Crítica: "Torrente 5: Operación Eurovegas", esta ya no es mi España

Baldwin y Segura


Por Eduardo Larrocha

La quinta entrega de la saga Torrente es un retrato ¿cómo no? casposo y en movimiento, de la sociedad española actual. Eso sí, toma prudente distancia temporal y se sitúa en 2018. El expolicía delincuente sale de la cárcel después de una larga temporada. Allí lo dejó Santiago Segura –director- después de la cuarta entrega, la de “Crisis Lethal” que estrenó en 2011. A Torrente  no le gusta lo que ve. Santiago Segura, el “showman” que da vida al protagonista de la saga, luce, por aquello de los lamparones, el mismo traje que llevaba puesto a su entrada en la prisión. No parece haber cambiado de vestimenta en todo este tiempo entre rejas.

Cuando le devuelven los objetos depositados al ingresar, el tesoro que acaricia con devoción es aquel palillo multiusos cargado de recuerdos gastronómicos. Su “athléti” y su coche ya no son lo que fueron en sus tiempos de gloria. El protagonista de esta historia hace un rápido recorrido por la geografía madrileña y llega a la conclusión de que, tal y como están las cosas, hay que actuar fuera de la ley: seguir jugando a lo que siempre ha jugado José Luis Torrente.

John Marshall, nada menos que Alec Baldwin en su papel de capo, será el guía que devuelva a su cartera el lustre perdido. España está dividida. Imagine el futuro espectador, y sin que yo lo cuente, por donde se ha partido el país. Encima se ha vuelto a la peseta. Habrá que arreglar el país. Una serie de personajes impresentables- son famosos "frikis" que no necesitan presentación- componen la banda con la que Torrente planea  su “Operación Eurovegas”: un atraco perfecto a lo que queda del sueño de Sheldon Adelson y del gobierno madrileño.

Los escuderos de este Quijote descarriado serán Cuco, reencarnación en Julián López  de aquel ser despistado que interpretaba Gabino Diego, y su primo Jesusín, Jesulín en la vida real remedando en ocasiones a la Belén Estaban mediática. Hay otros personajes que encarnan Fernando Esteso, Angy Fernández, Carlos Areces, y más tipos peligrosos que hacen cameos y que no vamos a detallar. La lista es larga y dejamos a la sorpresa hechos y “gags” para disfrute de espectadores primerizos de la quinta aventura de Torrente.

Tiene por delante esta entrega  la difícil tarea de tirar de la taquilla como hicieron las anteriores que, antes de la por ahora última comedia de Santiago Segura, ya es la saga de mayor éxito de público de la cinematografía española.   Desde la primitiva “El brazo tonto de la ley” que se llevó dos premios Goya hasta, “Operación Eurovegas”, Torrente ha evolucionado o quizá degenerado de la mano del actor, director y todo su equipo. Situaciones imposibles y absurdas, suciedad cutre hasta la nausea, buenas interpretaciones –algunas- y una realización brillante harán que esta quinta entrega sea del agrado de su público fiel. Los que detestan este cine ni lo duden: ¡Qué no vayan a verla¡ El director ya ha dicho que mientras tenga espectadores no se cansará de seguir contando la historia de Torrente. Él se divierte haciendo el personaje, su público lo pasa bien riendo sus andanzas.

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