Crítica: "Ahora o nunca", agitados planes de boda

Dani Rovira vuelve a enamorarse


Por Alfonso Rivera

Érase una vez una chica muy mona / dulce (María Valverde) y un muchachote maniático del orden y la planificación (Dani Rovira), que se conocieron estudiando inglés en un pueblo de Gran Bretaña… y allí se enamoraron. Por eso, años después y en el instante de darse el "Sí, quiero" deciden celebrar ese fundamental momento de sus vidas en aquel mismo "marco incomparable". Ella marcha primero con sus amigas (entre ellas, Clara Lago) y su futura suegra (Gracia Olayo, con look y actitud "Esperanza Aguirre style"), para preparar el banquete. Y él lo hace un poco después, llevando el traje de novia en una maleta… con la mala suerte de que una nunca oportuna huelga de controladores aéreos le impide volar hacia su amada y cumplir el sueño de unir sus destinos para siempre.

Esto sucede en los primeros minutos de "Ahora o nunca"(2015), la sexta película de ficción de María Ripoll (cuyo último estreno fue el drama "Rastros de sándalo"), la segunda de Dani Rovira (la revelación, Goya incluido, del megahit "Ocho apellidos vascos", cuya continuación está rodándose en este momento) y la primera comedia en la carrera de la cada día más internacional María Valverde: la madrileña ha intervenido en títulos italianos ("Melissa P."), británicos ("Ali and Nino") y hasta norteamericanos ("Exodus"). Cada uno de los actores protagoniza su respectivo segmento de una película que pretende seguir la estela de "Cuatro bodas y un funeral / Four Weddings and a Funeral" , "Pequeña miss Sunshine / Little Miss Sunshine" o "Resacón en Las Vegas / ¿Qué pasó ayer? / The Hangover", pero sin arañar la flemática profundidad de la primera, la complicidad excéntrica de la segunda o el gamberrismo desatado de la última… aunque lo intenta con una trama que es una carrera de obstáculos que hay que salvar para lograr que, a pesar de todo, triunfe el amor.

Para completar este gazpacho de influencias y mini géneros (dramedy en el tramo de la novia; acción, golpes y el gag patoso en el del prometido, con Peter Sellers en el objetivo), un tercer segmento de la trama –llamémosle generosamente road movie, regada de tópicos españoles– transcurre en un autobús, en el que viajan los invitados a un evento que parece gafado: allí se amontonan los personajes más caricaturescos del film.

Porque, aunque se intenta, a base de cambio de escenario y carreras varias, insuflar ritmo a esta comedia, su humor no acaba de despegar. El motivo: un guión esquemático, forzado y poco original (aunque basado en una anécdota real), firmado por Jorge Lara y Francisco Roncal (ambos curtidos en teleseries y autores del libreto de "Zipi y Zape y el club de la canica") que confía demasiado en el talento de Rovira, un actor que hasta la fecha repite el mismo personaje bonachón, entrañable y cercano que tan buenos resultados le dio, incluso, presentando la ceremonia de entrega de los últimos Premios Goya.

Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.