Alejandro González Iñarritu habla sobre "Birdman"
Por Alejandro González Iñárritu *
Con "Birdman" estaba interesado en examinar los combates con el ego, la idea de que el éxito que uno alcance, independientemente de que sea económico o de prestigio, siempre es una ilusión. Es transitorio. Cuando uno persigue las cosas que cree que quiere y hace posible que el público dé validez a sus aspiraciones; cuando por fin lo consigue, no tarda en descubrir que esa alegría es fugaz. Riggan, el protagonista, es profundamente humano. Yo lo veo como una especie de don Quijote, cuyo humor nace de la disparidad y permanente desacoplamiento de sus elevadas ambiciones y la innoble realidad que lo rodea. Básicamente, es la historia de todos nosotros.
Me gustan los personajes que tienen defectos, que son dubitativos, que se mueven a fuerza de dudas y contradicciones… Lo que incluye a todos los que conozco. Las decisiones de Riggan han sido erróneas y ello ha afectado a las personas de su entorno. A lo largo de toda su vida, Riggan ha confundido el amor y la admiración. Y cuando se ha dado cuenta de la escasa importancia de la segunda, ha tenido que empezar a aprender, con dolor, cómo amarse a sí mismo y a los demás.
Birdman es el superego de Riggan y desde el punto de vista de Birdman, Riggan ha perdido el juicio haciendo esta obra que, a todas luces, está por debajo de su nivel. Desde el punto de vista de Riggan, es Birdman el que ha enloquecido. Desde el punto de vista de los tiempos que corren, uno y otro son intranscendentes.
Michael Keaton, quien interpreta a Riggan, es un impresionante actor de gran talento que domina los artes del drama y la comedia de una forma que lo diferencia de cualquiera al que yo haya visto o con quien haya trabajado anteriormente. Al mismo tiempo, es uno de los pocos individuos que verdaderamente se han puesto la capa; me parece que, efectivamente, fue una de las primeras estrellas del cine mundial que encarnó a un superhéroe, resucitando a uno de los iconos más grandes: Batman. Es el abuelo de ese imparable mundo de franquicias basadas en historietas en el que actualmente vivimos, por lo que él era la opción perfecta. Cuando dijo que sí, supe que la película sería exactamente lo que yo había querido, ya que él reflejaría y proyectaría una realidad mucho más sólida no sólo debido a sus antecedentes y a su primacía, sino también a la increíble profundidad de su talento.
Michael interpretó a su personaje con una verdad y honestidad absolutas. La forma como yo rodé, exigió de él no sólo una precisión física absoluta de tempo y ritmo sino también, una extraordinaria capacidad de transición entre distintos ambientes sin una pizca de ironía. Llegó muy hondo. No sé cómo lo hizo pero fue algo magnífico de observar.
Siempre dije que, cumplidos los cuarenta, no merece la pena hacer nada que no te dé verdadero miedo. Y esto me asustaba hasta los tuétanos. Era un terreno nuevo y yo estaba, sin duda alguna, lejos de que lo me era familiar.
Me interesaba plantear la moderna definición de logro: la gente quiere ser famosa inmediatamente, no como resultado del conjunto de una obra desarrollado a lo largo de los años. En un segundo, la gente consigue 800 000 ‘me gusta’ o seguidores y, para algunos, eso constituye un logro en sí mismo; pero es un engaño. La inmediatez de los medios sociales puede fácilmente distorsionar la realidad de una persona –especialmente Riggan– que tiene que satisfacer las expectativas de aquello en lo que consiste ser famoso. Y todo esto es nuevo para él; dar ese paso es difícil. Ésta es la historia de un hombre que trata de demostrar que él es más que eso, más que el tipo popular ‘que gusta’. Pero en el mundo actual, donde la ironía es el rey, cualquiera que desee ser concienzudo u honesto es crucificado. Es un mundo absurdo y surrealista.
Al final, simplemente traté de narrar de una forma divertida los desastres de nuestra naturaleza, a fin de conciliar, si no los defectos o fallos del mundo con nuestra naturaleza, al menos con la forma como los enfocamos y vivimos con ellos.
Desde la adolescencia he sido un gran admirador de Raymond Carver y este relato es un clásico. Lo elegí para Birdman porque, en realidad, era una malísima idea. Quiero decir que siempre trato de pensar como el personaje; y que alguien como Riggan, que es ajeno al teatro, monte una obra basada en un relato breve de Raymond Carver representa un desafío descomunal y resulta casi absurdo. Yo necesitaba disponer de una obra que se desarrollara en paralelo a la acción, y había una increíble coincidencia en lo relativo a los temas de este relato breve. Y Riggan, buscando que le admiren y tratando de comprender de dónde proviene esa admiración. Yo quería jugar con la idea de que él estuviera tratando de proyectar algunos de los elementos de la obra sobre su propia vida en Nueva York. Y, poco a poco, él se convierte en el personaje que interpreta, ese tipo desesperado que va a la habitación del motel pidiendo ser amado. Tuve mucha suerte de que Tess Gallagher, la viuda del autor, fuera suficientemente generosa como para otorgarme los derechos del relato para este fin. Le estoy muy agradecido.
(*): El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, conocido por "Amores perros" y sus dos siguientes trabajos junto al guionista Guillermo Arriaga ("21 gramos" y "Babel"), tras la no tan lograda "Biutiful" retoma su prestigio e incluso lo aumenta con "Birdman", película sobre la fama y el teatro que se estrena esta semana en España y se presenta como una de las favoritas para el Oscar del año.
