Crítica: "Heli", cuéntame otra de narcos

'Heli'


Por Hugo Lara Chávez

"Heli" es de ese tipo de películas que conviene ver con un antidepresivo a la mano, el mismo que debería tener cualquier persona bien informada sobre el acontecer diario en un país como México. Triunfadora en el prestigiado Festival de Cannes de este año, donde se hizo acreedora del importante premio al mejor director para Amat Escalante, "Heli" es un sórdido y violento relato enmarcado en la cruenta guerra contra el narcotráfico en este país, que se estrenó en México el pasado fin de semana.

"Heli" se une a la creciente filmografía de la guerra del narcotráfico en el país, junto a notables films como "El infierno" de Luis Estrada o "Miss Bala" de Gerardo Naranjo.

Escalante (mexicano nacido en Barcelona, en 1979) se inició en el cine como asistente de Carlos Reygadas y posteriormente filmó "Sangre" (2005) y "Los bastardos" (2008), bajo un estilo minimalista, semidocumental, con tramas de fuerte carga de crueldad y violencia.  En "Heli" no abandona ese mismo patrón, sino que intenta llevarlo al límite.

Heli (Armando Espitia) es un joven obrero que trabaja en una planta automotriz, en una zona rural de México militarizada por la guerra contra el narcotráfico. Vive con su esposa Sabrina (Linda Hernández), su bebé Santiago, su padre y su hermana Estela (Andrea Vergara), de 12 años.  Ésta última, se enamora de un soldado que elabora un plan para irse a vivir con ella: roba un paquete de droga que habían confiscado y lo esconde en el tinaco de la casa de su novia. La casualidad hace que Heli encuentre el paquete y se deshaga de él, pero ya es demasiado tarde: unos hombres encapuchados irrumpen en su casa y comienzan una carnicería para encontrar la mercancía robada.

"Heli" ha provocado reacciones de todo tipo, para empezar una fuerte polémica a partir de una secuencia explícita de tortura, verdaderamente salvaje. Es un momento en que varias personas abandonan la sala. La violencia es el ingrediente principal del relato: no faltan los decapitados, los cuerpos colgados de los puentes, los narco-mensajes,  las ejecuciones a sangre fría, los secuestros, las violaciones, la trata de blancas, la corrupción policial y militar, en fin, toda el catálogo de vejaciones que se pueden ver en el Blog del Narco.

Más allá de la violencia explícita, hay escenas sobrecogedoras por sus implicaciones, por la idea de incorporar la violencia y la crueldad a lo cotidiano, a la rutina: unos niños se divierten con videojuegos, en el mismo espacio donde se desarrolla la tortura, y en un momento dado, son invitados a participar, como una iniciación de sicarios pero también como si fuera un entretenimiento más. Este ángulo, el de la violencia sorda, es el eslabón más fuerte del guión escrito al alimón por Escalante y Gabriel Reyes, apoyado en la eficiente cámara de Lorenzo Hagerman.

"Heli" está situado en la frontera de un cine de denuncia y un cine oportunista. Y tal vez sea las dos cosas, lo que no le resta valor.  Claramente la guerra contra el narcotráfico es un tema que duele y lacera a todos los mexicanos, entre los que se ha extendido (sobre todo en ciertos Estados) la sensación de vulnerabilidad, de peligro y de imposibilidad de justicia, como bien lo ilustra la poderosa imagen de Heli parado frente a una patrulla militar, reflejo de una guerra donde no se sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos. Ni siquiera si hay algún bueno. Lo peor es que aun no se vislumbra un final y no hay idea de las secuelas que resulten de tanto terror.