OPINIÓN: Los Cóndor convierten a Sorín en profeta en su tierra

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Paula Hernández y Herencia
Paula Hernández y Herencia
Paula Hernández y Herencia22-VII-03

Por Cynthia García

En todo festival alrededor del mundo en que participó, "Historias mínimas" conmovió a públicos y jurados, y sólo faltaba que fuera profeta en su tierra, es decir, que fuera consagrado en su propio país ante sus pares; y así sucedió anoche en Buenos Aires cuando los Cronistas Cinematográficos de la Argentina entregaron sus clásicos Cóndor de Plata, de los cuales ocho recayeron en el film de Carlos Sorín, incluyendo el de mejor película, director y revelación masculina para el actor no profesional, Antonio de Benedictis; mientras que los galardones en las interpretaciones principales fueron para los enormes Julio Chávez, por "Un oso rojo", y Rita Cortese, por "Herencia".

El año 2002 fue muy rico en diversas áreas para el cine argentino, a contracorriente de la profunda crisis de la Argentina, y así lo recordó el presidente del Instituto de Cine (INCAA), Jorge Coscia, en su discurso de apertura, "esta edición de los Cóndor premia al cine hecho en circunstancias muy, muy difíciles. En aquellas difíciles horas quienes estabamos manejando la política de la cultura y el cine, decíamos que el cine bien podía ser un modelo de otro país, que era el ejemplo inequívoco de un nuevo modelo y que podía encabezar la esperanza; y el cine lo hizo, lo hizo con más de ochenta premios internacionales, lo hizo llegando a tener hasta siete películas en cartelera en la ciudad de Madrid, lo hizo conquistando la voluntad de nuestro propio público y lo hizo con películas que son una prueba inequívoca de la capacidad que los argentinos tenemos para crear cuando se juntan a la producción y al trabajo, una política de estado". Además recordó la importancia de la recuperación de la autarquía, que considera "el cimiento gracias al cual hoy se tiene un cine en marcha".

La entrega de premios se realizó en el legendario cine Gaumont, que a partir de ahora exhibirá cine argentino y también se llamará Km 0, por ser parte de un ambicioso proyecto del INCAA que consiste en unir todo el país con salas de cine destinadas a la producción local, para que el público tenga la oportunidad de reencontrarse con las películas nacionales. La ceremonia estuvo conducida, al igual que el año pasado, por Gabriela Radice, quien con simpatía, corrección y locuacidad le dio un poco de ritmo a una ceremonia muy tradicional y convencional que choca con la informalidad (especialmente en el vestir) de gran parte de los premiados e invitados. De todas maneras, este año se trabajó más en la escenografía y los videos que acompañan a los premios a la trayectoria para Vicente Vigo (pionero de la distribución local), los actores María Vaner, Elsa Daniel, Duilio Marzio y Susana Freyre y el Cine Club Santa Fe, entidad que cumple cincuenta años de vida.

Los Cóndor de Plata no presentaron mayores sorpresas, sí había dudas en algunos rubros como las actuaciones de reparto, que finalmente recayeron en Julieta Díaz por "Herencia" -elegida mejor opera prima-, que bien podría haber robado Lola Berthet; y para Enrique Liporace por "Bolivia", superando a Javier Lombardo de "Historias mínimas". Se podría decir que es una sorpresa el hecho de que una película tan bien aceptada por la crítica como "Un oso rojo", de Israel Adrián Caetano, sólo consiguiera un premio, el de actor para Julio Chávez; pero se enfrentaba a "Historias mínimas", film emotivo que marcó el regreso de Sorín al cine tras más de una década, y cuyo premio al mejor film dedicó a Antonio de Benedictis, quien se encuentra muy enfermo, y que para Sorín representa "el milagro del corazón de ésta película".