Último brindis por Pedro Armendáriz

Armendáriz Jr.
Armendáriz Jr.
Por Jon Apaolaza

Conocí a Pedro Armendáriz en algún festival de cine español. No me pregunten cuál, porque él frecuentaba varios y con bastante frecuencia, y mi memoria flaquea desde que tuve conciencia de tenerla. Sin embargo sí recuerdo que poco antes de entrevistarle para el diario del Festival de Huelva, allá por el siglo pasado, le escuché decir una frase que se me quedó grabada y he usado a menudo: "Nadie es un poco corrupto, se es corrupto o no se es".

De rasgos duros, con facilidad para el gesto de malas pulgas, pero también con una sonrisa contagiosa, no cabe ninguna duda de que el actor que tan rapidamente dijo adiós a la vida que tanto había amado y a la que tanto jugo sacó fue muy querido por sus amigos y compañeros. Para los que lo conocimos sólo de lejos era ante todo un paradigma del mexicano, amigo de rondas y tabernas, amante de la buena mesa y las conversaciones inacabables. Para mi desgracia, las que mantuve con él me resultaron cortas.

Sí puedo asegurar que en España Armendáriz dejó muchos y devotos amigos. Basta con decir que lo seguían invitando a los festivales, con película o sin ella, como jurado, homenajeado o simple visitante. Y muchas veces lo vi abrazarse calurosamente con actores y directores de este país. Era asiduo a fiestas y cócteles. Disfrutaba en compañía y era de los últimos en abandonarlos.

De convicciones firmes, Pedro Armendáriz Jr. nunca despreció un papel por chiquito que fuera, y seguramente ahora muchos espectadores internacionales poco familiarizados con el cine mexicano le estarán poniendo nombre a ese rostro familiar que tantas veces vieron en películas de Hollywood filmadas en México.

En las últimas horas, dos jóvenes compatriotas y compañeros de profesión, Diego Luna y Gael García Bernal, que trabajaron con él en una de sus últimas cintas, la aún inédita "Casa de mi padre", escribieron recordatorios en Twitter. "Pedro era uno de esos que nomás de verlos te hacen sonreir. Tenía tiempo para todos. Esos no deberían irse nunca", sentenciaba el primero, mientras que el segundo decía: "Me acabo de enterar; ¡Buen viaje Pedro Armendariz! Un gusto haber trabajado y emborrachado contigo. Te vamos a extrañar".

Se fue demasiado pronto, pero en cines, cintas, discos y archivos digitales durará aún más que en los corazones de sus amigos. Lástima que nunca me tocó compartir una botella con él, pero al menos me permitiré brindar hoy mismo en la seguridad de que San Pedro le estaba esperando en las puertas del cielo con un on-the-rocks en la mano.

SI QUIERES COMENTAR ESTA INFORMACIÓN, VEN A NUESTRO FACEBOOK... O SIGUENOS A TRAVÉS DE TWITTER: @NOTICINEcom