Crítica: "Carroceros", el ritual de la fidelidad

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"Carroceros"
"Carroceros"
Por Emiliano Basile     

En otros países es el mismo Estado o la empresa productora detrás del film, la que se encarga de revivir año tras año a los clásicos, hasta crear incluso el club de fans y armar el merchandising. Nos cansamos de ver gente disfrazada de Harry Potter o a los trekkies (seguidores de "Star Trek"), pero rara vez sucede algo similar con un producto argentino.

Tal vez sea por eso que tenga un valor agregado el movimiento que retrata el documental de Denise Urfeig y Mariano Frigerio: porque es absolutamente genuino. Surge de forma espontánea desde el público y sin fines de lucro, por amor -y en algunos casos obsesión- por el objeto a celebrar.

Un fan contacta a otro fan y arma una red de "enfermitos" como los llama la gente, o "Carroceros" como prefieren llamarse ellos mismos. El casting para el documental termina de reunir al grupo y aparecen los imitadores, los videos de YouTube, los posteos en las redes sociales y las preguntas para saber cuál es el nivel de fanatismo. Encontrar actores, hacer el recorrido por el barrio de Versalles donde se rodó, entrar en la casa que funcionó de locación principal de "Esperando la carroza" (Alejandro Doria, 1985), son los objetivos de los Carroceros.

La película presenta poco a poco tales objetivos de manera sabia, los menciona, crea el misterio a su alrededor, y luego suceden como metas en la trama. Un recurso para que el espectador conozca, acceda y revalorice la "movida cultural" de "Carroceros" (2021) con humor, alegría y emoción.

Después de todo, se trata de un ritual con el fin de mantener viva la memoria -de un film que representa la idiosincrasia nacional- en un país acostumbrado a olvidar. Y aunque sea una película el objeto a recuperar en el tiempo -de consumo masivo, de la cultura popular- no deja de ser un ejercicio lúdico para recordar y seguir recordando.

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