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Con "Birdman" estaba interesado en examinar los combates con el ego, la idea de que el éxito que uno alcance, independientemente de que sea económico o de prestigio, siempre es una ilusión. Es transitorio. Cuando uno persigue las cosas que cree que quiere y hace posible que el público dé validez a sus aspiraciones; cuando por fin lo consigue, no tarda en descubrir que esa alegría es fugaz. Riggan, el protagonista, es profundamente humano. Yo lo veo como una especie de don Quijote, cuyo humor nace de la disparidad y permanente desacoplamiento de sus elevadas ambiciones y la innoble realidad que lo rodea. Básicamente, es la historia de todos nosotros.
Me gustan los personajes que tienen defectos, que son dubitativos, que se mueven a fuerza de dudas y contradicciones… Lo que incluye a todos los que conozco. Las decisiones de Riggan han sido erróneas y ello ha afectado a las personas de su entorno. A lo largo de toda su vida, Riggan ha confundido el amor y la admiración. Y cuando se ha dado cuenta de la escasa importancia de la segunda, ha tenido que empezar a aprender, con dolor, cómo amarse a sí mismo y a los demás.
Birdman es el superego de Riggan y desde el punto de vista de Birdman, Riggan ha perdido el juicio haciendo esta obra que, a todas luces, está por debajo de su nivel. Desde el punto de vista de Riggan, es Birdman el que ha enloquecido. Desde el punto de vista de los tiempos que corren, uno y otro son intranscendentes.
Michael Keaton, quien interpreta a Riggan, es un impresionante actor de gran talento que domina los artes del drama y la comedia de una forma que lo diferencia de cualquiera al que yo haya visto o con quien haya trabajado anteriormente. Al mismo tiempo, es uno de los pocos individuos que verdaderamente se han puesto la capa; me parece que, efectivamente, fue una de las primeras estrellas del cine mundial que encarnó a un superhéroe, resucitando a uno de los iconos más grandes: Batman. Es el abuelo de ese imparable mundo de franquicias basadas en historietas en el que actualmente vivimos, por lo que él era la opción perfecta. Cuando dijo que sí, supe que la película sería exactamente lo que yo había querido, ya que él reflejaría y proyectaría una realidad mucho más sólida no sólo debido a sus antecedentes y a su primacía, sino también a la increíble profundidad de su talento.
Michael interpretó a su personaje con una verdad y honestidad absolutas. La forma como yo rodé, exigió de él no sólo una precisión física absoluta de tempo y ritmo sino también, una extraordinaria capacidad de transición entre distintos ambientes sin una pizca de ironía. Llegó muy hondo. No sé cómo lo hizo pero fue algo magnífico de observar.
Siempre dije que, cumplidos los cuarenta, no merece la pena hacer nada que no te dé verdadero miedo. Y esto me asustaba hasta los tuétanos. Era un terreno nuevo y yo estaba, sin duda alguna, lejos de que lo me era familiar.
Me interesaba plantear la moderna definición de logro: la gente quiere ser famosa inmediatamente, no como resultado del conjunto de una obra desarrollado a lo largo de los años. En un segundo, la gente consigue 800 000 ‘me gusta’ o seguidores y, para algunos, eso constituye un logro en sí mismo; pero es un engaño. La inmediatez de los medios sociales puede fácilmente distorsionar la realidad de una persona –especialmente Riggan– que tiene que satisfacer las expectativas de aquello en lo que consiste ser famoso. Y todo esto es nuevo para él; dar ese paso es difícil. Ésta es la historia de un hombre que trata de demostrar que él es más que eso, más que el tipo popular ‘que gusta’. Pero en el mundo actual, donde la ironía es el rey, cualquiera que desee ser concienzudo u honesto es crucificado. Es un mundo absurdo y surrealista.
Al final, simplemente traté de narrar de una forma divertida los desastres de nuestra naturaleza, a fin de conciliar, si no los defectos o fallos del mundo con nuestra naturaleza, al menos con la forma como los enfocamos y vivimos con ellos.
Desde la adolescencia he sido un gran admirador de Raymond Carver y este relato es un clásico. Lo elegí para Birdman porque, en realidad, era una malísima idea. Quiero decir que siempre trato de pensar como el personaje; y que alguien como Riggan, que es ajeno al teatro, monte una obra basada en un relato breve de Raymond Carver representa un desafío descomunal y resulta casi absurdo. Yo necesitaba disponer de una obra que se desarrollara en paralelo a la acción, y había una increíble coincidencia en lo relativo a los temas de este relato breve. Y Riggan, buscando que le admiren y tratando de comprender de dónde proviene esa admiración. Yo quería jugar con la idea de que él estuviera tratando de proyectar algunos de los elementos de la obra sobre su propia vida en Nueva York. Y, poco a poco, él se convierte en el personaje que interpreta, ese tipo desesperado que va a la habitación del motel pidiendo ser amado. Tuve mucha suerte de que Tess Gallagher, la viuda del autor, fuera suficientemente generosa como para otorgarme los derechos del relato para este fin. Le estoy muy agradecido.
(*): El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, conocido por "Amores perros" y sus dos siguientes trabajos junto al guionista Guillermo Arriaga ("21 gramos" y "Babel"), tras la no tan lograda "Biutiful" retoma su prestigio e incluso lo aumenta con "Birdman", película sobre la fama y el teatro que se estrena esta semana en España y se presenta como una de las favoritas para el Oscar del año.
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