Perfil: Victoria Abril, de rompe y rasga

por © J.A.-NOTICINE.com
En Mi marido es una ruína
En Mi marido es una ruína
Momentos de una carreraEn Mi marido es una ruína27-VIII-02

A Victoria Abril, la pequeña gran actriz española más internacional, nacida el 4 de julio de 1959, la madurez le ha llegado en un momento álgido en lo artístico, mientras su atractivo personal apenas ha decrecido. Algunos la acusan de ser caprichosa, imprevisible e inestable, pero ni sus peores enemigos le niegan la inteligencia y un talento natural tanto para la actuación como para seducir al espectador. La carrera de esta actriz madrileña tiene algo del tradicional cuento de hadas que hace soñar a las adolescentes de provincias, una trayectoria de luchadora recompensada por el destino. Este viernes estrena "Mi marido es una ruína".

Victoria Mérida Rojas iba para bailarina. La descubrieron en una representación de ballet y le ofrecieron su primer papel cinematográfico en 1975, dentro de la película de Francisco Lara Polop "Obsesión". Muchos piensan que el la trayectoria internacional de Victoria tiene que ver con Almodóvar, como la de Antonio Banderas o Carmen Maura. Sí, pero no. Antes de que el genial manchego empezara a hacer películas en serio, la joven actriz ya rodaba para cineastas extranjeros. Su segundo trabajo se produjo entre el 75 y el 76 con Tonino Ricci, en "Y le llamaban Robin Hood".

Repitió, más en serio, con el personaje, al lado de Sean Connery, en el tercero, "Robin y Marian", de Richard Lester. Fueron aquellos años turbulentos: un matrimonio precoz y breve, aireado por la prensa rosa, su trabajo como secretaria contable en el concurso televisivo "Un, dos, tres", y papeles de cada vez más líneas en películas y series hoy casi olvidadas. "Cambio de sexo" fue su primer film serio, en el que descubrió de la mano del que sería su director más fiel, Vicente Aranda, la pasión por actuar. Hasta entonces, le parecía un juego sin futuro.

A partir de 1980, empezó a hacer cine en Francia. Conoció al director de fotografía Gérard de Battista (del que está actualmente separada), que se convirtió en su pareja estable y padre de sus dos hijos, Félix y Martín. Vivía -y lo sigue haciendo- a caballo entre París y Madrid. Rodó una decena de películas y dos series de TV con Aranda, con títulos tan importantes como "Amantes", "Los jinetes del alba", "Si te dicen que caí", "Libertarias" y "La muchacha de las bragas de oro". La dirigieron también Juan Antonio Bardem, Camus, Chávarri, Gutiérrez Aragón, Borau, Gonzalo Suárez, y Martínez Lázaro. Pero es sobre todo Almodóvar quien al convertirla en una de sus chicas, la lanzó internacionalmente con "La ley del deseo", "Atame", "Tacones lejanos" y "Kika".

Barry Levinson ("Rain man", "Bugsy") se interesó por ella en 1993, y le dio su primer empleo en EEUU, con la fracasada en taquilla "Jimmy Hollywood", que a España sólo llegó en vídeo. Para volver a intentarlo, siempre con Levinson, rechazó "La pasión turca", de Aranda, y estudió inglés intensivo. A pesar de los buenos oficios del director, la Warner no quedó convencida por su acento y otra actriz (Roma Mafia) acabó representando a la abogada de Michael Douglas en "Acoso". Victoria renegó entonces de Hollywood y desde ese momento gritó a los cuatro vientos que "pasaba" de ellos. En Francia, las cosas le iban mucho mejor, con éxitos como "Felpudo maldito".

En España, cosechó premios con Agustín Díaz Yanes como director, en "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". Se produjo la ruptura con su "Pigmalión" Aranda en "La mirada del otro", que pretendía coproducir imponiendo condiciones que el director no pudo aceptar, por lo que fue sustituída. Participó luego en "Entre las piernas", de Manuel Gómez Pereira, "Mamá, preséntame a Papá", "101 Reykjavik", "Sin noticias de Dios", y ahora "Mi marido es una ruína". Casi todas ellas son coproducciones internacionales.

Dura, esforzada, fiel a sí misma y "echá p'alante", Victoria ha logrado un estatus de estrella de mundo que ninguna otra española había conseguido hasta ahora.