"Aita", premiada en San Sebastián, se estrena en sólo dos salas españolas

'Aita'
'Aita', la casa como protagonista
La película de producción catalana (Eddie Saeta) "Aita", de José Mª de Orbe, se estrenará este viernes 12 de noviembre en solamente dos salas españolas, los cines Verdi de Barcelona y Madrid, a pesar de haber sido seleccionada para concursar en el último Festival de San Sebastián, donde fue galardonada con una Concha de Plata por su fotografía.

Segunda realización de Orbe (autor de otra cinta que casi nadie vio, "La línea recta", producida en 2006), "Aita" nos adentra en una vieja casa deshabitada del País Vasco, propiedad de la familia del propio cineasta, que filmó en año a lo largo de varios años hasta totalizar 70 horas que dejó en menos de hora y media. El guarda que la cuida. El cura del pueblo. Los espacios, los sonidos, las luces y las sombras. El paso del tiempo. Y en los rincones más ocultos de la casa donde se nos revela una historia a la vez íntima y colectiva.

Documental dramatizado o ficción sin guión, la cinta recibió más ataques que respaldos en la última edición del certamen donostiarra, y tras su paso por él fue solicitada por el BFI London Film Festival, el Thessaloniki Film Festival y el Festival de Nueva York, entre otros.

"Refleja la vacuidad de cierto arte contemporáneo, muy preocupado por innovar en las formas, por abundar en el preciosismo, por intelectualizar la expresión de las emociones, por que el arte sea la expresión pura de un yo, como si todo lo que emanase de ese yo, hasta los detritos, fuese arte", escribió Agustín Alonso en RTVE.es.

"No es una película de terror, ni una evocación lírica, ni un retrato sicológico. Es la nada intentando nadear en 80 minutos insufribles", dijo por su parte Carlos Boyero en El País".

"Sin duda, lo mejor es esa educada y simpática distancia que el director impone con el objeto tratado. Las charlas del viejo acosado por una luz (representación de su propia muerte quizá) con el cura párroco resultan tan divertidas como disparatadas. Al final, queda la certeza de que no hay más certeza cierta que la incertidumbre", sentenció Luis Martínez en El Mundo.

"Resultó ser una película muy divertida, no tanto porque fuera una comedia (estoy convencido de que no lo era) sino porque reunía prácticamente todos los clichés del gran filme de autor", comentó Oti Rodríguez Marchante en ABC.

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