Crítica: "¡Ni te me acerques!", haga caso al título

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"¡Ni te me acerques!"
"¡Ni te me acerques!"
Por Lucía Martín Muñoz  

"¡Ni te me acerques!" (2020), es la nueva película del director y guionista español, Norberto Ramos del Val, que ya puede verse en la plataforma de streaming Amazon Prime Video. La posibilidad se disipará posiblemente si el potencial espectador se deja informar por cualquiera que la haya visto.

El largometraje narra la historia de Juan, un escritor en paro que decide recluirse en un balneario de un pequeño pueblo de Teruel para escribir su primera gran novela mientras hace de vigilante. Su llegada coincide con el confinamiento decretado por la pandemia de COVID-19 en el país, comenzando así un encierro que lejos de ser cómico, tiende más a lo surrealista.

La premisa es buena y sería original si Kubrick no lo hubiese hecho 30 años antes con "El resplandor / The Shining", al que hacen referencia a modo de "agudeza", y que recalcan continuamente, como si el espectador hubiese nacido ayer, o no se hubiera dado cuenta de ello a pesar de la imitación calcada de la intro del film.

No se trata de una película ambiciosa, y quizás haya sido un acierto rodar en una misma localización, en este caso un balneario de Ariño, para recortar gastos y no dificultar aún más la producción, a cuya fotografía le ha faltado presupuesto, mucho.

La comedia, como otros aspectos, es a gusto del consumidor. En mi caso, el uso recurrente de los tópicos y chascarrillos en los que se basa el guion no me provocan ningún tipo de risa. Aquellos diálogos en los que se pretende hacer reír con frases machistas, homófobas o tránsfobas son perfectamente prescindibles para el relato, ya que provocan que temas tan serios se perpetúen en el imaginario colectivo como meras bromas.

Si entre los tres guionistas (Manu Riquelme, Norberto Ramos del Val e Iván Reguera) que han escrito el largometraje no son capaces de hacer reír al espectador a través de la ocurrencia, y no desde un humor anticuado y negro que recalca en tono de burla la opresión a ciertos colectivos, probablemente hubiese sido una buena idea no hacer una película de comedia.

Por otra parte, resulta un tanto fuera de lugar tratar el COVID-19 desde un punto de vista cómico teniendo en cuenta que sigue, lamentablemente, en nuestras vidas. Quizás no sea el momento de intentar hacer comedia con un tema tan presente, ni tampoco sobre un confinamiento que, para muchos, fue demoledor y que puede volver a repetirse debido a la situación sanitaria actual en el país.

Las referencias a experiencias que todo el mundo ha vivido durante la cuarentena no atisban siquiera una sonrisa. Que el agotamiento del papel higiénico, la expansión de los bulos o la hipocondría instaurada a raíz de esta pandemia se hayan convertido de repente en chistes, me parece poco original y hasta cierto punto de mal gusto.

En definitiva, se acerca más un trabajo de fin de curso de audiovisuales que a una película de comedia. No sé dónde termina la fina capa que delimita el cine de serie B, y el disfrazar con dicha etiqueta la falta de creatividad, imaginación y me atrevería a decir de conocimientos de narrativa. Sin ánimo alguno de ofender, se asemeja mucho al típico chiste de cuñado dando volteretas constantes durante hora y media.

Por no hablar del elenco escogido, que dudo que haya tenido mayor acercamiento al trabajo de interpretación que aquel campamento de verano con taller de teatro. Más que hacerme reír, me asusta que este tipo de proyectos se exhiban en plataformas como Prime o Filmin, ya es hora de que el cine avance.

Recomendación de la película: para nostálgicos de la idiosincrasia paleolítica.

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