Colaboración: Amistades de película

por © NOTICINE.com
"Erase una vez en Hollywood / Había una vez en Hollywood / Once Upon a Time in Hollywood"
"Erase una vez en Hollywood / Había una vez en Hollywood / Once Upon a Time in Hollywood"
Por Rolando Díaz *

Últimamente me entusiasman las películas donde la Amistad juega un rol esencial: La mirada que hay de la peculiar relación que hay entre Brad Pitt y Di Caprio en "Erase una vez en Hollywood / Había una vez en Hollywood / Once Upon a Time in Hollywood"… ¡A lo Tarantino! O la curiosa relación de la Familia no Familia de "Un asunto de familia / Manbiki kazoku, la de Koreeda. O la mirada maldita entre los Amigos en "El Cuento de las Comadrejas", de Campanella.

¡Me encantan las irreverencias y soy un romántico de la Amistad como valor supremo!

Quiero a tanta gente que me angustia la idea de pensar cuántas amigas y amigos podrán creer que puedo haberlos olvidado o que no los tengo suficientemente presente. Me impactó sobremanera la primera vez que leí "Informe Contra Mi Mismo", el irrepetible y brillante título que mi Amigo Eliseo Alberto, "Lichi", puso a su novela testimonio-calificación literaria en desuso, pero vigente-hace más de veinte años.

La relación final de nombres de cubanos y cubanas de las que estaba separado por caprichos de las circunstancias políticas, dispersas por los lugares más recónditos del planeta, es conmovedora. Y en su larga lista de amigos no se detenía a valorar matices de cómo pensaban sobre la realidad que él valoraba en su novela, si no simplemente nombraba a las personas por las que él sentía una especial cercanía.

Lo políticamente correcto, otro término que no llega a estar en desuso, pero que debería volver al primer plano del manejo cotidiano del lenguaje, nos avasalla por un sinfín de frentes. La amistad también está entre los términos que pueden ser tenidos en cuenta a la hora de aplicarlo. Están de moda tantas cosas que "convienen" al estatus definido por quien opina o hace uso de determinado poder o tendencia de un pensamiento en boga, que en muchas ocasiones me deja perplejo lo inmoral de determinados planteamientos. Amar a las personas es un gesto de valor sin fronteras, los amigos deben trascender los estrechos cauces de la conveniencia establecida. Quien pone en peligro el sagrado valor de la amistad, no es un amigo(a).

Las personas suelen opinar según se desplacen sus intereses, siempre en los espacios en los que ellas se mueven. Es como una gelatina que va de un lado a otro sin definir con rectitud un pensamiento definido. Mantener principios en cualquier contexto dado suele ser tremendamente difícil. Me atrevería a decir que conozco muy pocas personas que lo han conseguido. Casi siempre hay intereses de por medio.
Por ello yo, simple mortal pecador, prefiero ser amigo de mis amigos donde quiera que estén, recordarlos y hacer una larga lista aunque sea virtual, donde aparezcan todos. Todos los que en algún momento de mi vida estuvieron junto a mi demostrándome su valía. Ya fuera en Miami, Madrid, La Habana, Angola, Moscú o Nicaragua, porque mi generación de cubanos ha atravesado demasiadas circunstancias adversas y diversas como para encasillarlas en un aquí y ahora que convenga a lo establecido por determinados poderes. Simplemente amo a quien amo, incluso a los que están a uno y otro lado del extremo. He dicho.

(*): Rolando Díaz es cineasta cubano, autor de películas como "Si me comprendieras" y "Los pájaros tirándole a la escopeta".

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