Federico Luppi: El cine iberoamericano pierde un talento y una voz necesarios

por © CineyTeatro.es-NOTICINE.com
Federico Luppi con su mujer, Susana Hornos
Guillermo del Toro, con el que hizo tres películas, su opera prima "Cronos", "El espinazo del diablo" y "El laberinto del fauno", lo ha calificado como "Nuestro Olivier, nuestro Day Lewis, nuestro genio, Mi amigo querido. Hombre bueno y leal". La muerte, este viernes, del gran actor Federico Luppi marca la desaparición de uno de los primeros astros argentinos que superó fronteras para triunfar de la mano de cineastas de otros países iberoamericanos, además de un actor de raza y un espíritu libre y siempre crítico.

Luppi nació en la ciudad de Ramallo, Provincia de Buenos Aires, el 23 de febrero de 1936, y murió en un hospital de la capital argentina en el que estaba internado para tratarse de las secuelas de un accidente doméstico, este viernes. Desde 2003 sumó a la argentina una segunda nacionalidad, la española, en el segundo país donde más trabajó a lo largo de su carrera. Obtuvo numerosos premios a lo largo de su extensa carrera actoral, entre los que destacan seis Cóndor de Plata de la prensa argentina (y uno más por toda su carrera), y galardones por sus interpretaciones en los festivales de San Sebastián, Mar del Plata, Sitges, Valladolid o Gramado, además de reconocimientos a una trayectoria que le hizo colaborar también con cineastas de México, Perú, Chile, España y otros países.

De antepasados italianos, cuando aún era muy joven, se trasladó a La Plata, donde cultivó un variado interés artístico, bajo el cual se alternaban la pintura, la estultura y el teatro. Luppi pasó por diversos trabajos (administrativo, corredor de seguros y empleado bancario) antes de probar suerte en el teatro y en la televisión. Su primera película fue "Pajarito Gómez" (1965), y su consagración se produjo gracias al film "El romance del Aniceto y la Francisca" (1967), de Leonardo Favio con el que Luppi recibió su primer Cóndor de Plata de la Asociación de Cronistas Cinematográficos Argentinos.

De ahí en adelante, las intervenciones cinematográficas del actor se caracterizaron por una notable fidelidad a los directores de sus películas. Así, actuó a las órdenes de Raúl de la Torre en "Crónica de una señora" (1971) y "La revolución" (1973) o de Héctor Olivera, que fue su director en "Las venganzas de Beto Sánchez" (1973) y "La Patagonia rebelde" (1974). De esta manera se conviertió en uno de los actores argentinos de mayor prestigio nacional e internacional, protagonizando películas memorables del cine argentino y gozandor del reconocimiento de crítica y público. Pero los años de la dictadura suponen un parón en su trabajo en su país, viéndose obligado a exiliarse en España tras recibir amenazas de la extrema derecha, como muchos otros artistas de su país.

Su regreso se produjo en los primeros años 80, trabajando de la mano de Adolfo Aristarain en "Tiempo de revancha" (1981) y "Últimos días de la víctima" (1982). En 1982 protagoniza también "Plaa dulce", de Fernando Ayala y Juan José Jusid, "El arreglo" (1983), de Fernando Ayala, "No habrá más penas ni olvido" (1983), de Héctor Oliveira, "Pasajeros de una pesadilla (1984), de nuevo con Fernando Ayala, "Luna caliente" (1985), de Roberto Denis o "Cocaine Wars" (1985), de nuevo con Héctor Oliveira.

En 1985 tuvo su debut en el cine español con "La vieja música", de Mario Camus, combinando desde entonces sus trabajos a ambos lados del Atlántico. En estos últimos años 80 destacan títulos como "El año del conejo", de Fernando Ayala (1987), "El extraño", de Adolfo Aristarain (1987), "La amiga" de Jeanine Meerapfel (1988), "Después del último tren", de Miguel Mirra (1989) o "Puerto Verde", del peruano Francisco J. Lombardi (1990).

En los años 90 regresó a la televisión, a la vez que protagonizó títulos como "Las tumbas" (1991), "Un lugar en el mundo" (1992), "Cronos" (1993), el debut como director de Guillermo del Toro, que en sus primeras películas le utilizó como totem, apareciendo, aunque sea como un cameo, en todas ellas. En 1995 rodó en Argentina "Caballos salvajes" y en España "La ley de la frontera". Ese mismo año Agustín Díaz Yanes le ofreció un papel en "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". En 1996 Mariano Barroso le convirtió en uno de los protagonistas de "Éxtasis". "Sol de otoño", "Martín (Hache"), "Bajo bandera", "Hombres armados", "Fontera Sur", "Lisboa", "Las huellas borradas" o "Divertimento" son otros títulos de los últimos años del siglo XX.

En 2001 decidió radicarse de nuevo en España, airado por la implantación del corralito en Argentina, que personalmente le dejó casi en la ruina, poco tiempo antes de la crisis política argentina que concluyó con la renuncia del entonces presidente argentino Fernando de la Rúa. En España además de participar en importantes realizaciones, trabajó en series de televisión e incluso se convierte en el protagonista de la obra "El guía del Hermitage" en 2008, tras 10 años alejado de la escena.

En 2001 protagonizó "El espinazo del diablo" el debut de Guillermo del Toro en el cine español, con producción de Pedro Almodóvar. "Presos del olvido", "Los pasos perdidos", El lugar donde estuvo el paraíso", "El último tren", "La balsa de piedra", "Lugares comunes", "Machuca" o "Incautos" son algunas de las películas que filmó, a ambos lados del Atlántico antes de que en 2005 debute como director con "Pasos", una producción íntegramente española escrita junto a Susana Hornos, su mujer, una actriz y periodista española con la que se había casado poco antes. Fue el segundo matrimonio para Luppi, tras uno anterior en Uruguay del que tuvo dos hijos. Tras pasar por varias productoras, las actrices Ana Fernández y Susana Hornos se alzaron con los premios a mejor actriz en el Festival iberoamericano de Villaverde y a actriz revelación en el Festival Cinespaña de Toulouse (Francia) respectivamente por esta película.

De 2005 son también "Elsa y Fred", "El viento" y "El buen destino". Un año después Guillermo del Toro le volvió a llamar para un breve personaje en "El laberinto del Fauno". Le siguieron "La distancia", "La habitación de Fermat", "El último justo", "La luna en botella", "Que parezca un accidente" o "Cuestión de principios".

En los últimos años, lo hemos visto en las series "Los simuladores", "Impostores" o "En terapia", y las películas peruanas "Magallanes" y "Siete semillas", así como en "Al final del túnel" y "Nieve negra". Su último trabajo para la gran pantalla, aún inédito, es el film de terror de su compatriota Marcelo Schapces "Necronomicón".

Entre los muchos premios obtenidos por Federico Luppi destacan la Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 1997 por "Martín (Hache)", el de Mejor actor junto a Ulises Dumont por "Rosarigasinos" en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata de 2001, el de Mejor Actor por "Cronos", en los festivales de Sitges y de Fantasporto, el Festival Internacional de Cine fantástico de Oporto, en 1993, el de interpretación masculina por "El último tren" en la Semana Internacional de Cine de Valadolid, kos Premios de Honor de los Festivales de Huelva y La Habana. En Argentina, ha recibido 6 veces el Cóndor de Plata al mejor actor, siendo el profesional que más veces fue consagrado con este premio.

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