"La casa de mi padre": Contra la violencia en Euskadi
En plena campaña electoral para las elecciones autonómicas en el País Vasco, primeras en las que no habrá por imperativo legal una candidatura relacionada con el brazo político de la organización violenta ETA, llega esta semana a las salas españolas "La casa de mi padre", cinta de Gorka Merchán que protagonizan Carmelo Gómez, Emma Suárez, Verónica Echegui, Juan José Ballesta y Alex Angulo.
Se trata de la historia de Txomin Garay (Carmelo Goméz), empresario exiliado para no tener que pagar el "impuesto revolucionario" a ETA y en su juventud un fino pelotari, quien vuelve a su pueblo después de 10 años en Argentina. El principal motivo del viaje de Txomin, en el que le acompañan su mujer Blanca (Emma Suárez) y su única hija, Sara (Verónica Echegui), es que su hermano Koldo, con el que hace años que no se habla por motivos ideológicos, se está muriendo. Pero antes de decir el adiós definitivo, pide a Txomin que ayude a su hijo adolescente Gaizka (Juanjo Ballesta), pelotari prometedor, a encauzar su vida.
La cinta, que toma su título de uno de los poemas más famosos del poeta progresista vasco Gabriel Aresti, "Nire aitaren etxea" ("La casa de mi padre"), fue presentada en el marco del último festival de San Sebastián. Para su realizador, que adaptó un guión de Iñaki Mendiguren, el film parte de esa metáfora de la casa paterna como el hogar común de los vascos, para "de una forma renovada y esperanzadora, la mejor forma de defender la casa del padre es permitiendo que sea la casa de todos, sin que nadie tenga derechos por encima de los demás, todos somos habitantes de esa casa, por eso es preciso empezar a dejar de lado esa imagen de la casa cerrada y pasar a pensar Euskadi en términos de ciudad, una ciudad en la que conviven ciudadanos distintos, diferentes pero iguales en derechos, defendamos la casa del padre haciendo que se convierta en la ciudad de todos, recobremos la esperanza, volvamos e empezar , sabiendo que tendremos que cambiar algunas cosas, todo menos la voluntad de convivir, menos la convicción de que nos tenemos que identificar en la pluralidad y maravillosa complejidad de nuestras identidades".
Para el cineasta donostiarra que debuta con esta película, "el conflicto vasco es un tema de actualidad y con este film queríamos realizar un alegato absoluto contra la violencia. Cuando ahondas en este tema, te das cuenta del dolor que hay en todas las partes".
Se trata de la historia de Txomin Garay (Carmelo Goméz), empresario exiliado para no tener que pagar el "impuesto revolucionario" a ETA y en su juventud un fino pelotari, quien vuelve a su pueblo después de 10 años en Argentina. El principal motivo del viaje de Txomin, en el que le acompañan su mujer Blanca (Emma Suárez) y su única hija, Sara (Verónica Echegui), es que su hermano Koldo, con el que hace años que no se habla por motivos ideológicos, se está muriendo. Pero antes de decir el adiós definitivo, pide a Txomin que ayude a su hijo adolescente Gaizka (Juanjo Ballesta), pelotari prometedor, a encauzar su vida.
La cinta, que toma su título de uno de los poemas más famosos del poeta progresista vasco Gabriel Aresti, "Nire aitaren etxea" ("La casa de mi padre"), fue presentada en el marco del último festival de San Sebastián. Para su realizador, que adaptó un guión de Iñaki Mendiguren, el film parte de esa metáfora de la casa paterna como el hogar común de los vascos, para "de una forma renovada y esperanzadora, la mejor forma de defender la casa del padre es permitiendo que sea la casa de todos, sin que nadie tenga derechos por encima de los demás, todos somos habitantes de esa casa, por eso es preciso empezar a dejar de lado esa imagen de la casa cerrada y pasar a pensar Euskadi en términos de ciudad, una ciudad en la que conviven ciudadanos distintos, diferentes pero iguales en derechos, defendamos la casa del padre haciendo que se convierta en la ciudad de todos, recobremos la esperanza, volvamos e empezar , sabiendo que tendremos que cambiar algunas cosas, todo menos la voluntad de convivir, menos la convicción de que nos tenemos que identificar en la pluralidad y maravillosa complejidad de nuestras identidades".
Para el cineasta donostiarra que debuta con esta película, "el conflicto vasco es un tema de actualidad y con este film queríamos realizar un alegato absoluto contra la violencia. Cuando ahondas en este tema, te das cuenta del dolor que hay en todas las partes".