Colaboración: ¡Por mis pistolas!
Por Josep Maria Jolis
El título del artículo es una película de Mario Moreno "Cantinflas", una comedia de su época de decadencia. "¡Por mis pistolas!" era una parodia de western y la película de la que quiero hablaros hoy es, en cierto modo, un western (emocional): "Una pistola en cada mano".
Su autor es uno de los directores españoles más brillantes, uno de los pocos que retrata con lucidez su generación, sus problemas, ilusiones y, evidentemente, fracasos emocionales. Se llama Cesc Gay y no es conocido como Almodóvar o Amenábar aunque su obra es igual de respetable. Y si alguien no me cree que visione inmediatamente una pequeña joya titulada "En la ciudad".
Pero hoy toca hablar de "Una pistola en cada mano", una película pequeña, de episodios. El tema de la película: las carencias emocionales de los hombres. Cesc Gay dispara y da a matar: los tipos que aparecen en la pantalla (interpretados por Javier Cámara, Luis Tosar, Ricardo Darín y Eduard Fernández, entre otros) han cumplido ya cuarenta tacos pero son incapaces de ser sinceros con ellos mismos.
Son inválidos emocionales. Patetismo en estado puro. Dicho así suena a película para suicidarse pero su gracia reside en la ironía, en la capacidad para aceptar los defectos y mirarlos con humor. Nos distanciamos para ver lo que en realidad somos. ¿Y las mujeres qué? Gay las retrata más seguras, más inteligentes… pero en temas emocionales creo que el patetismo va por barrios, por algo creo en la igualdad.
El título del artículo es una película de Mario Moreno "Cantinflas", una comedia de su época de decadencia. "¡Por mis pistolas!" era una parodia de western y la película de la que quiero hablaros hoy es, en cierto modo, un western (emocional): "Una pistola en cada mano".
Su autor es uno de los directores españoles más brillantes, uno de los pocos que retrata con lucidez su generación, sus problemas, ilusiones y, evidentemente, fracasos emocionales. Se llama Cesc Gay y no es conocido como Almodóvar o Amenábar aunque su obra es igual de respetable. Y si alguien no me cree que visione inmediatamente una pequeña joya titulada "En la ciudad".
Pero hoy toca hablar de "Una pistola en cada mano", una película pequeña, de episodios. El tema de la película: las carencias emocionales de los hombres. Cesc Gay dispara y da a matar: los tipos que aparecen en la pantalla (interpretados por Javier Cámara, Luis Tosar, Ricardo Darín y Eduard Fernández, entre otros) han cumplido ya cuarenta tacos pero son incapaces de ser sinceros con ellos mismos.
Son inválidos emocionales. Patetismo en estado puro. Dicho así suena a película para suicidarse pero su gracia reside en la ironía, en la capacidad para aceptar los defectos y mirarlos con humor. Nos distanciamos para ver lo que en realidad somos. ¿Y las mujeres qué? Gay las retrata más seguras, más inteligentes… pero en temas emocionales creo que el patetismo va por barrios, por algo creo en la igualdad.
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