Entrevista con Fernando Spiner: "Espero que al público argentino no sólo le gusten las películas de Darín"

Fernando Spiner
Fernando Spiner
El argentino Fernando Spiner presenta este miércoles en el seno de la muestra madrileña Argencine su último trabajo, "Aballay, el hombre sin miedo", que aunque aún inédito en salas comerciales sí ha pasado por varios otros certámenes en su país de origen y en España. En conversación exclusiva con NOTICINE.com, el autor también de "La Sonámbula" y "Adiós querida luna", analiza su film y el cine de género en la Argentina.

- Resúmanos por favor lo que hay en "Aballay".

Está basado en un cuento de Antonio di Benedetto, un "western" de gauchos que retoma una tradición que en el cine argentino tuvo un auge importante en los años 40 y 50, y también la "gauchesca" que es un género austral muy tradicional. Es una trama muy genuina de nuestras costumbres, porque tenemos una historia de conquista de territorios sin ley, de hombres a caballo... Por tanto es muy verdadera y tiene una raíz profunda en nuestra propia historia. Se trata de un hombre, un asesino, que en la mirada del hijo de una de sus víctimas descubre ser un asesino y siente culpa, y ese hecho hace que esa historia tome ribetes un poco más filosóficos, porque el niño crece y vuelve para vengar la muerte de su padre y se encuentra con este hombre torturado, que inició un martirio que lo ha transformado a los ojos de los demás en un santo...

- Es pues un film sobre la redención...
Sí. El protagonista es un asesino de larga data, pero se descubre a sí mismo en aquella mirada, porque se ve y encuentra ese ser marcado por la violencia, en la propia violencia que él recibió o conoció de niño, y ahora revive. Sí, definitivamente es una historia de redención, y lo que me impactó en este cuento que descubrí hace 20 años y que aunque desde entonces quise llevarlo al cine he tardado todo este tiempo -aunque por suerte entre medias hice otras películas y series de TV- es cómo impacta en un hombre muy primitivo, un gaucho asesino, el relato bíblico sobre los estilitas, Simón del Desierto, y cómo eso lo empuja a aliviar la culpa, el dolor que le produce, e inicia un propio martirio que consiste en subirse a su caballo para no bajarse nunca más.

- Su cinta se suma a otras recientes que dejan de lado esos films de autor tan reconocidos en festivales para incidir en los géneros...

Yo creo que efectivamente existe un resurgimiento del cine de género en la Argentina, y lo considero afortunado porque abre el panorama, y lo mejor para una cinematografía es abrirse a diferentes expresiones, ya que eso es lo que la hace crecer. En lo personal he incursionado en diversos géneros: He hecho ciencia-ficción, comedia bizarra y ahora este cine de gauchos. Siempre me ha gustado el cine de género. En mi país ha habido grandes directores que lo llevaron adelante, por ejemplo Adolfo Aristarain, cuyas tres primeras películas fueron policiales que a todos nos inspiraron. Si bien respeto y encuentro en cierto cine de autor algunas obras bien interesantes, entiendo que la diversidad es siempre buena en cualquier ámbito y nos hace crecer.

- Precisamente da la sensación desde fuera que este aire nuevo está logrando reconciliar al cine nacional con los espectadores.
El cine argentino tiene una larga tradición de vínculo con el público. En los 40 y los 50 las películas nacionales eran vistas con gran avidez por parte de la gente y el hecho de que ese público se alejara tiene razones diversas: Por un lado el control de los circuitos por parte de la industria norteamericana, que ha hecho que nos hayamos acostumbrado a ver películas en otro idioma, y luego a otros actores e historias que nos son ajenas. Creo que el cine argentino tiene que tener un vínculo con el público. Es fundamental en la construcción de una cultura y una huella que quede para la historia. Las películas que ahora hacemos son la huella de nuestros autores, de nuestro idioma, de nuestras costumbres, de este momento... Y quedarán para siempre como algo que hay que ir a buscar para ver lo que sucedía en este momento. A mi me encanta que las películas argentinas lleven gente... Y ojalá que no sólo las que protagoniza Ricardo Darín, porque a pesar de que lo considero un gran actor y una gran persona, a veces el "star-system" limita un poco la cuestión. Pero debe de haber una manera de que el cine argentino sea amado por los argentinos, porque sin eso nos detendríamos significativamente.

- ¿Cree haber logrado esa sintonía con los espectadores a través de "Aballay"? ¿Cómo ha percibido su respuesta en los festivales de Argentina y España?
Creo que a partir de la respuesta que hubo en el festival de Málaga primero y en Lleida después creo que sí logramos sintonizar con la audiencia española, y vale en este caso aquello de "pinta tu aldea". El film tiene un elemento de gran interés que es el acercamiento a una cultura muy genuina de mi país, enmarcada en un relato épico, en una aventura, una película de acción, con todos los componentes del gran cine industrial, pero que te permite introducirte en un mundo que desconoces, en un pasado y en un país remoto. Creo que eso para mí tiene una gran validez para el público en todas partes. Ganamos también en la Argentina premios del público en Mar del Plata y Pinamar.. y ahora vamos a estrenar en salas en junio. Estamos muy esperanzados porque en Mar del Plata se proyectó cinco veces en el Auditorium, que tiene una capacidad de 1200 personas y estuvo siempre llena, con aplausos, emoción y una respuesta que se tradujo en ese galardón del público, con lo que quedamos entusiasmados.

- En estos tiempos está sobre la mesa el uso de Internet como plataforma de difusión del cine. ¿Cuál es su opinión?
Es un tema complejo. Realmente... Creo que debería existir el modo de encontrar que semejante puerta de distribución llegue con beneficios a los productores, los directores y los autores, para que nos permita seguir haciendo películas y que nos vincule más con el público. Pienso que hay un poco de descontrol en ese sentido, pero sucede una cosa contradictoria, porque a los autores lo que más nos interesa es que nuestras obras se vean... Así que merece mucha reflexión el tema y encontrar un modo que favorezca a los independientes también. Espero que estas nuevas ventanas no sean tomadas por los de siempre...

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