Especial Centenario: "Cantinflas", un héroe de pantalones caidos
Por Jon Apaolaza
A los niños ibéricos de mi generación, cuando llevábamos los pantalones caidos, nos decían que parecíamos "Cantinflas". El genial cómico mexicano ha acompañado a millones de españoles en sesiones de programa doble y ahora sigue funcionando en los pases televisivos de sus más divertidas comedias. Con ellas, siempre interpretando al pequeño héroe popular, despabilado y parlanchín (no importaba lo que decía, con tal de que no parara de hablar, empleando cuanto más sofisticadas palabras, mejor), divertía al público de todas las edades y a través de la ternura desvelaba el caracter humanitario de su personalidad.
El despacho de Mario Moreno, Cantinflas, en Mexico D.F. era más parecido a una oficina de empleo que a la de una empresa cinematográfica. Miles de personas hacían cola para pedir apoyo a "Don Mario" con los más diversos objetivos. Muchas personas sin recursos pudieron, gracias a su ayuda económica, sobrevivir o curar caras enfermedades.
Aunque el propio Mario Moreno no provenía precisamente de los sectores más pobres de la sociedad mexicana -dejó la carrera de medicina para trabajar, desde 1930, en el revistas de variedades- convirtió al "pelado" en un personaje universal dentro del mundo hispano. Nacido en la capital de su país en 1913, Cantinflas hizo su primera película en 1936 y triunfó por primera vez cuatro años más tarde con "Ahí está el detalle".
Miguel M.Delgado fue el director de la mayoría de sus grandes éxitos: "Los tres mosqueteros", "El bombero atómico", "El padrecito", "Su excelencia", "Por mis pistolas", "Un Quijote sin mancha". Los personajes más diversos: médico, ascensorista, sacerdote, Sancho Panza, portero, policía o barrendero pasaban por el tamiz popular del cómico azteca, que se hizo sin embargo famoso gracias a su peculiar uniforme, compuesto por un pantalón atado por debajo del vientre, una camiseta sudada, un sombrero raido y un bigotillo como dos filas de hormigas bajo la nariz.
Hollywood intentó, cuando ya era famoso en los paises de habla hispana, lanzarle al mercado internacional. Le dieron una primera oportunidad en "La vuelta al mundo en 80 días" (1956), donde interpretó al ayudante de Phileas Fogg (David Niven) y la segunda en "Pepe", al lado de Shirley Jones. Sin embargo, el humor esencialmente verbal de Moreno era intraducible al inglés, por lo que no funcionó y volvió a su propio idioma, siguiendo con un gran éxito comercial hasta las vísperas de su fallecimiento. Pocos años antes, el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva le dispensó un homenaje al que asistió personalmente, y donde tuve el privilegio de conocerle personalmente. Recordé entonces que la primera vez que oí hablar "mexicano" fue de sus labios y luego, escuchando a muchos de sus compatriotas, siempre pensé en él. Para nosotros Mario Moreno era México y México era "Cantinflas"...
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A los niños ibéricos de mi generación, cuando llevábamos los pantalones caidos, nos decían que parecíamos "Cantinflas". El genial cómico mexicano ha acompañado a millones de españoles en sesiones de programa doble y ahora sigue funcionando en los pases televisivos de sus más divertidas comedias. Con ellas, siempre interpretando al pequeño héroe popular, despabilado y parlanchín (no importaba lo que decía, con tal de que no parara de hablar, empleando cuanto más sofisticadas palabras, mejor), divertía al público de todas las edades y a través de la ternura desvelaba el caracter humanitario de su personalidad.
El despacho de Mario Moreno, Cantinflas, en Mexico D.F. era más parecido a una oficina de empleo que a la de una empresa cinematográfica. Miles de personas hacían cola para pedir apoyo a "Don Mario" con los más diversos objetivos. Muchas personas sin recursos pudieron, gracias a su ayuda económica, sobrevivir o curar caras enfermedades.
Aunque el propio Mario Moreno no provenía precisamente de los sectores más pobres de la sociedad mexicana -dejó la carrera de medicina para trabajar, desde 1930, en el revistas de variedades- convirtió al "pelado" en un personaje universal dentro del mundo hispano. Nacido en la capital de su país en 1913, Cantinflas hizo su primera película en 1936 y triunfó por primera vez cuatro años más tarde con "Ahí está el detalle".
Miguel M.Delgado fue el director de la mayoría de sus grandes éxitos: "Los tres mosqueteros", "El bombero atómico", "El padrecito", "Su excelencia", "Por mis pistolas", "Un Quijote sin mancha". Los personajes más diversos: médico, ascensorista, sacerdote, Sancho Panza, portero, policía o barrendero pasaban por el tamiz popular del cómico azteca, que se hizo sin embargo famoso gracias a su peculiar uniforme, compuesto por un pantalón atado por debajo del vientre, una camiseta sudada, un sombrero raido y un bigotillo como dos filas de hormigas bajo la nariz.
Hollywood intentó, cuando ya era famoso en los paises de habla hispana, lanzarle al mercado internacional. Le dieron una primera oportunidad en "La vuelta al mundo en 80 días" (1956), donde interpretó al ayudante de Phileas Fogg (David Niven) y la segunda en "Pepe", al lado de Shirley Jones. Sin embargo, el humor esencialmente verbal de Moreno era intraducible al inglés, por lo que no funcionó y volvió a su propio idioma, siguiendo con un gran éxito comercial hasta las vísperas de su fallecimiento. Pocos años antes, el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva le dispensó un homenaje al que asistió personalmente, y donde tuve el privilegio de conocerle personalmente. Recordé entonces que la primera vez que oí hablar "mexicano" fue de sus labios y luego, escuchando a muchos de sus compatriotas, siempre pensé en él. Para nosotros Mario Moreno era México y México era "Cantinflas"...
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