Jorge Navas, director de "La sangre y la lluvia": "Los cineastas colombianos no estamos para mejorar la imagen del país"
Insiste en que sus temas tienen lógica y que hay que encarar y no edulcorar la realidad. Jorge Navas opina que hay quien pretende que los cineastas colombianos sean como empleados del Ministerio de Exteriores para brindar una imagen idílica del país, y al menos él no está por esa labor. El director de la ya estrenada comercialmente "La sangre y la lluvia" sigue paseándola por festivales internacionales. Y con él hablamos en Miami, ultimo puerto en una singladura que comenzó en septiembre del año pasado en Venecia.
- Se ha criticado que su película no da "buena imagen" de Colombia y en su estreno comercial ha provocado controversias...
Yo sabía que la película era polémica en muchos aspectos, pero sí me ha sorprendido la reacción de los colombianos que viven fuera de Colombia, personas casi autoexiliadas por la situación del país. Cuando llegan a ver la película se encuentran con imágenes duras, reales, crudas y violentas de Bogotá y de Colombia y a veces reaccionan con rechazo e incluso agresivamente en los paneles de discusión. Lo divertido es que suelen ser los extranjeros los que me defienden y se fijan en los valores cinematográficos... Y no en esa supuesta mala imagen que uno estaría transmitiendo del país. Es muy loco porque en Colombia consideran que uno debería de trabajar para el Ministerio de Relaciones Exteriores en esas campañas de promoción del país, con bellas postales sobre el lado hermoso de Colombia. Es extraño cómo mis compatriotas se relacionan con su cine. Esperaba que fuera polémica, pero me sorprendió más de la cuenta.
- ¿Estamos viviendo un auge del cine colombiano?
Está renaciendo el cine en Colombia, sí... Casi todas las películas que se han exhibido en los festivales de todo el mundo este año han coincidido después de 5, 6 o 7 años de un proceso largo para poder terminarlas- Es como una nueva generación de gente joven que está haciendo un cine diferente de las comedias de estilo televisivo que se hacían antes, y que eran como telenovelas en 35 mm. Hay otra conciencia y otro lenguaje. Se están haciendo cosas importantes, y viene más... Uno siente que somos como la punta del iceberg y hay mucha más gente debajo, con muchas historias. porque es un país muy complejo, lleno de contrastes, con muchas cosas que no se han podido decir en mucho tiempo.
- Existen denominadores comunes entre usted, Ruiz Navia, Ciro Guerra...
Hay mucha necesidad de contar. Lo que yo siento en estas películas nuevas es la sensatez. Nadie está trabajando para conseguirse trabajo, ser una estrella, para dar una exhibición de qué tan bueno es, sino que son más bien obras muy sinceras que salen con mucho dolor, con mucha fuerza y con mucha sensatez del interior de sus realizadores. Eso es lo que yo veo en común, aunque hacia afuera existe el cliché de que hacemos cine violento y que nos gusta regodearnos con la violencia. Y no somos un cliché, sino que vivimos en una sociedad en la que la violencia está en primer plano todo el tiempo y los cineastas como personas sensibles es imposible que nos olvidemos de eso. Tendríamos que empezar a hacer ciencia-ficción para distanciarnos de la sociedad colombiana.
- Es una realidad también muy inspiradora...
Supuestamente los colombianos están agotados de que hablen de estos temas. Si han hecho cuatro o cinco películas son muchas... Pero se supone que existe ese agotamiento, que a mi me parece absurdo. En la televisión también se está explorando paralelamente mucho todo el conflicto del narcotráfico, la influencia de las mujeres en los carteles, pero hay una banalización, un punto "light" y un tono de comedia televisiva. Ahí y en cine hay una contradicción, porque cuando quieres hacer una película, y hablar, y meterte en el alma de esos temas te dicen que por qué, que estamos aburridos... Hay una contradicción entre lo que yo creo que es necesario y ese supuesto agotamiento. Tiene que ver con el sistema político, cómo la ideología dominante en este momento dice que Colombia es pasión, es una maravilla... y metamos bajo la alfombra toda la mugre. Hay una negación de la realidad, de la guerra, de muchos conflictos... Estamos sobresaliendo como un país en Latinoamérica y somos muy buenos, pero nadie quiere hablar de lo que está pasando.
