Negros nubarrones sobre el inicio de una nueva década para el cine mexicano

por © Redacción (México)-NOTICINE.com
El IMCINE y su actual responsable, María Novaro
El IMCINE y su actual responsable, María Novaro
Luego de una década de éxitos internacionales, incluidos varios Oscars, el cine mexicano iniciará la siguiente, el próximo enero, con negras perspectivas. Al rigor de la pandemia, con salas cerradas y una radical bajada de filmaciones, se suma el cambio legal que ha suprimido fideicomisos y reducirá dramaticamente los apoyos estatales al cine. Serán sustituidos por una nueva figura administrativa, Fomento al Cine Mexicano (FOCINE), que fue presentado días atrás por María Novaro, la cineasta al frente del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).

El FOCINE, contó Novaro, respaldará fundamentalmente a tres sectores: La producción de películas, la exhibición y la preservación de acervos cinematográficos. Sin embargo, su dotación económica está lejos de ser importante: Sólo 100 millones de pesos (5 millones de dólares). Sustituirá a FOPROCINE y FIDECINE, cuyas convocatorias totalizaban cifras superiores. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador decidió suprimirlos en una supuesta intención de eliminar fuentes de corrupción, pero que en la práctica ha cercenado proyectos científicos y culturales del país.

“Algunas personas se han preocupado porque vieron que es un presupuesto de 100 millones de pesos. Normalmente los fideicomisos en los últimos años tenían un presupuesto de poco más de 130 millones, pero en realidad es más dinero si toman en cuenta que no hay una figura fiduciaria en la cual se guarda dinero. Los apoyos se ejercen directamente, no para el total de la película sino a la parte que corresponda al año que se está apoyando. En este sentido, el dinero, por decirlo coloquialmente, va a rendir más”, dijo Novaro a dirigentes de la industria audiovisual a través de Internet.

Sí seguirá EFICINE, la iniciativa dotada el año próximo con 700 millones de pesos (35 millones de dólares), de los cuales 650 millones serán para producción y 50 millones, para distribución.

Pero, el primer obstáculo que encontrará la industria del cine mexicano será el mantenimiento de las consecuencias negativas del coronavirus. "Tenemos un grave problema en todos los sectores con el COVID-19, pero particularmente para el cine, que no va a ser buen negocio con un año o año y medio de suspensión, hasta que se produzca la vacunación", dijo a Sputnik el cineasta Alan Gutiérrez, profesor del Instituto Tecnológico de Monterrey.

Con salas de no dispondrán de la posibilidad de alojar ni el 50% de sus aforos al menos la primera mitad del año, la recuperación de inversiones gracias al público quedará muy limitada el año entrante. México está entre los cinco primeros mercados fílmicos del mundo, pero se duda de que la vacunación llegue a ser mayoritaria hasta pasado el verano, o incluso hasta finales de año. En esa coyuntura, apostar por el cine no parece lo más obvio, y menos si el Estado renuncia a su papel como dinamizador de la industria y soporte de los nuevos talentos.

"Hay un clima de miedo en todos los ámbitos, hay una idea de que la narrativa tiene que servir y no representar a una ideología", dijo el mes pasado Guillermo del Toro en un foro de la Asociación Mexicana de Psicoterapia.

La única esperanza es que ya en 2022 renazca la vitalidad gracias al talento indudable de los autores mexicanos.

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