personal, James Gregory, un blanco que por su infancia en el campo sabe hablar la lengua de sus prisioneros a pesar de ser un "afrikaner".

El problema del film es que recuerda demasiado a un telefilm y a precedentes fábulas menos realistas sobre la fraternidad interracial, del tipo "Paseando a Miss Daisy", y tiene una tendencia evidente a simplificar las cosas para hacerlas más accesibles. Ahora las cosas son más claras que en tiempos del apartheid, y aquellos blancos segregacionistas se han convertido en los malos de la película. Por otro lado, la historia narrada no deja de ser polémica, ya que los biógrafos de Mandela nunca han aceptado la obra del carcelero "concienciado", y dudan de su veracidad.

Joseph Fiennes como Gregory, Diane Kruger en el papel de su racista esposa, y Dennis Haysbert como Mandela conforman el convincente trío protagonista de esta historia que sorprende muy poco y que a la postre se vuelve demasiado complaciente y maniquea. Lo cual no quita que incluya emotivos momentos y tenga un valor como testimonio aproximado de una realidad histórica que desafía las leyes de la autoridad y el deber, cosa que también ocurre en las otras dos cintas del día.

Finalmente, Saverio Costanzo quiere reflejar la vida en el interior de las instituciones religiosas en su film "In memoria di me" (En conmemoración mía), donde a consecuencia de una crisis personal Andrea decide entrar como novicio de una orden y se ve confrontado a un microcosmos donde no faltan las intrigas, las envidias y la lucha por el poder, siempre bajo un régimen de ferrea vigilancia y control. A pesar del apoyo del abad, el protagonista no es capaz de aprobar su examen de fe y piensa en abandonar los hábitos.