- Se ha criticado que su película no da "buena imagen" de Colombia y en su estreno comercial ha provocado controversias...
Yo sabía que la película era polémica en muchos aspectos, pero sí me ha sorprendido la reacción de los colombianos que viven fuera de Colombia, personas casi autoexiliadas por la situación del país. Cuando llegan a ver la película se encuentran con imágenes duras, reales, crudas y violentas de Bogotá y de Colombia y a veces reaccionan con rechazo e incluso agresivamente en los paneles de discusión. Lo divertido es que suelen ser los extranjeros los que me defienden y se fijan en los valores cinematográficos... Y no en esa supuesta mala imagen que uno estaría transmitiendo del país. Es muy loco porque en Colombia consideran que uno debería de trabajar para el Ministerio de Relaciones Exteriores en esas campañas de promoción del país, con bellas postales sobre el lado hermoso de Colombia. Es extraño cómo mis compatriotas se relacionan con su cine. Esperaba que fuera polémica, pero me sorprendió más de la cuenta.
- ¿Estamos viviendo un auge del cine colombiano?
Está renaciendo el cine en Colombia, sí... Casi todas las películas que se han exhibido en los festivales de todo el mundo este año han coincidido después de 5, 6 o 7 años de un proceso largo para poder terminarlas- Es como una nueva generación de gente joven que está haciendo un cine diferente de las comedias de estilo televisivo que se hacían antes, y que eran como telenovelas en 35 mm. Hay otra conciencia y otro lenguaje. Se están haciendo cosas importantes, y viene más... Uno siente que somos como la punta del iceberg y hay mucha más gente debajo, con muchas historias. porque es un país muy complejo, lleno de contrastes, con muchas cosas que no se han podido decir en mucho tiempo.
- Existen denominadores comunes entre usted, Ruiz Navia, Ciro Guerra...
Hay mucha necesidad de contar. Lo que yo siento en estas películas nuevas es la sensatez. Nadie está trabajando para conseguirse trabajo, ser una estrella, para dar una exhibición de qué tan bueno es, sino que son más bien obras muy sinceras que salen con mucho dolor, con mucha fuerza y con mucha sensatez del interior de sus realizadores. Eso es lo que yo veo en común, aunque hacia afuera existe el cliché de que hacemos cine violento y que nos gusta regodearnos con la violencia. Y no somos un cliché, sino que vivimos en una sociedad en la que la violencia está en primer plano todo el tiempo y los cineastas como personas sensibles es imposible que nos olvidemos de eso. Tendríamos que empezar a hacer ciencia-ficción para distanciarnos de la sociedad colombiana.
- Es una realidad también muy inspiradora...
Supuestamente los colombianos están agotados de que hablen de estos temas. Si han hecho cuatro o cinco películas son muchas... Pero se supone que existe ese agotamiento, que a mi me parece absurdo. En la televisión también se está explorando paralelamente mucho todo el conflicto del narcotráfico, la influencia de las mujeres en los carteles, pero hay una banalización, un punto "light" y un tono de comedia televisiva. Ahí y en cine hay una contradicción, porque cuando quieres hacer una película, y hablar, y meterte en el alma de esos temas te dicen que por qué, que estamos aburridos... Hay una contradicción entre lo que yo creo que es necesario y ese supuesto agotamiento. Tiene que ver con el sistema político, cómo la ideología dominante en este momento dice que Colombia es pasión, es una maravilla... y metamos bajo la alfombra toda la mugre. Hay una negación de la realidad, de la guerra, de muchos conflictos... Estamos sobresaliendo como un país en Latinoamérica y somos muy buenos, pero nadie quiere hablar de lo que está pasando.