Martín Mauregui, coguionista de Trapero, última su proyecto "1922"
Como ya lo hicieron antes sus socios en la productora La Unión de los Ríos, los también escritores Santiago Mitre y Alejandro Fadel, el argentino Martín Mauregui, coguionista con ellos en las últimas películas de Pablo Trapero, se prepara a realizar su primera película, el drama de época "1922", sobre la amistad entre dos trabajadores en los convulsos tiempos de lucha sindical en Patagonia, en cuyo libreto lleva trabajando más de dos años, y -según informa Variety- espera terminar el próximo agosto.
"Espero que no me gane, como dice Eco sobre los proyectos que llevan tanto tiempo. Pero mientras tanto seguimos escribiendo guiones para otros, porque tenemos que vivir", decía a Página 12 Mauregui, quien colabora con Mitre y Fadel desde que los tres y su también socia, la productora Agustina Llambi, se conocieron en la porteña Universidad del Cine.
"1922" se convertirá -precisamente por su contexto histórico- en la más cara de las producciones de La Unión de los Ríos, y la tercera, tras la exitosa "El estudiante", de Santiago Mitre, y "Los salvajes", de Alejandro Fadel. Ambos y el propio Mauregui conforman un trío de escritores "de encargo", que han ayudado a Trapero a escribir los libretos de sus tres últimos films, "Leonera", "Carancho" y "Elefante blanco".
"Trabajar en los guiones de Trapero –explicaba Mauregui a Página 12–, nos resulta muy enriquecedor porque nos obliga a meternos en lugares absolutamente desconocidos para nosotros. Primero las cárceles de mujeres, luego en "Carancho" no sólo en los hospitales, sino que también hablamos con personajes muy parecidos a los de la película, que viven muy en el costado de la ley. Al principio de la investigación siempre encontramos cierta resistencia. Muchas veces el recelo viene de que la gente cree que vamos en busca de la denuncia. Luego sí, trabajamos con total libertad, pero absorbiendo lo que aprendimos en la investigación".
Los tres excolegas de estudios consolidaron, según el diario porteño, un sistema colaborativo que visto de afuera puede parecer caótico pero que ha resultado perfectamente orgánico. Tras dirigir a ocho manos, junto con Juan Schnitman como cuarto director y Mariano Llinás como productor, la comedia "El amor - primera parte" (2004), empezaron a escribir guiones por encargo, aunque no todos hayan llegado a las salas.
"Muchas veces escribimos guiones que, por motivos económicos que nos exceden, quedan sin filmarse. Pero descubrimos que podemos trabajar muy cómodos los tres. Para mí no hay dudas de que el autor es el director, no los guionistas, pero es enriquecedor que seamos varios en la génesis del proyecto, porque eso permite que converjan y choquen diversas ideas", aseguraba Mauregui. Desde el año pasado, paralelamente, cada uno trabaja en proyectos propios como director, aunque todos comparten productora.
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"Espero que no me gane, como dice Eco sobre los proyectos que llevan tanto tiempo. Pero mientras tanto seguimos escribiendo guiones para otros, porque tenemos que vivir", decía a Página 12 Mauregui, quien colabora con Mitre y Fadel desde que los tres y su también socia, la productora Agustina Llambi, se conocieron en la porteña Universidad del Cine.
"1922" se convertirá -precisamente por su contexto histórico- en la más cara de las producciones de La Unión de los Ríos, y la tercera, tras la exitosa "El estudiante", de Santiago Mitre, y "Los salvajes", de Alejandro Fadel. Ambos y el propio Mauregui conforman un trío de escritores "de encargo", que han ayudado a Trapero a escribir los libretos de sus tres últimos films, "Leonera", "Carancho" y "Elefante blanco".
"Trabajar en los guiones de Trapero –explicaba Mauregui a Página 12–, nos resulta muy enriquecedor porque nos obliga a meternos en lugares absolutamente desconocidos para nosotros. Primero las cárceles de mujeres, luego en "Carancho" no sólo en los hospitales, sino que también hablamos con personajes muy parecidos a los de la película, que viven muy en el costado de la ley. Al principio de la investigación siempre encontramos cierta resistencia. Muchas veces el recelo viene de que la gente cree que vamos en busca de la denuncia. Luego sí, trabajamos con total libertad, pero absorbiendo lo que aprendimos en la investigación".
Los tres excolegas de estudios consolidaron, según el diario porteño, un sistema colaborativo que visto de afuera puede parecer caótico pero que ha resultado perfectamente orgánico. Tras dirigir a ocho manos, junto con Juan Schnitman como cuarto director y Mariano Llinás como productor, la comedia "El amor - primera parte" (2004), empezaron a escribir guiones por encargo, aunque no todos hayan llegado a las salas.
"Muchas veces escribimos guiones que, por motivos económicos que nos exceden, quedan sin filmarse. Pero descubrimos que podemos trabajar muy cómodos los tres. Para mí no hay dudas de que el autor es el director, no los guionistas, pero es enriquecedor que seamos varios en la génesis del proyecto, porque eso permite que converjan y choquen diversas ideas", aseguraba Mauregui. Desde el año pasado, paralelamente, cada uno trabaja en proyectos propios como director, aunque todos comparten productora.
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